lunes, 24 de marzo de 2014

LA IGLESIA NUEVA (18 Y FINAL)

Ésta es la última entrega correspondiente al libro "La Iglesia Nueva". Recopilación de cartas, conferencias, sermones y entrevistas de Monseñor Lefebvre en los años 1975 y 1976.


Monseñor Marcel Lefebvre



CAPÍTULO X





ENTREVISTA A MONSEÑOR LEFEBVRE





Respuestas de S. E. monseñor Marcel Lefebvre a las preguntas planteadas por un periodista para The Age, de Melbourne, Australia.

— ¿Por qué razón se llegó a este desacuerdo entre usted y el Vaticano?

El desacuerdo provino de las nuevas orientaciones del Concilio Vaticano II y de las reformas que siguieron.

La "libertad religiosa", en nombre de la cual se suprime a todos los Estados católicos, está concebida en un sentido que es absolutamente opuesto a la doctrina oficial de la Iglesia católica.

El "ecumenismo" que arrastra la reforma litúrgica es una actitud totalmente nueva de la Iglesia respecto de los no católicos (sean protestantes, musulmanes, budistas, hasta comunistas, masones,etcétera), manifiestamente opuesta a la doctrina y a la práctica de la Iglesia católica durante veinte siglos.

Finalmente, la idea de "colegialidad" mal comprendida está quebrando la unidad de la Iglesia constituyendo Iglesias nacionales, por la desaparición del ejercicio de la autoridad personal del Papa y de los obispos, en con­tra de la constitución divina de la Iglesia.

¿Ve usted alguna solución en las circuns­tancias presentes? Y si hay una, ¿cuál es?

La única solución es el retorno a la doc­trina tradicional y a la experiencia saludable de la tradición según la sabiduría que la Igle­sia siempre manifestó para su aplicación en el espacio y en el tiempo.

Por eso suplico al Papa que nos deje hacer la experiencia de la Tradición. Esta expe­riencia será un test de que la Tradición tiene un carácter intemporal, adaptado a todos los tiempos y a todos los lugares.

¿Cree que algún día usted podrá hacer que se reconsideren las reformas del Conci­lio Vaticano II?

La experiencia de la Tradición secular de la Iglesia ofrecerá el medio evidente para juz­gar el error cometido por las nuevas re­formas.

¿Cuál es su actitud actual frente al papa Paulo VI y su decisión de suspenderlo a divinis?

Esta pregunta se divide en dos: La primera, o sea mi actitud frente al Papa: Mi actitud siempre ha sido muy respetuosa y deferente, muy sumisa cuando el Papa confirma la Tradición, pero firmemente opuesta cuando el Papa orienta a la Iglesia en una vía contraria al magisterio de sus predecesores, magisterio que es la expresión de una fe verdadera. En ese caso, el Papa comete un abuso de poder, es decir, se opone a la finalidad de su autoridad que es la de confirmar en la fe y no destruir la fe de los fieles y de los clérigos.

Esto facilita mi respuesta a la segunda parte de su pregunta concerniente a mi "suspen­sión a divinis".

La nulidad de las sanciones tomadas con el seminario y conmigo mismo obedece a dos motivos:

El primero es la ilegalidad de esas sancio­nes tomadas sin ningún juicio por ningún tribunal; por consiguiente, de una manera arbitraria y por abuso de poder;

el segundo es el objeto inadmisible de esas sanciones que es el de hacernos admitir las nuevas orientaciones de la Iglesia desde el Vaticano II.

¿Piensa usted seriamente en una próxi­ma excomunión?

Sobre este punto no tengo ninguna infor­mación, pero Louis Veuillot nos dice que ¡"no hay nada más sectario que un liberal"! Así que...

¿Cuáles son sus proyectos en lo inmedia­to? ¿Y sus proyectos para el porvenir de su Sociedad?

Nuestros proyectos son continuar la acti­vidad de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, es decir, la formación sacerdotal y el minis­terio pastoral misionero en las diócesis.

¿Tiene intención de consagrar a un obis­po?  Si así fuera ¿sería muy pronto?

No tengo ninguna intención de consagrar a un obispo.

¿Cuál es la importancia del apoyo que le dan a través del mundo, apoyo ideológico y financiero?      "

Los últimos meses nos han mostrado mani­fiestamente que muchos católicos en el mun­do piensan como nosotros y estiman que los resultados del concilio son decepcionantes y que es tiempo de volver a la Tradición.

Financieramente conseguimos vivir e inclu­so progresar gracias a las numerosas perso­nas que nos sostienen de todos los países, pero especialmente de Francia, Suiza y Alemania. Australia también nos envía regular­mente dádivas que ayudan a pagar las pensiones de dos seminaristas australianos.

Se ha dicho que su movimiento es de extrema derecha y tiene un objetivo político. ¿Qué piensa usted de eso?

En lo que concierne a la acusación de "extrema derecha" respondo que si por el término de "derecha" se entiende una concepción de la sociedad según el orden querido por Dios en la autoridad, la disciplina, la justicia, se puede decir a justo título que somos "de derecha". Si esta denominación "extrema derecha" significa el abuso de autoridad por una dictadura personal abusiva o de un partido tiránico, evidentemente no lo somos.¿Tenemos un objetivo político? Si "político" significa una acción realizada dentro de la sociedad civil para darle un poder de nuestra elección, no hacemos política en ese sentido. Pero no dudamos que los principios teológicos y morales de la Iglesia tienen necesariamente una repercusión sobre la sociedad que es creatura de Dios y debe pues obedecer a sus leyes. Es en este sentido que, como los papas lo han proclamado, reprobamos el comunismo, el socialismo, la sociedad atea o laicizante y predicamos el Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo.

¿Cuál es su reacción ante las relaciones entre el Vaticano y los países comunistas?

Basta juzgar por los resultados adquiridos, a saber: el avance comunista en todos los frentes, en el mundo entero. El Vaticano ha­brá bien merecido de los Soviets por la extra­ordinaria ayuda que habrá aportado a su victoria. ¡Quizás muy pronto veremos cómo se manifestará el agradecimiento de los comunistas! ...

¿Está usted en contra de todo lo que pueda unir a la Iglesia Católica con los grupos protestantes?

No estoy, por cierto, opuesto al retorno de los protestantes a la unidad de la fe católica, pero no puedo aceptar un sincretismo hecho de compromisos y de equívocos. Pienso que pocos protestantes desean esta última solución.     

Finalmente, ¿no está usted cansado de su lucha?

¿Se puede estar cansado de creer, de tener una fe fuerte e inquebrantable en Nuestro Señor Jesucristo, en su Iglesia? Estamos persuadidos de ser muy poca cosa dentro de los acontecimientos que conforman la historia de la Iglesia. Deseamos solamente ser­vir de instrumentos a Nuestro Señor para la salvaguardia de la fe que Él nos pide y que es la prenda de la vida eterna.



* Esta conversación de monseñor Lefebvre con un periodista australiano tuvo lugar el 10 de diciembre de 1976.