Pedro salvado por Cristo de las aguas |
Cuando Cristo, en un momento simbólico, estableció su gran
sociedad, no eligió para su piedra fundamental al brillante Pablo ni al místico
Juan, sino a un petardista, a un adulador, a un cobarde; en una palabra, a un
hombre. Y sobre esta piedra edificó su Iglesia, y las puertas del infierno no
prevalecieron contra ella.
Todos los imperios y reinos han caído por esta su debilidad
inherente y continua: porque fueron fundadas por hombres fuertes y sobre
hombres fuertes. Pero ésta, la histórica Iglesia Cristiana, ha sido fundada
sobre un hombre débil, y por esa razón es indestructible.
Del libro de Gilbert Keith Chesterton, “HEREJES”.