Monseñor Richard Williamson |
Comentario Eleison
Por su Excelencia Richard
Williamson
Número 400
14 de marzo de 2015
Como
la Iglesia Conciliar se hunde en el caos,
Es
un regalo de Dios si alguien todavía piensa.
En el libro Iota Unum escrito por el laico italiano Romano
Amerio y muy admirado por Monseñor Lefebvre, un párrafo fascinante ya ha sido
citado en estos “Comentarios”. En el libro Amerio desmonta magistralmente todos
los errores doctrinales del Vaticano II. En la sección # 319 escribe: (1) Si la
actual crisis tiende a invertir la esencia de la Iglesia, y (2) esa tendencia
es interna a la Iglesia, sin provenir como otras veces de una agresión externa,
entonces (3) la prospectiva del mundo es un abismo monocolor que hace imposible
el diagnóstico y el pronóstico: y (4) frente al cual el único refugio del
hombre es el silencio (edición española, p. 560; edición inglesa, p. 713;
edición francesa, p. 579).
He aquí una afirmación contundente, si uno lo reflexiona.
Amerio afirma que estamos al borde del caos porque, por supuesto, (1) la crisis
presente, a la vez, está tendiendo a invertir la naturaleza de la Iglesia y (2)
es interna a la Iglesia pues que el propio Papa hace declaraciones tales como
“no hay Dios católico” y “los homosexuales necesitan ser evaluados”,
declaraciones cuya deliberada ambigüedad abre la puerta de par en par para la
inversión de todos los principios católicos, dogmáticos como morales. Pero,
¿por qué deberían (3) el diagnóstico y el pronóstico Católicos devenir imposibles,
y cómo puede (4) no haber más nada que decir? ¿Cómo pudo Amerio llegar a tan
sombría conclusión?
Porque Nuestro Señor dice, “Yo
soy la luz del mundo. El que me siga, no andará en tinieblas” (Jn. VIII, 12),
lo cual sugiere fuertemente que la masa de la población mundial que no lo sigue
ahora a Él, ya está en las tinieblas. Él también dice a aquellos que sí, lo
siguen a Él, “Vosotros sois la luz del mundo” (Mt., 14), lo cual sugiere
fuertemente que si los Católicos convencidos son menos cada día que pasa,
entonces las tinieblas en la Iglesia y el mundo se tornan más tenebrosas cada
día que pasa. Está bien, uno puede decir, pero las tinieblas son sólo una
metáfora. ¿Por qué deberían el diagnóstico y el pronóstico católico devenir
imposibles?
(3) Porque más y más personas hoy en día están incapacitadas
para pensar. Porque desde que Nuestro Señor con Su Encarnación trajo la gracia
sobrenatural para el rescate de la naturaleza herida y en lucha, esa naturaleza
ya no ha sido más capaz de mantenerse en pie sin esa gracia. Por consiguiente
cuando los hombres dan sus espaldas a Jesucristo y Dios, socavan su propia
naturaleza. Y, repudian ese sentido común con el cual son dotados por la
naturaleza para pensar: en cuanto al contenido de sus pensamientos, de acuerdo
con la realidad, y en cuanto a su procedimiento, según la lógica. Ellos quieren
liberarse de la realidad y de la lógica con el objetivo de desafiar a Dios,
rehaciendo el mundo de acuerdo a sus fantasías.
Se sigue que si Jesucristo vino al rescate de la humanidad y
de la naturaleza humana a través del establecimiento de Su Iglesia Católica, y
si en el Vaticano II los Gentiles también acabaron por repudiar esa Iglesia,
entonces el proceso de los hombres desgarrándose a pedazos y a sí mismos, a su
naturaleza y a su pensamiento, dio un paso adelante tan gigantesco en el
Concilio que es prácticamente irreversible. He aquí como Amerio puede ver
implícito en el Vaticano II, un “abismo monocolor “, del cual puede servir como
ejemplo y preludio, el beligerante caos de opiniones orgullosamente cabriolando
hoy en día en el Internet.
Pero (4) ¿por qué no gritar en esas tinieblas? ¿Por qué debe
ser que “el único refugio del hombre es el silencio”? Porque en un caótico
estruendo la Verdad simplemente no puede ser escuchada, excepto, uno puede
agregar, por unas pocas almas que Dios ha preordinado para escucharla (Hechos
XIII, 48). Estas almas son elegidas por Dios, no por los hombres, y pueden
provenir de los ambientes más sorprendentes. Ellas no gustan del “abismo monocolor”,
y Nuestro Señor las lleva al Padre (Jn. XIV, 6). Serán una ayuda importante de
la Iglesia y una esperanza del mundo.
Kyrie eleison.