ENTREVISTA EXCLUSIVA
A
MONSEÑOR JEAN-MICHEL
FAURE
25 de marzo de 2015
Monseñor Jean Michel Faure |
Su Excelencia, hay algunos que se preguntan los motivos que llevaron a que su consagración fuera hecha con tanta discreción. ¿No habría sido mejor dar la mayor publicidad posible a un acontecimiento tan feliz?
La consagración debió ser hecha así para que no fuera impedida. La situación de Mons. Williamson sigue siendo delicada. Se eligió este monasterio por ser un lugar un poco alejado y que facilitara ciertas medidas de seguridad. Además los espacios acá son adecuados y se dispone de suficientes ministros para la liturgia. Ante todo, había que evitar cualquier disturbio, y eso se logró absolutamente.
Excelencia, ¿nos puede decir algunas palabras sobre la firma del protocolo de 1988? ¿Usted estaba con Mons. Lefebvre en esos días?
Yo no estaba, sino que me enteré de esos hechos como cualquier otro miembro de la FSSPX. El 5 de mayo de 1988 Mons. Lefebvre firmó un protocolo para un acuerdo con Roma en el que el Papa le reconocía el derecho a consagrar a un Obispo de entre los sacerdotes de la Fraternidad. En ese momento esto se consideró como algo necesario para que la obra de Mons. Lefebvre pudiera sobrevivir después de su muerte, pero tal cosa fue también el cebo y el anzuelo para obtener la firma de Monseñor. Pienso que cuando Mons. Lefebvre firmó ese documento tuvo un momento -muy pasajero- de debilidad, como fue el caso de Santa Juana de Arco, e igual que ella, él escribió, después de “la peor noche de su vida” una carta de retractación al representante del Vaticano, mediante la cual quedaba anulado el protocolo. Mons. Fellay no puede valerse de ese momento de debilidad retractada para decir que está imitando la conducta de Mons. Lefebvre. “Yo he ido demasiado lejos”, diría después Mons. Lefebvre, refiriéndose a la firma del protocolo. Sobre la diplomacia y sobre sus interlocutores romanos, Mons. Lefebvre no se hacía ninguna ilusión, según queda demostrado en muchas de sus declaraciones y en la determinación nada diplomática que aparece claramente en su declaración fundamental de 1974 sobre las dos Romas: la eterna y la modernista, o las dos iglesias: la católica y la conciliar. Y Mons. Fellay, en la medida en que confunde la Roma actual, oficial, modernista con la Roma eterna; se hace infiel a la Roma eterna, maestra de la verdad. Confunde iglesia conciliar -de la cual Mons. Lefebvre tanto habló- e Iglesia Católica. Para Mons. Fellay no hay más que una sola iglesia y una sola Roma: esto es la antítesis de la postura de Mons. Lefebvre.
Excelencia, en estos días hemos podido leer muchas críticas a su persona. Definitivamente el demonio no está muy feliz con su consagración. ¿Qué nos dice al respecto?
Lo que sucede es que nosotros pretendemos seguir lo más exactamente posible la línea de Mons. Lefebvre, por eso recibimos ataques de la derecha y de la izquierda, tal como le sucedió a Mons. Lefebvre.
¿De la izquierda y de la derecha?
Sí. La izquierda son los que están llevando a cabo la integración de la FSSPX a la iglesia conciliar, y la derecha son los sedevacantistas. El sedevacantismo es una simplificación excesiva (y a veces no exenta de sentimentalismo, que se puede comprender) de la situación que, a nivel prudencial, no fue aceptado, luego de un profundo examen, por Mons. Lefebvre y los teólogos y canonistas de alto nivel que él podía consultar. En esto habría que hablar de una verdadera gracia de estado por parte de Monseñor Lefebvre, que tuvo, en cierta medida, el papel de San Atanasio frente al modernismo. Para nosotros no hay duda de que la Providencia lo puso para guiarnos en esta crisis de la Iglesia que ha empeorado desde la muerte de él, pero que sigue siendo sustancialmente la misma. No se puede decir que Francisco tenga una responsabilidad mayor que Pablo VI o Juan Pablo II en el desarrollo de esta crisis que enfrentaron Mons. Lefebvre y Mons. De Castro Mayer, el P. Calmel y tantos grandes teólogos.
Sin embargo, Ménzingen dice que Su Excelencia y Mons. Williamson reconocen a las autoridades romanas “de modo puramente retórico”.
Ni más ni menos que Mons. Lefebvre. Por eso es que también nos atacan los sedevacantistas, y de modo bastante violento.
¿Su Excelencia reza en las misas por el Papa Francisco?
Yo cumplo las instrucciones de Mons. Lefebvre al respecto: rezar por el Papa y denunciar sus herejías, a ejemplo de San Atanasio y tantos santos que tuvieron que oponerse a los Papas de su época.
A propósito de estos Papas liberales y modernistas y de la cuestión Iglesia Católica – iglesia conciliar, ¿Su Excelencia concuerda con la postura que los Dominicos de Avrillé exponen en el estudio titulado “Una Jerarquía para Dos Iglesias"?
Sí.
Sigamos con el tema del Papa. En la entrevista anterior preguntamos al Padre Faure que haría si fuera invitado al Vaticano por el Papa Francisco. Ahora le preguntamos a Monseñor Faure qué le diría a Francisco.
Ante todo, digo que tal entrevista es prácticamente imposible, ya que una condiciónsine qua non sería la presencia de Mons. Williamson y otros sacerdotes nuestros, siendo excluido absolutamente cualquier tipo de “negociación” en vista a un acuerdo del tipo que sea mientras, como decía Mons. Lefebvre, no exista una conversión radical de Roma aceptando, de hecho y de derecho, todas las encíclicas anteriores al Vaticano II, así como las condenas en contra del liberalismo y del modernismo que ellas contienen; lo que aparentemente no sucederá antes de la tercera guerra mundial (que parece próxima). Yo le diría al Papa: ¿a qué iglesia pertenece usted, a la Iglesia Católica o a una falsificación de la Iglesia? Su función es confirmar en la fe a sus hermanos. Le recordaría estas palabras de San Pablo: vuestra autoridad es para edificar y no para destruir (2 Cor 13, 10), para edificar y no para destruir ni disminuir la fe y la moral de los católicos. Le diría también esto, citando a Mons. lefebvre: ¿Está Usted de acuerdo con todas las grandes encíclicas anteriores a Juan XXIII y con todos los Papas hasta Pío XII inclusive? ¿Está Usted en “plena comunión” con esos Papas y con sus enseñanzas? ¿Acepta el juramento anti modernista? ¿Está a favor del Reino social de Nuestro señor Jesucristo? Si Usted no acepta la doctrina de esos predecesores suyos, es inútil hablar con Usted. Es porque somos fieles a la Roma eterna que nos vemos obligados a separarnos de la Roma modernista y liberal, actual y oficial. No es porque Ménzingen se esté dejando seducir que un Mons. Williamson o yo caeríamos en la misma trampa.
Volviendo a lo de las críticas y mentiras respecto de su persona, algunas de ellas son extremadamente ridículas. Por eso perdone esta pregunta que formulamos con el fin de honrar a la verdad y de proteger a algunas almas simples y excesivamente crédulas: ¿nos puede decir algo sobre las circunstancias del entierro de su padre?
El 3 de marzo de 1986, el cuerpo de mi padre fue llevado a mi casa para ser velado. Ahí fue puesto sobre mi cama y no en el piso, como falsamente pretenden los calumniadores sedevacantistas. ¡Que digan los nombres de los testigos! Personalmente yo puedo nombrar al Padre Canale FSSPX, que celebró la misa de Requiem, al P. Ricardo Olmedo FSSPX y a los profesores del seminario, que conocían los hechos; a los seminaristas que hoy son Padres, al P. Schmidberger FSSPX, que estuvo en la misa y en el cementerio, y también a los miembros de la familia Masuda, que fueron grandes benefactores del seminario en los comienzos de éste y que estuvieron toda la noche en la velación. Éstos, más tarde, acogieron en su campo, por misericordia, la veintena de seminaristas que salieron del seminario con ocasión de la rebelión sedevacantista de 1989. Mi padre está enterrado en el pequeño cementerio del seminario de la Fraternidad, donde su tumba es bien visible. A su misa asistieron todos los seminaristas y muchos sacerdotes y fieles. En ese episodio nada hubo de raro y nada hay que ocultar, sino que lo que hay en esto es un ejemplo de la lógica sedevacantista para poder decir que el Obispo Faure es judío: yo nací en Argelia; los judíos son numerosos en Argelia; luego, ¡yo debo ser judío! Pero como los musulmanes son mucho más numerosos, ¿acaso no seré un musulmán marrano? Contra las calumnias e invenciones más ridículas, yo dispongo en Francia de un bien hecho árbol genealógico de mi familia, que haré público cuando vuelva allá.
¿Y qué nos puede decir sobre la crisis que tuvo lugar en el seminario de Argentina en 1989? También se le culpa de eso.
Acerca de la crisis del seminario de Buenos Aires, aclaro que yo llegué a México el día 24 de septiembre de 1985, cinco días después del terrible terremoto, luego de haber sido nombrado como Superior del Distrito de México, pero esa crisis tuvo lugar en 1989, en el marco de la rebelión sedevacantista en contra de Mons. Lefebvre. El director, un profesor y varios Padres de esa tendencia habían influenciado a la mitad de los seminaristas de La Reja, los que en 1989 esperaron la visita del P. Schmidberger para salir en masa del seminario e irse a un “seminario” hecho por un grupo seglar mejicano. Fracaso total: un pequeño grupo de ellos se quedó en un monasterio abandonado cerca de Córdoba, Argentina, y luego en los alrededores de Luján y finalmente en El Bolsón (al Sur de Argentina). Entonces es una falsedad evidente que el supuesto escándalo del entierro de mi padre, ocurrido tres años antes, haya provocado la salida inmediata de esos veinticinco seminaristas. Sobre estos hechos escribe Mons. Tissier em la biografía de Mons. Lefebvre (pág. 546, 2da. Edic. correg., Edit. Clovis, 2002).