–“La
Iglesia nunca se va a retractar del Vaticano II” - Una vez alguien me aseveró, como diciendo: -“La Iglesia nunca reconocerá sus errores públicamente”. Sin
embargo, a partir justamente del mismo Vaticano II, la Iglesia se ha retractado
públicamente de muchas cosas. Y hasta a llegado a pedir perdón al
mundo (como si el mundo estuviera por encima de la Iglesia). Ha pedido perdón
por los “errores” cometidos por ella en otras épocas de la historia. Pero esto
ha sido, en realidad, pedir perdón por sus aciertos, no precisamente por sus
errores. Los llamados “errores” eran las condenaciones fulminadas por la
Iglesia a los errores del mundo. (Además de las leyendas negras inventadas por
éste y corregidas y aumentadas). Un mundo que se niega a aceptar la
Revelación divina, el Evangelio de Cristo. La buena noticia bajada
del cielo. La buena noticia proclamada al mundo por la Iglesia.
La
Iglesia no se pertenece a sí misma, sino a Dios. La Iglesia es la depositaria
de la Revelación divina. Y no puede cambiar “ni una iota ni una tilde” del
mansaje de Cristo. La Iglesia es su guardiana y propagadora, no le compete
cambiarlo en otra cosa. Y menos acomodarlo al espíritu del mundo.
“Oh,
Timoteo, cuida el depósito evitando las palabrerías profanas y las objeciones
de la seudociencia. Por profesarla algunos se han extraviado de la fe.”– Le
recomienda san Pablo a Timoteo (I Tim. 6, 20). Y a los Gálatas les advierte: “Me
maravillo de que tan pronto os apartéis del que os llamó por la gracia de
Cristo, y os paséis a otro Evangelio. Y no es que haya otro Evangelio, sino
quienes os perturban y pretenden pervertir el Evangelio de Cristo. Pero aún
cuando nosotros, o un Ángel del cielo os predicase un Evangelio distinto del
que recibiste, sea anatema. Lo dijimos ya, y ahora vuelvo a decirlo: Si alguno
os predica un Evangelio distinto del que recibisteis, sea anatema
(Excomulgado). ¿Busco yo acaso el favor de los hombres, o bien el de Dios? ¿O
es que procuro agradar a los hombres? Si aún tratase de agradar a los hombres
no sería siervo de Cristo. Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio
predicado por mí no es de hombre. Pues yo no lo recibí ni lo aprendí de hombre
alguno, sino por revelación de Jesucristo”. (Gál. 1,6 ss.)
Cambios en la Doctrina
Cambios en la Doctrina
Hoy
se dice que los cambios en la doctrina son necesarios por el cambio de los
tiempos (a esto le llaman con el bonito y falso nombre de “Tradición viva”,
sería más “honesto” de su parte haberle llamado con el real nombre en el que piensan:
“Tradición evolutiva” es decir “cambiante”, “no absoluta”. Pero eso hubiese
mostrado más claramente el engaño. Al parecer éstos ignoran que Dios está por
encima del tiempo y, en su Revelación, ha tenido en cuenta todos los cambios
accidentales de los tiempos. Dios no es un hombre, no piensa ni ve las cosas
como un hombre. Dios está por encima de todas las cosas. Y todas las cosas
están en Dios en un eterno presente.
Ellos
llaman Tradición “viva” al cambio en la doctrina para darle una seudo-justificación
a su herético pensamiento y con ello pretenden matar a la única Tradición
que permanece realmente viva y permanece inalterable y firme como el
cubo de una rueda ante el girar agitado del mundo y de los tiempos. “Stat
crux dum volvitur orbis” (Mientras gira el mundo la Cruz permanece en pie).
San
Pablo le anticipa a Timoteo que: –“… el Espíritu abiertamente dice que en
tiempos posteriores apostatarán algunos en la fe, dando oídos a espíritus
seductores y a doctrinas de demonios, inducidos por la hipocresía de algunos
impostores, que llevan marcado con fuego en su conciencia el estigma de su
ignominia”… (Tim. 4, 1-2) Hoy estamos viendo y viviendo esto. A partir
del Vaticano II se predica un Evangelio distinto al que hemos recibido de la
Tradición y esto, como no puede justificarse doctrinalmente, se lo impone por
la fuerza de la obediencia ciega, imbuidos de un espíritu que no es el de Dios.
San Pedro, acompañado por san Juan, les respondió a los jefes de la
Sinagoga de aquél tiempo cuando les mandaban por obediencia, bajo pena de
expulsión, a no predicar más a Jesucristo: - “Mas Pedro y Juan
respondieron diciéndoles: Juzgad vosotros si es justo delante de Dios
obedeceros a vosotros más que a Dios. Porque nosotros no podemos dejar de
hablar lo que hemos visto y oído” (Hech.4, 19-20). Y fueron expulsados
de la Sinagoga.
Un Papa excomulgado
Un Papa excomulgado
Cuando
el Obispo Atanasio se opuso a la herejía Arriana, fue excomulgado por el Papa
Liberio (Denzinger – Hünerman, El Magisterio de la Iglesia, Enchiridion,…
138). y fue desterrado cinco veces de su patria por los emperadores
simpatizantes del arrianismo. “El mundo se despertó arriano”- la jerarquía
católica se había volcado a la herejía, salvo unos pocos que conservaron la
Fe. -“Ellos tienen los templos” - clamaba Atanasio –
“pero nosotros tenemos la Fe”. La Iglesia de hoy pide perdón a los
arrianos y a todas las herejías juntas pues, como el santo Papa Pio X definió
al Modernismo como “la suma de todas las herejías”.
Más
adelante será excomulgado el Papa Honorio I por negligencia en combatir la
herejía. El monofisismo y el monotelismo fueron herejías que se difundieron, una
dependiente de la otra, y fueron combatidas por unos pocos de entre los cuales
destaca san Sofronio. Dios siempre suscita – cuando ya todo parece perdido – a un
escogido suyo para conservar y defender la pureza de la fe. Sobre esta lucha de
la Iglesia contra sus enemigos que durará hasta el fin de los tiempos,
Alejandro Manzoni en su libro “Observaciones sobre la moral católica” (Ed.
Emece, Buenos Aires, 1944) dice estas certeras y luminosas palabras: “No se prometió a la Iglesia que destruiría
a todos sus adversarios, sino que ninguno de ellos podría destruirla”.
San Atanasio y San Sofronio de Jerusalem |
La Iglesia y el mundo
La
Iglesia ha pedido perdón por ser como es y como ha sido en la historia. Ha
renegado de su propia esencia. De su ser. Dando de este modo al mundo la razón
sobre las condenas y las acusaciones de éste contra Ella. El mundo condenando a
la Iglesia desde su cátedra atea. Desde su trono de reino enemigo de Cristo y
de su Iglesia. Porque el mundo condenaba las acusaciones que la Iglesia
señalaba contra él, en cuanto es el enemigo declarado de la Verdad revelada por
Cristo y su Iglesia.
Pero,
pensamos, que si la Iglesia se ha retractado bastante recientemente de sus
“errores” podría volver a hacerlo otra vez. Aunque, si en la primera vez fue
aplaudida por el mundo, ciertamente no lo sería en esta segunda vez,
porque “el mundo ama lo que es suyo”. Y el mundo nunca
aceptaría una condenación de lo que él mismo ama como suyo.
Podría
pasar una de estas dos cosas:
1º)
Que la Iglesia actual, gobernada por la herejía modernista, se convierta a la
Doctrina de siempre, volviendo a la Tradición bimilenaria o,
2º)
Que no se retracte de ello y siga en el camino emprendido para instalar la
religión del hombre, la cual desembocará en la entronización del anticristo en
el Templo de Dios.
Si se da lo primero: Tendremos un tiempo de paz y de reconstrucción de la Iglesia y, por lo tanto, de la salvación para muchas almas. Esto podría coincidir con “Un silencio como de media hora” del Apocalipsis. Seguramente provocado por el triunfo del Corazón Inmaculado de María Santísima - anunciado por Ella misma en 1917, en Fátima. Y la predicación del Evangelio a todo el mundo, “para testimonio”, antes de la Vuelta Segunda de Cristo, aunque esta vez como juez. Y, luego de la predicación del Evangelio a todo el mundo para testimonio, posiblemente vendría la furiosa persecución a muerte del anticristo.
Si,
en cambio, no hubiera retractación alguna de ésta Iglesia tomada por el
modernismo de su actual apostasía, propagándose a todo el mundo como una nueva
religión (“Pero el Hijo del Hombre al venir, ¿por ventura hallará tal fe en
la tierra?” (Luc. 18, 8) - les anunció nuestro Señor a sus Apóstoles
para los últimos tiempos). Porque la herejía modernista niega la Fe
y el mundo sobrenatural. “Es imposible que escándalos no
vengan; mas ¡ay de aquel por quien vienen!” (Luc 17, 1). Quizás
entonces, estaríamos ya a las puertas de la llegada de Elías y Enoch como los
testigos de la Verdad. Ante los católicos, el uno, y ante los
judíos, el otro, al faltar el testimonio visible de una Iglesia oficial a los
ojos del mundo.
Pero
también las cosas pueden ocurrir de un modo muy distinto a como nos las hemos
imaginado. Es una conjetura. Pero una conjetura que tiene presentes las
profecías apocalípticas y las profecías últimas de Nuestra Señora en La
Salette, en Fátima, en Garabandal y en Akita, y, por supuesto, los hechos que
vemos desarrollándose ante nuestros propios ojos. Y nuestro Señor nos mandó
precisamente prestar atención a los hechos que nos predijo, pues ellos serían
las señales de su Segunda Venida y el coronamiento de nuestra Redención.
La Fraternidad San Pio X hoy
La Fraternidad San Pio X ha cumplido hasta ahora una función de testigo de la Tradición. Este “ahora” se refiere hasta unos años atrás durante los cuales han sucedido en ella algunas cosas sumamente inquietantes. Al punto de temer por su claudicación y desaparición. Hay indicios en su cúpula de una intención de arreglo con la Roma modernista soslayando precisamente el hecho innegable de su persistencia en la herejía. Hay una intención en ese sentido, aún NO retractada por la misma Dirección de la Fraternidad. Hay un sostenimiento de ésta posición de arreglar a “cualquier precio” con Roma. Como si eso significara “volver” a estar “adentro” de la Iglesia, (como si por conservar la Tradición misma de la Iglesia la FSSPX pudiera haberse considerado fuera de ella). Ser “aceptados” por Roma “Para volver a ser llamados católicos”. Estas increíbles palabras fueron pronunciadas por su propio director de la FSSPX, Mons. Fellay. Pero quienes se salieron de la Sagrada Tradición de la Iglesia y de ser católicos, no han sido aquellos que la han conservado y custodiado, sino los propios autores y los seguidores de la doctrina modernista del Concilio Vaticano II. (Herejía modernista ya condenada antes por la misma Iglesia siendo Papa San Pio X a principios del siglo XX).
San Pio X y Monseñor Marcel Lefebvre |
La Fraternidad San Pio X ha cumplido hasta ahora una función de testigo de la Tradición. Este “ahora” se refiere hasta unos años atrás durante los cuales han sucedido en ella algunas cosas sumamente inquietantes. Al punto de temer por su claudicación y desaparición. Hay indicios en su cúpula de una intención de arreglo con la Roma modernista soslayando precisamente el hecho innegable de su persistencia en la herejía. Hay una intención en ese sentido, aún NO retractada por la misma Dirección de la Fraternidad. Hay un sostenimiento de ésta posición de arreglar a “cualquier precio” con Roma. Como si eso significara “volver” a estar “adentro” de la Iglesia, (como si por conservar la Tradición misma de la Iglesia la FSSPX pudiera haberse considerado fuera de ella). Ser “aceptados” por Roma “Para volver a ser llamados católicos”. Estas increíbles palabras fueron pronunciadas por su propio director de la FSSPX, Mons. Fellay. Pero quienes se salieron de la Sagrada Tradición de la Iglesia y de ser católicos, no han sido aquellos que la han conservado y custodiado, sino los propios autores y los seguidores de la doctrina modernista del Concilio Vaticano II. (Herejía modernista ya condenada antes por la misma Iglesia siendo Papa San Pio X a principios del siglo XX).
Hay
quienes opinan que se debe abandonar a esta Fraternidad San Pio X
actual a causa del peligro de claudicar en su lucha poniéndose bajo el poder de
la Roma modernista, que la absorbería hasta disolverla. No apoyar a ésta nueva
Fraternidad ya de ningún modo. Sin embargo hay quienes se resisten a ello a
causa de los sacramentos, para no perderlos. Hay quienes dicen que las actuales
autoridades superiores aprovechan esta necesidad espiritual real de los fieles
manteniéndolos con ellos - usando de un lenguaje ambiguo y evitando criticar a
la “Iglesia” oficial y las declaraciones del Papa Francisco, en la misma y más
clara línea herética. Prohibiendo a sus sacerdotes además de toda posible
investigación de lo que realmente sucede en la Dirección y lo que realmente se
propone con respecto al destino de Fraternidad, bajo penas severas
por “desobediencia” o rebeldía si éstos, por ejemplo, visitaran Internet, (hay
sitios en Internet bien informados sobre lo que realmente pasa en la dirección de la F.) para enterarse, por este medio, de las
noticias que vienen de otras fuentes y que nunca recibirían, por supuesto, de
su propia cúpula. Quieren mantener consigo la mayor parte de fieles posible (al
parecer deseo expreso de Roma) y seguir recibiendo su apoyo económico (de los fieles), moral y
político (político en cuanto al modo de manejar a la FSSPX y hacer “buena
letra” con Roma). Hay también quienes pretenden una especie de Fraternidad
paralela con su director y todo. Pero también existen algunas objeciones para
ello. Esto es un asunto teológico que debe ser resuelto desde la misma Tradición
y no de otro modo. ¿Pero quién lo hará? ¿Lo ha hecho ya alguien? No lo sabemos.
Mientras no se resolviere esto ¿Qué hacer? ¿A qué atenerse en el orden
práctico? La Santa Misa, los Sacramentos, etc. Deben conservarse hasta lo
último.* Hay quienes hoy mismo en el mundo, ya no los tienen, y desde hace
años. Son muy pocos en el mundo los que pueden tener los sacramentos sin tener
duda alguna sobre su validez. Esta es una gracia inmensa para unos pocos - la
de poder contar aún con ellos.
Siempre el pequeño resto
Siempre el pequeño resto
“Allí
en donde estará el cuerpo allí se juntarán las águilas” (Mat. 24, 28) –
Dijo Nuestro Señor hablando a sus discípulos sobre de las señales de los
últimos tiempos. Estas palabras fueron interpretadas por Santos y teólogos como
una figura Eucarística de Nuestro Señor en aquellos futuros tiempos. Podríamos
ahora entenderlo así: “Allí en donde Yo esté en mi presencia Eucarística, allí
se reunirán conmigo los que permanezcan fieles a mí”.
Catalina
Emerich en una visión (alrededor de 1820) le fue mostrado, en medio de la
demolición de la Iglesia por una secta - en la cual participaban también
miembros del clero - en diversas partes del mundo, pequeños grupos de
católicos resistiendo en su Fe.
La guarda de la fe
Ante todo está la Fe. Primero la Fe y la fidelidad a ella expresada en la Doctrina. Dios no nos dejará huérfanos. La Iglesia, mejor dicho, Roma, defeccionó. ¿Qué es la pequeña FSSPX comparada con Roma para no caer también? El mismo Mons. Lefebvre le preocupaba la infiltración masónica en la misma Fraternidad que parece haber percibido él. Si Roma misma perdió la Fe, ¿por qué la FSSPX iba a ser más fuerte e inexpugnable que ella? (Al parecer no tuvo la FSSPX ninguna promesa expresa al respecto). Si la FSSPX también comienza a flaquear en la misma Fe no hay garantía alguna de perseverancia en su lucha. ¿Está cansada de la lucha? ¿Quiere ya decir, basta? Si el orgullo y las ambiciones, de quienes fueren y de cualquier especie que fueren, comenzaran a suplantar al verdadero espíritu sobrenatural de su misión, esto significaría el principio de caída.
El truco de las palabras
Desde la dirección de la FSSPX se ha manifestado que lo que la guía en sus decisiones es el “espíritu sobrenatural” con que las toman. Pero, ¿y si un obrar guiado por un supuesto “espíritu sobrenatural” fuese usado en realidad como un pretexto para justificar ciertas acciones sospechosas de claudicación, sospechosas de non sanctas y a las cuales quieren mantener ocultas? El “espíritu sobrenatural” no es un argumento. Y no puede ser usado para probar la bondad o lo acertado de cualquier cosa. Pero sin embargo es usado como un argumento (subjetivo y sentimental) por la cúpula directriz de la FSSPX. Porque hay propagándose por allí - y se hace alarde de ello - en la misma dirección de la FSSPX, de que sus decisiones son justas y acertadas, por lo tanto quienes se opusieren a ellas no tendrían el “espíritu sobrenatural” requerido (acusación y amenaza larvada). Y, entonces, podrían ser acusados ¿?) ¿De qué? Pues de “carecer del espíritu sobrenatural” necesario y por lo tanto acreedores de ser castigados canónicamente ¡por carecer de ese espíritu! Claro, no lo dirían así. La astucia debe refinarse y pulirse con el tiempo para hacerla más eficaz. Es un ardid de la astucia, no de la inteligencia. Es una excusa para imponer su voluntad despóticamente. Hay que recurrir a la “obediencia”, tal como hizo Roma para imponer el “espíritu del Vaticano II”, contra los que querían permanecer fieles al depósito de la Tradición. Sin más argumento que la “obediencia”. Aquí sería una sumisión ciega en materia tan grave como la falsificación de la Fe, sumisión ciega al poder de la Dirección. Se está pareciendo mucho esta situación a aquella otra que padeció Monseñor Lefebvre ante Roma. Se está pareciendo mucho la dirección de la FSSPX en el modo de obrar y en su lenguaje ambiguo al obrar de la Iglesia modernista. Se está pareciendo mucho a las presiones y a los “métodos” empleados por la Roma postconciliar que excomulgó a Monseñor Lefebvre.
¿Entonces?...
Entonces bien ¿qué hacer ahora?
Entonces bien ¿qué hacer ahora?
Se
debe rezar… y hacer penitencia, por supuesto.
Por
supuesto… pero… ¡hay que hacerlo!...
Pero,
además ¿Hay algo más que hacer? ¿Alguna acción que realizar? ¿O ya no hay más
nada más qué hacer desde el plano de la acción en hechos concretos para tratar
de hacer volver a la Fraternidad al camino que le señaló monseñor Lefebvre?
Parecería algo descabellado y aún presuntuoso pensar así, dada la firme
posición - que se deja leer entre líneas y a veces bastante claramente – y no
solo en las palabras sino también en las formas de obrar, éstas son aún más
elocuentes que las palabras - en la conducción de Menzingen. Pareciera ya, a
esta altura, una fantasía similar a la intentada por la misma conducción de
la Fraternidad al tratar de “convertir” a la Roma
apóstata (Según sus propósitos declarados).
La palabra última de Mons. Lefebvre
Monseñor Lefebvre aguantó cuanto pudo en su decisión de no apartarse de Roma. Hasta hizo de más, según sus propias declaraciones. Ojo, dije de Roma, no de la Iglesia. Nuestra Señora en la Salette no dice: “la Iglesia perderá la Fe y se convertirá en la sede del anticristo” sino: –“Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del anticristo”. Distingue lo oficial exterior, lo visible. (A no confundir los edificios con la Iglesia - San Pedro del Vaticano). Lo que “pasa por ser” la Iglesia a los ojos del mundo, la verdadera Iglesia de Cristo. Cuando terminen de separarse las aguas se verá más claramente todo esto. Porque no ha terminado todo aún. Veremos seguramente cosas mucho peores. Mientras tanto, la confusión: “El ruido y el agitarse de las olas”. “La hora de las tinieblas y del poder de Satanás”. Esta situación durará lo que Dios disponga y le pondrá fin en el momento más preciso y de la manera más perfecta e inequívoca de que se trata de la manifestación de su Soberana Voluntad y Poder. Nuestra Señora en Fátima en 1917 prometió: "Finalmente mi Corazón Inmaculado triunfará".
Monseñor Lefebvre aguantó cuanto pudo en su decisión de no apartarse de Roma. Hasta hizo de más, según sus propias declaraciones. Ojo, dije de Roma, no de la Iglesia. Nuestra Señora en la Salette no dice: “la Iglesia perderá la Fe y se convertirá en la sede del anticristo” sino: –“Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del anticristo”. Distingue lo oficial exterior, lo visible. (A no confundir los edificios con la Iglesia - San Pedro del Vaticano). Lo que “pasa por ser” la Iglesia a los ojos del mundo, la verdadera Iglesia de Cristo. Cuando terminen de separarse las aguas se verá más claramente todo esto. Porque no ha terminado todo aún. Veremos seguramente cosas mucho peores. Mientras tanto, la confusión: “El ruido y el agitarse de las olas”. “La hora de las tinieblas y del poder de Satanás”. Esta situación durará lo que Dios disponga y le pondrá fin en el momento más preciso y de la manera más perfecta e inequívoca de que se trata de la manifestación de su Soberana Voluntad y Poder. Nuestra Señora en Fátima en 1917 prometió: "Finalmente mi Corazón Inmaculado triunfará".
No hay solución posible
Mons. Lefebvre en sus últimos años llegó a la conclusión de que ya no había solución posible con “esta Roma”. Que “no se podía tratar más con “ésa gente” – refiriéndose al entonces Cardenal Ratzinger, Prefecto para Congregación para la Doctrina de la Fe. El momento de volver a tratar con Roma sería cuando ésta volviera a la fe de Siempre. Cuando aceptara las Encíclicas de los últimos Papas hasta Pio XII y la íntegra Tradición del Magisterio de siempre.
Mons. Lefebvre en sus últimos años llegó a la conclusión de que ya no había solución posible con “esta Roma”. Que “no se podía tratar más con “ésa gente” – refiriéndose al entonces Cardenal Ratzinger, Prefecto para Congregación para la Doctrina de la Fe. El momento de volver a tratar con Roma sería cuando ésta volviera a la fe de Siempre. Cuando aceptara las Encíclicas de los últimos Papas hasta Pio XII y la íntegra Tradición del Magisterio de siempre.
«Más
aún, en la misma Iglesia Católica es necesario velar con gran esmero para que
profesemos como verdadero aquello que ha sido creído en todos los lugares,
siempre y por todos («quod ubique, quod semper, quod ob omnibus creditum
est») Dice san Vicente de Lerins en su Conmonitorio.
Estas
últimas palabras de Monseñor de que no había posibilidad alguna ya de tratar
con la Roma modernista son determinantes para dejar de intentar ya nada más con
ella, y esperar. Santo Tomás de Aquino dice que, en el combate, es más difícil
y meritorio resistir que atacar.
Este
fue el último consejo dado de antemano por Monseñor Lefebvre para los tiempos
que se avecinaban. Consejo no acatado por Mons. Fellay y por quienes le apoyan
y acompañan. Y, además, con el siniestro trabajo llevado a cabo, durante años,
por el GREC, para llegar a un entendimiento práctico con Roma.
El GREC – para quienes no lo saben - es el “Grupo De Reflexión Entre Católicos”, creado en la década de los noventa, por el embajador de Francia en el Vaticano
(1988 A 1992) Gilbert Pérol. Existe un librito que narra su
historia y propósitos del G.R.E.C. escrito por el Padre Michel Lelong: “Para
la Necesaria Reconciliación”.
Lelong es un sacerdote de la Iglesia modernista de hoy. La “necesaria reconciliación” que dice el título del librito, consiste en lograr una unión entre la Iglesia de Roma y la Fraternidad san Pio X por sobre los desacuerdos doctrinales. La unión por sobre todo. La unión por sobre el Evangelio de Cristo. Arguyen la caridad, y tachan de no caritativos a quienes ponen mayor amor por el cumplimiento íntegro del mensaje evangélico (la integridad nace desde lo interior y se muestra en las obras) que en estar “todos juntos”… aunque sea en el infierno. En este GREC no solo han participado sacerdotes de la FSSPX sino que hasta se ha acercado a ellos el mismo Mons. Fellay. Quién también se ha tomado sonrientes (como siempre) fotos con ellos. Los frutos de estos encuentros están a la vista en el empeño que pone la Dirección de la NEO-FSSPX. por un arreglo práctico.
Lelong es un sacerdote de la Iglesia modernista de hoy. La “necesaria reconciliación” que dice el título del librito, consiste en lograr una unión entre la Iglesia de Roma y la Fraternidad san Pio X por sobre los desacuerdos doctrinales. La unión por sobre todo. La unión por sobre el Evangelio de Cristo. Arguyen la caridad, y tachan de no caritativos a quienes ponen mayor amor por el cumplimiento íntegro del mensaje evangélico (la integridad nace desde lo interior y se muestra en las obras) que en estar “todos juntos”… aunque sea en el infierno. En este GREC no solo han participado sacerdotes de la FSSPX sino que hasta se ha acercado a ellos el mismo Mons. Fellay. Quién también se ha tomado sonrientes (como siempre) fotos con ellos. Los frutos de estos encuentros están a la vista en el empeño que pone la Dirección de la NEO-FSSPX. por un arreglo práctico.
Este
intento de acercamiento a la Roma modernista es un terreno minado a recorrer,
empujados por la fantasía (en el mejor de los casos) y
con la ilusión de arribar a un “final feliz”, el cual
final consistiría en la conversión de la modernista Roma a la Tradición,
seducida ésta por el “encanto” de Mons. Fellay y de toda la cúpula de la FSSPX. Esta
idea descabellada y presuntuosa de “convertir” a Roma desde dentro (como
argumentaron los “línea media” -y éstos nunca lograron nada- porque, aún hoy, jamás llegan al fondo de la cuestión, o lo esquivan haciendo piruetas, estando infestados, como lo están, por la nueva misa, aunque no lo sepan).
“Convertir
a Roma desde adentro” puede
tener el hechizo halagador del fruto del árbol del bien y del mal ofrecido a
Eva - y con las consecuencias que ya conocemos. Antes fue con, el “seréis
como dioses”. Ahora es con, el “Seréis como dioses escogidos para
la conversión de Roma”.
El obstáculo para el mundo ateo
El obstáculo para el mundo ateo
Antes
el demonio se revistió de serpiente en el Paraíso y, ahora, en este infierno
actual, puede también hacerlo como ángel de luz, como nos lo advirtió San
Pablo. Quien profetizó sobre la Gran Apostasía hacia el fin de los tiempos. El
retiro del katejón, del obstáculo, que, quitado de en medio, haría posible la
aparición del Gran Impío, del hombre de pecado: el anticristo. Y este katejón
es la Iglesia, es decir, la Iglesia y el orden romano transfigurado por Ella, por la gracia de Cristo: la Cristiandad, o lo que
queda de ella. Sacar entonces de en medio a ese obstáculo, ese katejón, que es
la Iglesia en Roma, la Iglesia en Roma y en el mundo. Pero esta vez, luego de
los fracasos de las embestidas exteriores, el derrumbe que la quitará de en
medio ha sido elaborado desde afuera (“El humo de Satanás ha penetrado en la
Iglesia”, Paulo VI) y desde adentro mismo de la Iglesia, (“La autodemolición
de la Iglesia”, Paulo VI) desde adentro y hasta desde su cúpula.
Apostasía solo puede haber de los creyentes. Apostasía de la Iglesia de Roma y
de la cristiandad. Obra ésta realizada durante varios siglos, de la cual estamos
asistiendo a sus momentos culminantes. La gran apostasía solo puede decirse de
la Iglesia para poder llamarla “grande”. Sería precisamente “la abominación
de la desolación en el lugar Santo, donde no debe estar”. (Mat. 24, 15).
El Papa del fin del mundo
Y este Papa actual (¿será realmente Papa? Me pregunto yo). Este Papa además se ha auto titulado “del fin del mundo”. Él no lo dijo en un sentido escatológico sino geográfico. Pero Caifás cuando dijo que convenía que un hombre muriera por todo el pueblo - dice el Evangelio - que “él profetizó porque era sumo pontífice aquel año”. Caifás tampoco lo dijo en el sentido de la muerte Redentora de Cristo sino en un sentido político. Si Francisco I es legítimo sucesor de Pedro, podría haber profetizado no en un sentido geográfico solamente sino también escatológico, sin saberlo (como Caifás, o como la burra de Balán, que profetizaron también sin saberlo). Y si lo de “el Papa del fin del mundo” no fue dicho con el sentido histórico de referirlo a nuestro tiempo, bien pudiera serlo a modo de figura, o de tipo, para un tiempo futuro no muy lejano. Además está la profecía (poco conocida) de San Francisco de Asís quien, antes de morir, dijo a algunos discípulos que en un futuro muy difícil para la Iglesia, vendría un Papa no elegido canónicamente que haría mucho daño a la Iglesia y produciría un cisma en ella. (¿Cómo podemos saber si Francisco fue elegido con todos los requisitos de los sagrados cánones?) La elección ha sido secreta - como siempre. Pero…
El Papa Francisco I y Monseñor Bernard Fellay |
La promesa de Cristo
Pero… ¿Y la promesa de Cristo de que “las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella”, contra la Iglesia? ¿Cómo podría cumplirse ésta promesa de Cristo? Quizás de este modo: la Iglesia, superviviendo en los fieles, con sus sacerdotes y su Papa incluido,“(Ubi Petrus, Ibi Ecclesia”) pero otra vez en las catacumbas, como en sus inicios, mientras que una falsa Iglesia aparecería ante el mundo señoreando en Roma como una continuación “legítima” de aquella otra verdadera, un Catolicismo “aggiornado”, puesto al día, y a la par con los nuevos tiempos, tiempos signados por el ateísmo. Acomodado al mundo ateo y agnóstico, enemigo de Cristo. El mundo, por el cual Jesucristo no quiso rezar: - “No por el mundo ruego, sino por aquellos que me has encomendado, pues tuyos son”. (Juan 17, 9) -"Yo les he comunicado tu palabra, y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como ni yo soy del mundo. No pido que los saques del mundo sino que los preserves del maligno.” (Juan 17, 14-15) Y dice san Pablo a los Corintios: “¿Qué unión puede haber entre la luz y las tinieblas?” y san Juan en su Iª Epístola nos dice: -“No améis al mundo ni las cosas que hay en el mundo. Si alguno amare al mundo, no está en él la caridad del Padre: pues todo lo que hay en el mundo – la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la jactancia de los bienes terrenos – no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo se pasa y su concupiscencia, mas el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.(I Juan 2, 15 a 17).
Una nueva religión
Una nueva Iglesia (en realidad una nueva religión: la religión del hombre). La religión que sería el espíritu del nuevo mundo global. El mundo global necesita de algo como una religión que “una a los hombres con un nuevo propósito: el paraíso en la tierra”. Religión invertida del anticristo, encarnación del “Non serviam” de Satanás. Tal vez una nueva iglesia “católica”, con algún apelativo de renovación, con algún apelativo que marque su diferencia con lo ya “perimido” y “obsoleto” de la Verdadera Iglesia de Cristo, la cual, no estaría cortada de la Tradición apostólica y constituiría aquél “pequeño resto” que dice la Escritura. Retirada ahora al desierto. Oculta, escondida. Nuevamente en las catacumbas. Y futuro blanco de la persecución feroz que se desencadenará sobre ella y, de tal modo, que “si no se acortaren aquellos días, no se salvaría ninguna carne” (Mat. 24, 22) es decir, se lograría matar a todos sus fieles. Pero la Venida Gloriosa de Cristo pondrá un fin definitivo a esto como un rayo. Al anticristo y a su reinado,… “por amor a sus escogidos”.
Una nueva Iglesia (en realidad una nueva religión: la religión del hombre). La religión que sería el espíritu del nuevo mundo global. El mundo global necesita de algo como una religión que “una a los hombres con un nuevo propósito: el paraíso en la tierra”. Religión invertida del anticristo, encarnación del “Non serviam” de Satanás. Tal vez una nueva iglesia “católica”, con algún apelativo de renovación, con algún apelativo que marque su diferencia con lo ya “perimido” y “obsoleto” de la Verdadera Iglesia de Cristo, la cual, no estaría cortada de la Tradición apostólica y constituiría aquél “pequeño resto” que dice la Escritura. Retirada ahora al desierto. Oculta, escondida. Nuevamente en las catacumbas. Y futuro blanco de la persecución feroz que se desencadenará sobre ella y, de tal modo, que “si no se acortaren aquellos días, no se salvaría ninguna carne” (Mat. 24, 22) es decir, se lograría matar a todos sus fieles. Pero la Venida Gloriosa de Cristo pondrá un fin definitivo a esto como un rayo. Al anticristo y a su reinado,… “por amor a sus escogidos”.
-“Hijuelos,
es la última hora, y, según oíste que el anticristo viene, pues han
aparecido muchos anticristos, de donde conocemos que es la última hora. De
nosotros salieron, mas no eran de nosotros; pues si de nosotros fueran, hubieran
permanecido con nosotros; pero acontece así para que se ponga de manifiesto que
no todos son de nosotros.” (I Juan 2, 18-19).
La
falsa Roma, la falsa Iglesia, la gran ramera, “la que se acuesta con los
reyes de la tierra perecerá por el fuego y se alegrará el mundo. Y
plañirán los que comerciaban con ella”.
Conservar
la Fe.
Tal vez sea el tiempo del “velad y orad para que no entréis en tentación”. Tal vez sea ya el tiempo del: “estos demonios solo se vencen con oración y ayuno”.
Sancte Michaël Archangele, defende nos in praelio |
Tal vez sea el tiempo del “velad y orad para que no entréis en tentación”. Tal vez sea ya el tiempo del: “estos demonios solo se vencen con oración y ayuno”.
“Las
tinieblas oscurecieron el cielo”, cuando Cristo agonizaba en la Cruz. La
Iglesia está padeciendo su misma Pasión en medio de las espesas tinieblas de
estas horas.
¿Qué
se puede hacer, entonces?
“Bienaventurado
aquél que, cuando el Señor viniere, le hallare velando” (Mat. 24, 46).
Primeramente,
salvarse a sí mismo resistiendo en la Fe y viviendo santamente según la misma
Fe. Ayudar a los nuestros (“la caridad empieza por casa“, dice el
refrán). Ayudar especialmente a los sacerdotes que resisten en la fe y están aislados de todo. ayudarlos con nuestro apoyo moral y económico ("No pongáis bozal al buey que ara", dice la Escritura).
Viviendo santamente podremos ayudar también a otros pues “nadie da lo que no tiene”. Ejercicio es éste de la más alta caridad con el prójimo. Pero ¿En dónde? y ¿cómo? En el estado en el que Dios nos haya puesto aquí y ahora. Como les aconsejó y mandó a los pastorcitos en Fátima, Nuestra Señora: “Cumplir con nuestro deber de estado y rezar diariamente el Rosario”. Cumplir con nuestro deber de estado ya es cosa bastante difícil y dura en estos tiempos. Y rezar el Rosario diariamente es utilizar la más poderosa cuerda ahorca-demonios.
Viviendo santamente podremos ayudar también a otros pues “nadie da lo que no tiene”. Ejercicio es éste de la más alta caridad con el prójimo. Pero ¿En dónde? y ¿cómo? En el estado en el que Dios nos haya puesto aquí y ahora. Como les aconsejó y mandó a los pastorcitos en Fátima, Nuestra Señora: “Cumplir con nuestro deber de estado y rezar diariamente el Rosario”. Cumplir con nuestro deber de estado ya es cosa bastante difícil y dura en estos tiempos. Y rezar el Rosario diariamente es utilizar la más poderosa cuerda ahorca-demonios.
La victoria de la Fe
–“¿Cuál es la victoria que vence al mundo?” – se pregunta San Juan en su primera Epístola – y responde: -“Nuestra Fe. Y ¿quién es el que vence al mundo sino quien cree que Jesús es el Hijo de Dios?”. (I Juan 5, 4-5)
–“¿Cuál es la victoria que vence al mundo?” – se pregunta San Juan en su primera Epístola – y responde: -“Nuestra Fe. Y ¿quién es el que vence al mundo sino quien cree que Jesús es el Hijo de Dios?”. (I Juan 5, 4-5)
Y
Nuestro Señor, en su sermón de despedida nos dice: -“En el
mundo tendréis aflicción mas, confiad, Yo he vencido al mundo”.(Juan 16,33)
Y, en su Ascensión gloriosa, les dijo: "Id al mundo entero y predicad el
Evangelio a toda la creación. El que creyere y fuere bautizado, se salvará; mas
el que no creyere, será condenado”. (Marc. 16, 15-16)
Estas
son palabras que no podría proferir un mero hombre sin ser a la vez Dios.
Y nadie más las ha pronunciado nunca, ni antes ni después.
Y nadie más las ha pronunciado nunca, ni antes ni después.
C.I.D.
*Mientras
escribíamos esto, me ha llegado la feliz noticia de haberse hallado ya un medio
para hacer efectivo todo esto: lograr organizar a todos los sacerdotes que permanecen firmes en la fe, y poder lograr así la asistencia regular de los sacramentos y el sostenimiento de la Doctrina de Cristo y su Iglesia. Por la Gloria de Dios y la salvación de las almas. Así sea.