viernes, 16 de
octubre de 2015
Francisco le dice a Sor Lucía Caram que siga haciendo lío.
El Papa bendice a la monja dominica
tras la audiencia general de los miércoles
“Prefiero los conventos que se abren
para acoger a los pobres, que los que se convierten en Hoteles”
Jesús Bastante, 15 de octubre de 2015 a las 10:29
(Sor Lucía Caram).- Roma se despertaba con miles
de peregrinos que iban a la Plaza de San Pedro a esperar durante horas
para poder disfrutar de la audiencia del Papa Francisco, como ocurre cada
semana. La gente quiere escucharle, tocarle, hablarle, pedirle una bendición.
Desde las 6:30 de la mañana con Sor Juana
Mari, mi priora, esperábamos en la Puerta de Santa Ana, donde están la
Guardia Suiza, nuestra acreditación. Allí los argentinos invitados a través de
la Nunciatura, seríamos conducidos por el Padre Guillermo Karcher hacia
lo que llaman -irónicamente- “el corralito” de los argentinos, a la derecha del
Papa en la misma explanada desde donde da su catequesis semanal. En ese recinto
éramos unos 200 argentinos.
El Padre Guillermo, persona cercana a Francisco,
nos dijo: “Cuando el papa se acerque, podéis darle regalos, hablarle, pedirle
la bendición, lo que queráis. A él le gusta estar con la gente y
disfruta. Aprovechen, porque están en un lugar inmejorable.”
Una hora antes de lo previsto, ya que amenazaba
lluvia, comenzamos a oír al Papa. Desde la Sala Pablo VI, saludaba a algunas
personas enfermas y sus familiares. Luego, apareció en un Papa móvil que iba
muy despacio, porque el Papa quiere estar cerca de la gente. No faltaron los
niños que se le acercaban, ni sus gestos más que elocuentes de simpatía,
complicidad, alegría. Todo un torrente de vitalidad, que supera los
límites de su edad y que deja a todos con mucha paz.
Comenzó la audiencia con un profundo sentido de
humildad, pidiendo perdón por los escándalos del Vaticano en estos días.
Sin duda se refería al padre Charamsa, a quien dijo perdona de corazón, y
también a la carta difundida presuntamente por al menos seis cardenales que
manifiestan su temor o desconfianza ante lo que pueda deparar el Sínodo. Estoy
segura que el Padre Charamsa, si hubiera hablado con Francisco, hubiera
conseguido mucho más que con toda la puesta en escena de la salida del
armario -que no juzgo, todo lo contrario-, y estoy segura que hubiera sido
mucho más positivo para el Sínodo, porque su situación “YA” está sobre la mesa
en el mismo. Tanto la homosexualidad, como la situación de los divorciados,
está en su realidad más profunda, porque Francisco ha querido preguntar a todos,
y todos hemos podido hacer llegar nuestras preocupaciones y esperanzas. Y lo ha
hecho, porque quiere una Iglesia que afronte la realidad y acoja a todos y a
todas las realidades que viven las personas, las familias y los nuevos retos.
La audiencia continuó, y llegó el momento de los
saludos. Francisco iba muy poco a poco. Escuchando a cada uno, haciendo bromas,
bendiciendo, aconsejando. Cada uno, era lo más importante para él, y eso se
notaba.
Al llegar donde estábamos nosotras, Francisco nos
abrazó a ambas. Parece que el tiempo se detuvo y que estaba para nosotras. Le
explicamos lo que nos traía a Roma y nuestro deseo de vivir siempre en comunión
con la Iglesia viviendo el Evangelio al lado de los más pobres, siendo una
Comunidad Contemplativa al Servicio del Reino. Él escuchaba y me dijo: “Ah,
vos sos la monja que hace lío”.
Le expliqué los proyectos que tenemos entre
manos desde la Comunidad, la Fundación, el trabajo contra la pobreza infantil,
las 1300 familias de la Plataforma de alimentos, el Albergue, los pisos. Él
escuchaba atentamente. Le hablé del compromiso de los voluntarios. Y cuando le
dije: “-Hemos acogido refugiados y vamos a acoger más”. Él con un gesto de
preocupación nos cogió del brazo y nos dijo: “Este es el gran drama que tenemos
hoy. Acójanlos, abran las puertas, no dejen de acoger a los más pobres,
prefiero los conventos que se abren para acoger a los pobres, que los que se
cierran en sí mismos o los que se convierten en Hoteles.”
Le dije: “Sí, Santidad, pero la Iglesia no nos lo
pone fácil, hoy es muy difícil ser cristiano en la Iglesia católica”. El no lo
dudó, largó una carcajada cómplice y me dijo: “-Te voy a responder como aquel
que dijo: ‘¿Señora, a mí me lo dice?’.
Reímos los tres y me dijo: “- Vos, continúa haciendo lío, no te canses,
los pobres son lo más importante, eso es el Evangelio. Hacé lío”.
Luego bendijo a mi priora y en ella a las monjas de
la comunidad. Sor Juana Mari, flotaba. Finalmente me bendijo a mi y
conmigo a la Fundación Rosa Oriol, a todo el equipo que me ayuda y a los más
pobres, tal como se lo había pedido.
Nos regaló una sonrisa y un nuevo abrazo y continuó
con una bendición.
Nos quedamos con mucha paz. Pedro de alguna manera nos confirmaba en la fe,
una fe que nos pone al servicio de los más pobres y que nos hace dar lo
contemplado, animando el servicio a los preferidos del Reino.
Con su gesto y su acogida, con su bendición animaba
nuestra caridad que es la que nos hace entender que le corazón de Dios tiene
unas dimensiones infinitas en la que entramos todos y que lo único importante
es amar y servir, amar como somos amados por el Dios de la vida, que lo único
que desea es que todos sus hijos vivan con dignidad.
Francisco, con su bondad y con su
gran humanidad, es un signo de la bondad y la ternura de Dios, que en Jesús ha puesto su tienda entre nosotros y
que camina con su pueblo animando nuestro paso hacia la libertad plena para
todos.
Gracias Francisco, tu bondad nos anima, tu fe nos
confirma, tu caridad nos ayuda a avanzar en la línea del Evangelio, que es la
del amor que se hace servicio.
¿Qué piensa esta monja sobre temas como la homosexualidad y el aborto?
Dejemos que ella misma los responda en una etrenvista aparecida en La Opinión de
Málaga, 23-Ene-2014.
El nuevo cardenal español, Fernando
Sebastián, que reside en Málaga, ha creado una gran polémica tras comparar la
homosexualidad con una deficiencia tratable. ¿Qué opina?
No lo comparto. Yo creo que el Papa ha sido
clarísimo y está siendo clarísimo con todas sus actitudes. Afirma que no es
nadie para juzgar y si no es nadie para juzgar, no puede considerarse una
enfermedad. Todos tenemos errores, pero la
orientación sexual no es un pecado ni una desorientación de la naturaleza.Tenemos
que acoger. Me sorprenden las palabras de Sebastián. Dentro de la Conferencia
Episcopal abrió camino en un momento muy complicado y tuvo un papel
determinante. Su labor fue muy buena. Eso no quiere decir que esté de acuerdo
al cien por cien con todo lo que diga. Creo que la emoción por el nombramiento
le ha podido hacer abrir demasiado la boca. Es una persona mayor, que recibirá
el capelo en reconociendo a su trayectoria, pero que no tendrá una voz decisiva
en la Iglesia. Seguramente no habrá recibido apoyos de la oficialidad de la
Iglesia.
¿Qué opina entonces del matrimonio
entre dos personas del mismo sexo?
Yo siempre me pregunto qué haría Jesús, y Él
siempre bendecía. Nunca maldecía. El matrimonio y el amor siempre es bendecido.
Que institucionalmente se nieguen a elevarlo a la categoría de sacramento es
otra cosa. Pasarán muchos años para eso. Yo no me siento capaz para condenar a
nadie. Estamos llamados a bendecir cualquier tipo de amor. El que no bendice,
maldice. Y eso es pecado.
Sus opiniones contrastan con las
oficiales de la Iglesia. ¿Cree oportuna una reforma de la ley del aborto?
Yo estoy a favor de la vida siempre. El aborto
siempre es un fracaso y la mujer que llega a esta situación siempre lo
experimenta así. Pero yo nunca condenaré a una mujer o a una pareja que lo
decida.
Introduce un matiz importante: Habla
de la pareja, no sólo de la mujer.
Estar embarazada es una cuestión de dos. Habrá
casos que lo decida la mujer sola y otros muchos en que sea la pareja. Tenemos
que ser respetuosos y que la mujer no sea la única que cargue con toda la
responsabilidad. Habrá que buscar facilidades para las personas que quieran
tener un hijo. Pero quienes tomen
libremente la decisión tienen que ser las personas. La Iglesia no puede meterse
ahí. Ni siquiera Dios, que por algo nos hizo libres.
Pero la libertad exige también unos
límites. ¿Cree necesaria una regulación?
Yo creo que la
Iglesia no tiene nunca que imponer su ética de máximos a la sociedad.
Tiene que haber una ética de mínimos común a todos los ciudadanos. En este
sentido, la Iglesia podrá marcar pautas a quienes libremente han asumido
abrazar la fe dentro de esta comunidad, pero no tiene derecho a presionar ni a
obligar a nadie a que se tome medidas en función de unos valores religiosos.
Hay que separar la religión de la política, acompañar a la gente, formar las
conciencias y volver al Evangelio, donde hay muy pocas cosas mandadas y
prohibidas.
Se nota que habla de Francisco con
admiración. ¿No tendrá nada que ver con que es argentino como usted?
El Papa es un fenómeno que ha
traído normalidad a la Iglesia. Es lo que hace
muchísimo tiempo, la inmensa mayoría de los cristianos de base estábamos
diciendo, pero por el autismo perverso de la institución no se nos escuchaba.
El Papa pone sobre la mesa una realidad que ha terminado estigmatizando a la
Iglesia. Vuelve al Evangelio, abre puertas y ventanas para que entre aire
fresco y para que salga toda la podredumbre y que hizo de la Iglesia la
institución menos creíble en los últimos años, a pesar del papel determinante
que realizan Cáritas, los misioneros, quienes trabajan con los pobres... Son
gente de Iglesia, lo que pasa es que no mandan.
Cristo sería tuitero, ¿pero volvería
a expulsar a los mercaderes del templo?
Yo creo que es lo que está haciendo el Papa. Ha
sacado el látigo. Ha sido claro al decir fuera los pastores que no huelen a
oveja, que viven en palacios. Fuera aquellos que se hacen llamar monseñores...
Lo han sacado contra los laicos y sacerdotes que usan sus cargos para oprimir a
los otros. Usa el mismo mensaje de Jesús. Y lo ha hecho, por ejemplo, en el
Banco Vaticano.
¿Tiene miedo de que pueda pasarle
algo al Papa antes de que acabe su obra? Antecedentes existen...
El que lo ha dado todo no tiene todo que perder.
Nuestra vida está entregada. Puede haber riesgos. Ya existe un liderazgo
reconocido, tanto que hasta Obama le ha pedido audiencia. Dentro de la curia
puede haber gente que se sienta incómoda. Al Gobierno de Italia tampoco le
interesa que el Papa vaya a Lampedusa y denuncie la situación que viven miles
de inmigrantes... Hipócritamente en España se han asumido las palabras de Francisco,
cuando se mantienen las concertinas en la valla de Melilla. El Papa les está
metiendo el dedo en el ojo. Es incómodo para la curia y los poderes
establecidos, pero también se está ganando el respeto de todos. Como estamos en
un sistema teóricamente democrático y Francisco tiene buena prensa, por su vida
y testimonio, los gobernantes ya se cuidarán mucho de contradecirle.
¿Es sólo un Papa de gestos, como
dicen, o efectivamente va a propiciar una revolución?
Está logrando una Iglesia más creíble y servidora.
Está removiendo los cimientos para volver a la sencillez de los Evangelios.
Créame que es más fácil abrazar a un leproso que sacar el látigo para ahuyentar
a los estafadores y a los lobos con piel de cordero que poblaban la
administración vaticana.