martes, 18 de marzo de 2014

LA IGLESIA NUEVA (13)

Monseñor Marcel Lefebvre



CAPÍTULO V



CARTA AL SANTO PADRE
17 de julio de 1976



Muy Santo Padre:

Al serme prohibidos todos los accesos que permiten llegar hasta Su Santidad, que Dios haga que esta carta La encuentre para expresarle nuestros sentimientos de profunda veneración, y por la misma oportunidad formularle con un apremiante ruego el objeto de nuestros más ardientes deseos que ¡ay! parecen estar sujetos a litigio entre la Santa Sede y muchos católicos fieles.

Muy Santo Padre, dignaos manifestar vuestra voluntad de ver extenderse el reinado de Nuestro Señor Jesucristo en este mundo, restaurando el Derecho público de la Iglesia, "devolviendo a la Liturgia todo su valor dogmático y su expresión jerárquica, según el rito latino romano consagrado por tantos siglos de uso,

volviendo a honrar la Vulgata,

devolviendo a los catecismos su verdadero modelo, el del concilio de Trento.

Haciendo esto, Su Santidad restaurará el sacerdocio católico y el Reinado de Nuestro Señor Jesucristo sobre las personas, sobre las familias y sobre las sociedades civiles.

Devolverá su justa concepción a las ideas falsificadas convertidas en los ídolos del hom­bre moderno: la libertad, la igualdad, la fra­ternidad, la democracia, a ejemplo de sus Predecesores.

Que Su Santidad abandone esa nefasta em­presa de compromiso con las ideas del hom­bre moderno, empresa que tiene su origen en un entendimiento secreto entre altos dig­natarios de la Iglesia y los de las logias ma­sónicas, desde antes del concilio.

Perseverar en esta orientación, es perseguir la destrucción de la Iglesia. Su Santidad com­prenderá fácilmente que nosotros no pode­mos colaborar en un designio tan funesto, lo que haríamos si consintiéramos en cerrar nuestros seminarios.

Que el Espíritu Santo se digne dar a Su Santidad las gracias del don de fortaleza, a fin de que manifieste por medio de actos no equívocos que es verdadera y auténtica­mente el Sucesor de Pedro, proclamando que no hay salvación sino en Jesucristo y en su mística esposa, la santa Iglesia católica y romana.


Y que Dios...