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Eleison
Por su
excelencia
Monseñor
Richard Williamson
Número CDXXX
(430)
10 de
octubre de 2015
Monseñor Richard williamson |
No es que hoy quedemos sin nada que podamos
hacer.
Basta buscar para descubrir de Dios el buen
placer.
Los norteamericanos tienen una
expresión, “Pensar fuera de la caja”. Significa pensar fuera del modo usual
propio de pensar. Si alguna vez hubo un tiempo para “pensar fuera de la caja”,
ese tiempo es ahora. Desde seis o siete cientos de años, la humanidad se ha
apartado de Dios en un proceso libremente por ella elegido, el cual Dios no
interviene para parar, como fácilmente podría hacerlo, porque Él no nos da el
libre albedrío para arrebatárnoslo de nuevo. También, si Él está ahora
permitiendo que este proceso esté alcanzando en nuestro propio tiempo su
conclusión lógica, Él debe tener esperanzas de que, como la crisis se
profundiza y las presiones aumentan, así habrá siempre más almas llevadas a
pensar fuera de la caja del materialismo, de manera que retornan al camino del
Cielo.
Ahora bien, cómo se desplegarán
los años que vienen permanece el secreto de Dios, especialmente el calendario.
Sin embargo, parece altamente probable que las áreas suburbanas y urbanas donde
la mayoría de nosotros vivimos serán seriamente desestabilizadas, en primer
lugar porque estas áreas están mayormente inmersas en materialismo y viviendo
felizmente sin Dios, lo cual debe invocar Su Ira, y en segundo lugar porque
estas áreas son tan intrínsecamente inestables tanto como lo están amputadas de
la naturaleza y son artificiales. Efectivamente dependen siempre más en el
frágil sistema de supermercados para sustento y supervivencia, en las
insuficientes fuerzas humanas policiales para cualquier paz y orden, en los
vulnerables satélites de Internet para su información y comunicaciones, en los
villanos bancos para techo como guarida.
De hecho, solamente cuando la
crisis golpee realmente, nos daremos verdaderamente cuenta de cuan frágil era
nuestro ambiente que parecía tan natural como la naturaleza misma. Por
consiguiente, para subsistencia y supervivencia seguramente tiene sentido
proveerse de una existencia de alimento y agua; para información y guía
proveerse de una radio operada con baterías (con las baterías); para ley y
orden proveerse de algunos medios físicos de auto-defensa y contactarse con los
vecinos inmediatos de uno, a pesar de lo poco que uno los hubiera elegido,
porque los amigos en la necesidad son amigos de verdad; y para techo como
guarida, salir, tanto como uno pueda tan pronto como uno pueda, fuera de deuda
y fuera de las garras de los banqueros delincuentes, aunque sea muy tarde para
eso.
Un lector católico va más allá,
sugiriendo que los Católicos en un misma área se junten para establecer
refugios católicos, tanto materiales como espirituales, invisibles como tales
desde afuera, pero donde adentro reinará la alegría de la Fe. Ese parece un
pensamiento extraño. Ciertamente es “fuera de la caja”. Exigiría unos católicos
que vivieran cerca, los unos de los otros, y que comportaran el mismo sentido
de urgencia hacia los eventos inminentes. Sin embargo es una idea cuyo tiempo
puede venir. Además algún ‘estudiante’ haría buen uso de su tiempo en una
‘universidad’ si hiciera una tesis sobre como los Católicos mantuvieron la Fe
bajo la brutal represión Comunista. El Globalismo no es aun físicamente brutal,
pero eso puede hacerlo todo lo más peligroso para las almas.
Y, finalmente, un Sacerdote hace
unas pocas sugerencias clásicas de medios espirituales para cumplir con las
necesidades espirituales de hoy en día, las cuales son suficientemente urgentes
aún sin la amenaza de eventos aún más graves. El Rosario completo de 15
Misterios cada día tiene la garantía del Cielo para su eficacia. Un ayuno de 24
horas a pan y agua puede obtener hasta milagros. Una obra de misericordia
corporal, por ejemplo limosnas reales a un mendigo real (más difícil que
escribir un cheque) hace descender la gracia. Así también hace una obra de
misericordia espiritual, como darles un panfleto católico o una Medalla
Milagrosa a no-Católicos. Abstinencia total del Internet por uno o varios días
puede frenar los hábitos de pérdida de tiempo, y puede liberar una media hora
para meditar en su lugar sobre la Pasión de Nuestro Señor quien no hace otra
cosa que esperarnos y anhelar que saquemos provecho de todo lo que Él sufrió.
Kyrie eleison.