viernes, 25 de abril de 2014

DEFENDER EL EVOLUCIONISMO (1)

El mito de Prometeo, por Piero de Cósimo, 1515. Mito del ascenso del hombre como dios.

Defender el evolucionismo es sostener:
que todo cambia y que nada, por lo tanto, es fijo.
Si todo cambia y nada hay fijo no existen las esencias.
Si no existen las esencias, no existe una inteligencia creadora y ordenadora de todas las cosas.
Si no existe una inteligencia creadora y ordenadora de todas las cosas: 
NO EXISTE DIOS.
Si no existe Dios, no hay ley moral alguna que me obligue a nada: no hay nada bueno ni nada malo.
Si no hay moral alguna, yo hago lo que quiero. Lo que se me de la gana.
Si yo hago lo que quiero, yo soy libre. Yo soy Dios.

Entonces acabamos de inventar algo que suplanta a Dios.
Suplantar a Dios es crear una nueva religión: la religión del Hombre.
Dios ahora es el Hombre que hace por sí mismo su propio destino.
¡Esto es maravillosamente liberador!
Aunque no existan pruebas realmente científicas que prueben la evolución,
yo creo en ella. Yo creo en la Evolución. Lo afirmo con un acto de fe.
Por fin el hombre se ha liberado de Dios. ¡Ahora el hombre al fin es libre!
El hombre ha llegado a ser Dios.


La diferencia entre está en que; la existencia de Dios la podemos probar de varias maneras, incluso científicamente. Pero el dogma de la Evolución ni siquiera, científicamente. Según los avances y pruebas de la misma ciencia moderna.

Una de cuyas pruebas ha sido denominada “diseño inteligente”, única explicación para el orden del cosmos desde lo macrocósmico hasta lo microcósmico.

¡Las cosas que hace el azar! o ¿Quién hizo esto?


Desde el orden general hasta la organización de todas y cada una de las criaturas que existen, hasta en sus pequeños detalles. Un pequeño y grandioso ejemplo: el ojo humano.
Para que un ojo sea ojo, es decir para un ojo cumpla su función de ver, todas las partes de que está compuesto deben estar todas juntas a un mismo tiempo. No puede ser la suma de pequeños agregados al azar contados por millones de años (y hablamos solamente del ojo humano) ¿Por qué? Porque el ojo para que  sea ojo y cumpla su función de ver, debe estar constituido por todas sus partes a la vez y en el lugar que le corresponde a cada una, y con sus conexiones particulares perfectamente conectadas con el cerebro – por hablar de solo una de sus conexiones (no hablamos de nervios ni de músculos y otras cosas más complejas y sutiles).

Un científico, Sir Fred Hoyle, un astrónomo inglés y profesor de astronomía en la Universidad de Cambridge, declaró: “La posibilidad de que formas más altas de vida hayan emergido de esa manera (de la manera de los que creen en la evolución por el azar, es decir,  sin alguna inteligencia ordenadora) es comparable con la posibilidad de que un tornado que pasara a través de un deposito de chatarra pudiese ensamblar un Boeing 747 a partir de todos los materiales existentes en el patio” (Nature [Naturaleza], Vol. 294, 12 Nov. 1981. “Hoyle on Evolution” [Hoyle sobre la Evolución”] pg. 105).


Un Boeing 747 y, abajo, el interior de su cabina.
¿Armado al azar por un tornado soplando sobre un montón de chatarra
o por una mente inteligente que lo pensó y diseñó con un fin?

Ni qué decir de las hermosuras de la creación toda, desde lo sublime y sobrecogedor hasta lo terrible y pavoroso. La belleza de las formas minerales, las plantas, las flores, los insectos, los animales terrestres y marinos y las aves. Y, finalmente, el hombre, con la maravilla de la inteligencia, y su esparcimiento por toda la tierra en  razas y culturas distintas pero unidas en su esencial humanidad.

La inteligencia del hombre puede cantar el esplendor de la creación reconociendo en ella
la infinita inteligencia, la bondad, belleza y poder de Dios.


La tan cacareada evolución no se puede demostrar de ninguna forma, ni filosófica ni científicamente, sino todo lo contrario.
En el fondo, esta teoría – porque nunca pasó de ser eso, solamente una teoría – se sostiene, se difunde y se enseña aún en colegios y universidades por dos razones principales: una, moral y, otra, de poder político.
La razón “moral”, la más fácil de aceptar, es porque suprime toda moral. Si no existe Dios no puede haber moral alguna. Ningún hombre, ni ningún grupo de hombres, por el mismo hecho de serlo, puede regir una moral para todos los demás hombres. 
El dogma de la evolución prohíbe una Inteligencia creadora de las creaturas, del orden del mundo y de la finalidad de todas las cosas.

La finura y delicadeza de los diseños supera infinitamente a los artistas
a la vez que les mueve a ellos a recrear, con su intuición, la fuente de toda belleza
y de toda vida en la multitud innumerable de los seres.

Solamente el que fabricó un ánfora sabe para qué la hizo y para qué uso la fabricó. No puede el ánfora decirle luego al alfarero: "hubiérasme hecho así o asá".
Sin un “porqué” del hombre, cuyas inclinaciones están como incrustadas en el centro más intimo de su ser, en su conciencia y en sus instintos (entre los cuales contamos también su instinto religioso), sería imposible no solo la vida individual de cada uno, sino también la social.

Y aquí aparece la razón de dominio político: Cualquier orden político fundamentado en una mentalidad evolucionista, sin ningún deber moral ni a quién rendir cuentas por encima del Estado (Nuevo Dios Omnipotente) podrá hacer con los hombres y la sociedad, lo que quiera, lo que se le antoje. Y, el que crea que no existen poderosos intereses en sostener estas teorías, cuyo fin último descansa en el poder de unos pocos sobre la esclavitud de los muchos (por no decir de todos) es hora de que se despierte y comience a pensar.


La dependencia a las máquinas desde niños va preparando insensiblemente al hombre
para ser dócil al futuro Estado Tecnocrático que se avecina..
La tecno-sociedad aísla a las personas y desarticula el ambiente familiar.
Pretenden construir la Babel técnica de un mundo mecánicamente perfecto.


Y, aquí, como por azar (ya que estamos hablando de la evolución) hallamos otro punto importante que es una de las herramientas de la gran tiranía mundial en ciernes: anular el pensamiento en las gentes. Sería un poco largo para explicar esto aquí y nos alejaríamos un poco (bastante) del tema. Solo podemos enunciar alguna cosas someramente. ¿Qué podríamos inventar para alejar a las gentes del pensamiento?

1º. Distraerlos, divertirlos, tenerlos ocupados con entretenimientos estúpidos.

2º. Darles placeres: panza llena y sexo.

3º. Destruir la inteligencia obstruyendo todo lo que naturalmente tiene para poder pensar. Por ejemplo: destruir el principio de contradicción. ¿Cómo? Haciéndoles aceptar dos verdades contradictorias, como si se pudiera pensar que una cosa pudiera ser totalmente blanca o totalmente negra a la vez y en el mismo sentido. O que, cuando decimos “triángulo” o “círculo”, estamos nombrando una misma forma geométrica. Esto ya pasa hoy mismo. Llamando a lo malo bueno y a lo bueno, malo.

Todas estas cosas hay que hacerlas antes, claro, para preparar al pueblo a aceptar cualquier cosa. Sobre todo si apoyamos esto con el rótulo de “científico” o “esto está científicamente comprobado”. ¿Por quién?

Y después el control "persona a persona". Que ya es un hecho: qué lee fulano de tal; a qué se dedica; ¿tiene familia? No es mejor que ya nadie tenga familia. Eso sería un peligro. Hay que "robotizar" a los hombres desde pequeños. Muchos "jueguitos" que los entretengan mecánicamente, crearles una mentalidad mecánica que responda no a pensamientos sino a estímulos. Nada de usar la inteligencia y la creatividad. Nada de arte verdadero. Nada de religión, etc. etc.
Debemos ser "dogmáticos" en esto, pero sin usar esta palabra. La hemos desacreditado bastante. Usemos lo de “científico” y lo de “técnico”.

Imagen de la película "Yo robot" basada en un libro de Isaac Azimov.
¿Vamos preparando las mentes?


EL CAMINO YA ESTÁ ALLANADO PARA LA GRAN TIRANÍA MUNDIAL.

Y, ENTONCES… 
¡ATENEOS A LAS CONSECUENCIAS!...PORQUE NO HABRÁ LÍMITES PARA NADA.

"Ellos" deben difundir esta nueva religión. Porque el mundo no puede vivir sin religión y, ésta, es una nueva religión: la Religión del Hombre. Suplantar a Dios por el Hombre que se hace dios. Y, luego, suplantar al hombre por su representante: el Estado Omnipotente.

Si alguno piensa que que esto del evolucionismo no es un religión, pregúntenle a un evolucionista sobre las razones científicamente comprobadas que le llevan a sostener sus teorías, y les sorprenderá su respuesta – sobre todo cuando se vea acorralado, le espetará a la cara esta respuesta concluyente:

“YO CREO EN LA EVOLUCIÓN”. 

Y si piensan que esto no se parece a una profesión de fe religiosa, es que ya está sufriendo usted el síntoma de N.C.G. “Nube Cerebral Grave”.


Respuesta rápida y breve a un lector de éste escrito:

La primera persona en recriminarle la teoría del transformismo (Darwin nunca usó la palabra “evolución” - ni siquiera fue el primero en usarla - lo hizo una vez, más tarde, cuando se había afianzado el término), fue su esposa, quién seguramente vio un poco más allá que su marido de los alcances nefastos que podía llegar a producir su teoría. Por ejemplo con su teoría de la “ley de selección del más fuerte”, usada pronto políticamente por varias naciones (Inglaterra la primera) para justificar sus colonias e invasiones a otros países.


Arriba una imagen del macrocosmos, debajo, una representación de los átomos que no se pueden ver, el microcosmo.
Ilimitado hacia arriba, ilimitación hacia abajo. En el medio: el hombre, que ni siquiera se puede saciar con esto.
Sino solo con lo infinito: con Dios.


Entonces ¿Por qué se sigue difundiendo esta teoría? (Que ya no puede seriamente calificarse de científica, porque para ello sería necesario que hubiese aportado elementos experimentales probatorios – como toda cosa que pretenda científicamente su realidad) Cosa que el evolucionismo jamás ha llevado a cabo. Los únicos escasos elementos probatorios que se presentaron en su corta historia, fueron descubiertos luego como fraudes. Algunos de ellos ridículos: como el famoso “Homo erectus pekinensis” de Teilhard de Chardin, que  resultó ser un burdo engendro mezcla de restos de cerdo y mono "maquillados" como muy antiguos. “Curiosamente” estos restos "desaparecieron" en la guerra entre China y Japón.

Réplica del "homo pekinensis" desaparecida "misteriosamente" en la guerra chino-japonesa.
La mandíbula y el cráneo no pertenecían a un mismo individuo. El cráneo era de un mono y la mandíbula de un cerdo. al parecer la desparición tuvo que ver con el descubrimiento no de un hombre antiguo sino de un fraaude.


¿Por qué, entonces, sigue sosteniéndose esta teoría? ¿Y por qué se expulsa a los profesores de Universidades Norteamericanas y Europeas que enseñan teorías más avanzadas científicamente, pero que contradicen la teoría evolucionista? Pues, como ya dijimos antes, existen intereses políticos y morales que caerían abajo con ella.


Ver el documental norteamericano titulado ”Expelled” publicado en Internet en “Stat Veritas”, está allí subtitulado en español.

CAPA