martes, 31 de diciembre de 2013

Acerca de la fe y la razón en San Agustín

San Agustín

(Los maniqueos) prometían la ciencia, burlándose de la fe pero después, olvidados de sus promesas, imponían la creencia "en un gran número de locuras indemostrables". Era preferible —y Agustín comenzaba a preferirla— "la doctrina católica, la que, con más modestia y sin engaños, prescribe creer en verdades no demostradas o porque son demostrables pero no para todas las mentes, o porque no son demostrables" 3.
Por otra parte la fe es una actitud inseparable de la condición humana: sin fe no existe ni historia, ni amistad, ni familia, ni asociación alguna.
"Tú me hiciste considerar el incalculable número de hechos en los que creía sin verlos, sin asistir a su desarrollo, como la multitud de los he­chos históricos, las noticias de lugares y ciudades jamás visitadas, co­sas que, si queremos actuar en la vida, nos obligan a dar crédito a los amigos, a los médicos, a personas de toda clase; y finalmente la certeza que tenía sobre la identidad de mis padres que se basaba en la fe en lo que me habían dicho" 4.
"En el orden del tiempo viene primera la autoridad; en orden de impor­tancia la razón. En efecto, una cosa es lo que se antepone sobre el plano de la acción y otra es lo que se estima en orden al fin. La autoridad es más eficaz para la masa no instruida, la razón es más conveniente para las per­sonas doctas. Pero nadie es docto sin haber sido antes indocto ni sabe en qué condiciones deba presentarse a los maestros y con qué método pueda aprender; por eso se deduce que sólo la autoridad puede abrir la puerta a aquellos que aspiran a aprender cosas grandes y escondidas" 6.
En otra obra, escrita en Roma, insiste repetidamente en el mismo concepto 7.
Y así hasta la excelente obra De utilitate credendi donde se propone demostrar al amigo Honorato "que los maniqueos atacan con temeridad sacrílega a aquellos que, siguiendo la autoridad de la fe católica, antes que puedan intuir la verdad que puede ver sólo quien tiene el alma pura, abrazan la fe para disponerse a ser iluminados por Dios" 8.
La fe es para Agustín medicina9,fortaleza10,refugio11, iluminación12, seguridad13. En efecto, purifica y potencia la mirada interior; defiende a los débiles contra los asaltos de los incrédulos; nutre a los fieles; hace conocer sin esfuerzo las verdades necesarias para la salvación, aun aquellas que la razón podría alcanzar fatigosamente; evidencia el fulgor de la luz divina y consiente fijarse en ella. Sobre estas imágenes sugestivas meditaba en Milán mientras su ánimo, saliendo de la incerteza, se acercaba lentamente a la fe católica.
Las consideraciones sobre la utilidad de la fe llevaban al pensamiento sobre otro argumento: la autoridad. La fe tiene necesidad de una autoridad en la que apoyarse. Esta, para que sea válida y segura para todos, tiene que ser divina. Agustín la reconoce en los libros sagrados. "Me convenciste que no merece reproche quien cree en tus Escrituras a las que has dado autoridad en casi todos los países" 14.
La razón de esta confianza radica en la certeza de la providencia divi­na, una certeza que el hijo de Mónica jamás había perdido 15 y de la que se servirá más tarde en La Ciudad de Dios para iluminar el misterio de la historia humana.
"Siendo los hombres muy débiles para encontrar la verdad con la sola razón, y teniendo necesidad de la autoridad de los textos sagrados, yo ha­bía comenzado a creer que no habrías atribuido una autoridad tan emi­nente a la Escritura entre los pueblos de la tierra, sino habrías deseado que el hombre por su medio creyese en ti y por su medio te buscase" 16.
El estilo y la oscuridad de la Escritura no ofrecían más dificultad 17Había nacido una convicción opuesta, que encontraremos frecuentemente en las obras agustinianas 18: la simplicidad del estilo y la misteriosa profundidad del contenido de las Escrituras no disminuyen sino aumentaran la autoridad en cuanto que, por una parte, la hacen accesible a todos y, por otra, penetrable por pocos. La claridad del lenguaje y la humildad del estilo invitan a la humanidad entera a ir hacia ella mientras que la profundidad de los misterios estimula a los más capaces y dispuestos a probar la alegría del descubrimiento de verdades escondidas. "Su autoridad (de los textos sagrados) me aparecía venerable y digna de fe porque se ofrecía a cualquier lector y dejaba la majestad de sus misterios a una penetración más profunda" 19.
Fragmento del libro “Agustín de Hipona”, de Agostino Trapé.                           Ed.Docencia. Buenos Aires, 1984.

Notas
  1.  De útil, credendi 8, 20
  2.  De beata vita 4
  3.  Confess 6, 5, 7
  4.  Confess 6, 5, 7
  5.  Contra Acad 3, 20, 43
  6.  De ordine 2,9,26
  7.  De mor. Eccl. cath. 1, 2, 3.7, 11
  8.  De útil, credendi 1, 2
  9. Confess 6,4, 6
  10. Ep 118,32
  11. Serm 51,5,6
  12. Ep 102,38; De Cons. Evang. 1, 35, 53
  13. De mor. Eccl. cath. 1, 2,3, 7, 11
  14. Confess 6, 5,7
  15. Confess 6, 5,8
  16. Confess 6, 5, 8
  17. De útil credendi 8, 20
  18. Ep 137,5, 18
  19. Confess 6, 5, 8




domingo, 29 de diciembre de 2013

BILLOT I y II


Damos a conocer aquí dos Comentarios eleison 
escritos por Monseñor Richard Williamson 
y desplegados en dos entregas tituladas como Billot I y Billot II


BILLOT I

(336) 21 de diciembre 2012



Cardenal Louis Billot


Por años he estado brindando una conferencia sobre las Siete Edades de la Iglesia, basada en el Comentario del libro del Apocalipsis por el Venerable Bartolomé Holzhauzer. Sacerdote alemán de la primer mitad de los años 1600, él dijo que lo escribió bajo inspiración. La conferencia ha sido popular, especialmente porque encaja la locura de nuestra edad en un patrón armonioso de toda la historia de la Iglesia. De lo que no me había dado cuenta, sin embargo, es que la visión de Holzhauzer es compartida por un famoso teólogo clásico, haciendo así más difícil despedir a Holzhauzer por ser un mero visionario o “aparicionista”.

Es en un Epílogo al primer volumen de su clásico Tratado de la Iglesia de Cristo que el Cardenal Louis Billot (1846-1931) traza con algún detalle la correspondencia afirmada por Holzhauzer entre siete períodos principales de la historia de la Iglesia y las siete Cartas a las siete iglesias de Asia que componen los Capítulos II y III del libro del Apocalipsis. El Epílogo de Billot nunca menciona a Holzhauzer, pero es difícil imaginarse que no haya conexión. Sin embargo, Billot tiene cuidado al iniciar tal correspondencia no a partir de una visión o inspiración, sino de los nombres griegos de las siete iglesias. La adecuación de estos nombres a la historia de la Iglesia en desarrollo es, o bien una notable coincidencia, o bien, más probablemente, una huella de la Providencia actuando – Dios, ¡el Maestro de la Historia!

Así, Billot dice que Efeso (Apoc. II, 1-7) significa en griego un “inicio con ímpetu”, obviamente adecuable a la Edad Apostólica (33-70 AD) con la cual comenzó la Iglesia. Esmirna (Apoc. II, 8-11) denomina a la segunda iglesia y quiere decir “mirra”, correspondiente a la pasión y a los sufrimientos de la Segunda Edad de la Iglesia (70-313 AD), la de los Mártires. Pérgamo (Apoc. II, 12-17) era una ciudad famosa por la literatura, de manera que “pergamum” vino a significar material sobre el cual se escribe, correspondiendo al racimo de grandes escritores de la Iglesia pertenecientes a la Tercera Edad de la Iglesia, la de los Doctores (313-800). Tiatira denomina a la próxima iglesia (Apoc. II, 18-29) y significa “esplendor del triunfo” correspondiendo al triunfo de 1000 años de la Iglesia Católica extendiéndose desde Carlomagno (742-814) hasta la Revolución Francesa (1789).


Estos mil años pueden ser también contados desde alrededor de la conversión de Clovis (496) a la erupción del Protestantismo (1517). Pero, sea que uno marca la declinación del Cristianismo a partir de la Reformación o de la Revolución, de cualquier manera Sardes, denominando a la quinta iglesia (Apoc. III, 1-6), fue la ciudad de Creso, un hombre fabulosamente rico que evoca la abundancia de dinero, prosperidad material y decadencia espiritual, tal como caracteriza a los tiempos modernos. En efecto, las advertencias a la iglesia de Sardes corresponden perfectamente a nuestra propia edad hoy en día, como veremos con Billot en “Comentarios” adicionales.
Claramente nos movemos hacia el futuro con la sexta iglesia, la de Filadelfia (Apoc. III, 7-13), significando “amor” (Fil-) de “hermandad” (-adelfia). El Cardenal Billot afirma que este nombre corresponde a un gran triunfo final de la Iglesia, marcado notablemente por la conversión de los judíos como la profetizó San Pablo (Rom. XI, 12) y por su reconciliación con los Gentiles, hermanos por fin en Cristo (Ef. II, 14-16).
Pero la iglesia de Filadelfia es advertida que la tribulación está viniendo (Apoc. III, 10) la cual corresponde a la séptima y última Edad de la Iglesia, la de Laodicea (Apoc. III, 14-22) denominada por juicio (dike) de los pueblos (laon). Será la Edad de la última y más terrible prueba de la Iglesia, la persecución del Anticristo seguida por el Juicio General de todas las almas que hayan alguna vez vivido y, así, de todos los pueblos.

Kyrie eleison.



Venerable Bartolomé Holzhauser
BILLOT II

(337) 28 de diciembre 2012

No es solamente basado en los nombres de las siete iglesias de Asia (cf. “Comentario” #), sino también basado en el contenido de las siete Cartas dirigidas a ellas (Apoc. II y III) que el Cardenal Billot establece la conexión entre las Cartas y siete períodos principales de la historia de la Iglesia. De especial interés en este sentido es la Carta a la iglesia de Sardes (Apoc.III, 1-6) que correspondería a nuestra propia Edad, la quinta, la Edad de la Apostasía. Después de evocar la riqueza, lujuria y prosperidad material asociadas con Creso, famoso gobernante de Sardes, Billot escribe:

“Como es de esperarse, esta iglesia parece estar en un estado de declinación espiritual. La Apostasía y la decadencia están por todos lados, pero, mientras que la mayoría de las almas abandonan la religión, hay unas pocas que permanecen fieles a Cristo. El ángel dice, ‘Con todo, tienes en Sardes algunos pocos nombres que no han manchado sus vestidos’. Pero: ‘Se te tiene por viviente, pero ¡estás muerto!’ El nombre (pero no la realidad) de la vida, del conocimiento, de la libertad, de la civilización, del progreso; y estás muerto, sentado en la oscuridad y a la sombra de la muerte porque, la luz de vida, la cual es Nuestro Señor Jesucristo, ha sido rechazada. De allí que al Obispo de Sardes se le dice: ‘Ponte alerta y consolida lo restante, que está a punto de morir’. Y, por sobre todo, se le recomienda aferrarse indefectiblemente a todas las tradiciones de los Santos Apóstoles, sin desviarse en lo más mínimo del significado que ellas tenían para los Padres de la Iglesia, con la excusa de, o bajo la apariencia de, un entendimiento más profundo: ‘Recuerda, pues, tal como recibiste y oíste; y, guárdalo, y arrepiéntete’. Eso basta en cuanto a la Quinta Edad. Pero lo que sigue es para regocijarse un poco más”. Y el Cardenal sigue su camino con las Sexta y Séptima Edades.

Los lectores que nunca han leído los siete primeros versículos del Apocalipsis III en conexión con nuestros propios tiempos, estarían interesados en hacerlo. La conexión es notable y no co-incidental.
Es notable porque “consolida lo restante, que está a punto de morir” corresponde exactamente a la Contra-reformación salvando del Protestantismo al Catolicismo, a los Papas anti-liberales salvando de la Revolución al remanente de la Iglesia, al Arzobispo Lefebvre (y otros) rescatando del Vaticano II a la Tradición, y, ahora, a la Resistencia batallando para salvar lo que se pueda salvar de su Fraternidad colapsando en el liberalismo. Seguramente los católicos pueden sentirse animados desde esta perspectiva, que su larga y aparentemente desesperanzada acción de retaguardia viene de un pasado distante y encaja, ciertamente, en un futuro al final triunfante. Es por ello que Dios nos ha dado el libro del Apocalipsis.
Tampoco es la conexión co-incidental. Nuestro Señor prometió a Sus Apóstoles (Jn.XVI, 12-14) que Su Espíritu, el Espíritu Santo estaría con ellos y con sus sucesores a lo largo de las edades para revelarles a ellos lo que ellos en aquel momento solamente necesiten saber. Fue solamente cuando la Guerra de los Treinta años (1618-1648) estaba estragando Alemania, que al Venerable Holzhauser se le fue dado el entendimiento de las Siete Edades escondidas dentro de las Cartas a las siete iglesias de Asia. Así mismo fue solamente cuando la Revolución Rusa estaba justo por estallar, que necesitamos a Nuestra Señora asegurándonos en Fátima que al final Su Corazón Inmaculado triunfará. Cierto, la Iglesia está siendo, en este preciso momento, eclipsada (ver en Internet los fragmentos de la película de la Misa pública celebrada recientemente en Brasil por el hombre de Iglesia en blanco), pero, aún así, no hay necesidad ni justificación para que nosotros devengamos liberales.


Kyrie eleison.

La actual Fraternidad lanza una nueva Cruzada del Rosario

Corazón Inmaculado de María

Se dice por allí que, luego de la presentación en Roma de esta Cruzada (que seguramente  “enternecerá” y  hará “misericordear” a esta Roma) la neo-Fraternidad le pedirá un “reconocimiento canónico”. ¿Será verdad?... ¿Lloverá? … No lo sabemos. Pero abramos los paraguas, por las dudas. Es mejor estar prevenidos.

Nosotros los católicos no tenemos ninguna necesidad de ser aprobados  por la Roma apóstata, por la Roma que no solo ha abandonado la fe sino que se ha convertido en su más acérrima enemiga. La Roma apóstata no pertenece a la Iglesia de Cristo. No es ya la Iglesia de Cristo. Es ya otra religión que se está transformando en la “iglesia” del anticristo y, sus autoridades de hoy, constituyen en este momento sus falsos profetas.

La actual autoridad de la actual Fraternidad Sacerdotal San Pio X ha convocado a una nueva “Cruzada del Rosario” que se extenderá desde Enero hasta Pentecostés (Durante seis meses - así la cantidad de Rosarios será mayor, aunque sean menos los adherentes.  Vemos aquí  la importancia que Menzingen le confiere al número. Esto es otra mala señal, pero sírvanos también para constatar los móviles verdaderos y los juicios de valor con que se maneja, basada en el número, la autoridad residente en Menzingen).

Son tres los  propósitos  o  fines declarados para ésta cruzada:

“1) Para implorar una protección especial del Corazón Inmaculado de María sobre las obras de la Tradición.
2) Por el retorno de Roma a la Tradición católica.
3) Por el triunfo del Corazón Inmaculado de María mediante la Consagración de Rusia.”

En la redacción, y en el orden, de estos tres fines o propósitos para esta cruzada vislumbramos el espíritu sinuoso conque se maneja Menzingen. ¿No sería mucho más franco y noble simplemente decir, como único fin de la Cruzada: “Para que Rusia sea Consagrada, por el Papa y los Obispos del mundo, al Inmaculado Corazón de María?” Porque las otras dos intenciones, en realidad, son el resultado, o el efecto, que brotaría de ésta Consagración como de su fuente. Pero sabemos, por boca misma de Monseñor Fellay, que él nunca tuvo un firme convencimiento de este pedido de la Virgen Santa y puso siempre “peros” o excusas para no pedirlo abiertamente a Roma. Excusas (no sabemos si brotadas de su propio pensamiento o sugerida por otros) pero que siempre se opusieron a este pedido tan sencillo (e “in-creíble”, para unos cuantos en Menzingen, incluido Mons. Fellay)  de Nuestra Señora. Una excusa de ejemplo: -“Pero, esa promesa de Nuestra Señora demoraría mucho en el tiempo para realizarse” – dicho de Mons. Fellay. 
Otra excusa de ejemplo: “La Iglesia no nos obliga a creer en estas revelaciones particulares.” Es verdad. Pero… ¿Por qué creer en unas cosas sí y en otras no, de un mismo mensaje?  ¿Esta selección es sugerida por la Iglesia? Nos referimos a La Salette y a Fátima especialmente. ¿Por qué Mons. Fellay acepta “Finalmente mi Corazón Inmaculado triunfará” y no acepta un supuesto (imaginado por él) retardo de su cumplimiento en el tiempo? ¿Por qué no le dice a los romanos: “El Papa y los Obispos juntos deberán Consagrar Rusia al  Corazón Inmaculado de María? Eso es lo que pidió la Santísima Virgen en Fátima, sin ambigüedades, sino clara y sencillamente. ...Es que, tal vez, Nuestra Señora no sabe nada de política…Pues Ella está mucho más arriba de todo eso.
¿Será  acaso que Monseñor tuvo alguna revelación privada de María asegurándole esto y que nosotros no conocemos?

Los tiempos, lo sabemos muy bien, le pertenecen al Padre, como nos lo enseñó nuestro Señor Jesucristo. Y los tiempos que maneja el Padre son  estos: “En el momento preciso y del modo más perfecto”. ¿Acaso podemos nosotros “aconsejar a Dios” – como dice San Pablo? ¿Nosotros podemos juzgar mejor que Dios el cuándo y el cómo de su obrar? La Virgen Santísima nos ha sido enviada por Dios como mensajera misericordiosa, y ella no nos puede pedir algo que vaya en contra de las disposiciones divinas.

Fieles hermanos en Cristo y María, recemos nuestros Rosarios diarios con el propósito pedido por Nuestra Madre del Cielo: “Porque Rusia sea consagrada a su Inmaculado Corazón por el Papa y los Obispos del mundo.” Y no se aflijan si no pueden llevarle el papelito a Mons. Fellay, pues Nuestro Señor escucha las oraciones de sus hijos.
Y, si Mons. Fellay, consigue pocos papelitos para presentar en Roma, tampoco importa, porque Dios no se guía por el número sino por la pureza de los corazones que le aman sinceramente. Estén sus oraciones en papelitos, o no.


Pareciera que nuestro Señor se hubiera regido por el número cuando Lot le pidió, aduciendo una cantidad decreciente de justos que pudieran contener estas ciudades (por Sodoma y Gomorra) para que no fueran destruidas en su ira. Sabemos que solo se salvaron ocho justos: Lot y su familia. Y cómo la mujer de Lot fue convertida en estatua de sal por mirar hacia atrás, hacia aquello que iba a ser destruido, pues, su corazón, de algún modo, sentía esa pérdida. Esto es lo que nos significa Jesucristo cuando nos advierte que “el que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no es digno de mí.” Y “En donde está tu tesoro, estará allí tu corazón”. Y los católicos, en este momento,  no estamos en donde estamos, o en dónde nos toca estar, para ninguna gloria humana, sino para la gloria de Dios. No para ninguna de las cosas de este mundo perecedero, sino para la Ciudad eterna, en donde está, y estará, nuestra futura Patria. Que Dios se apiade de nosotros y nos de su gracia para serle fiel hasta el fin. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.


lunes, 16 de diciembre de 2013

SERMÓN DOMINGO III DE ADVIENTO


San Juan Bautista predicando
"La voz que clama en el desierto"


Si la trompeta da un toque ambiguo, nadie se preparará para la batalla.      
1 Cor 14, 8




El Evangelio de este domingo, como el anterior y el siguiente, habla de ese gran santo que fue Juan Bautista. Dice: Y éste fue el testimonio de Juan cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: "¿Tú quién eres?" Y confesó y no negó. Confesó: "Yo no soy el Cristo".

Confesó y no negó: confesó la verdad y no la negó. San Juan Bautista es un modelo perfecto de santo amor a la verdad para todos los cristianos y, porque tenía la misión de anunciar a Cristo, en particular para los ministros de Dios, para los que deben hablar en nombre de Dios. Sus palabras siempre fueron frontales, claras y directas, nunca se valió de rodeos, nunca usó expresiones complicadas o alambicadas. Alma recta hasta el extremo de la más elevada santidad, las palabras del Bautista no eran ambiguas ni hacía cálculos acerca del efecto de sus dichos: sencillamente decía la verdad pura y desnuda. Y por eso, precisamente por eso, lo mataron: por haber hablado siempre como debe hablar un profeta de Cristo, un hombre de Dios; siempre con ese “sí sí, no no” que manda N. Señor Jesucristo. De haber procedido de manera cobarde, diplomática o política; de haber callado, de haber mentido o de haber usado un lenguaje complicado o ambiguo, nunca habría sido degollado. Pero San Juan Bautista no era esta clase de hombre y supo llevar su cruz para gloria de Dios.

Qué diferencia, estimados fieles, entre la fortaleza, la veracidad y la franqueza heroicas de San Juan bautista y la actitud del clero modernista y, también e infortunadamente, de las actuales autoridades de la FSSPX, cuyas palabras faltas de verdad han llegado a ser algo habitual. En los últimos días hemos sido testigos del triste espectáculo de dos nuevos escándalos en este orden de cosas: en uno, públicamente un Superior de Distrito niega de manera directa un punto de la doctrina católica sobre el deicidio; en el otro, el Superior General reniega de una verdad “políticamente incorrecta” acerca de Francisco, que había dicho dos meses antes. Hizo una retractación parcial disfrazada de clarificación. San Juan Bautista, cuyo corazón era un incendio de amor a la verdad y de correlativo odio al error,confesó y no negó la verdad. Éstos despreciaron la verdad… Pero la verdad es Cristo, y -dice San Pablo- no os engañéis: de Dios nadie se burla (Gal 6, 7).

¿Quién eres -preguntaban a San Juan Bautista- para que podamos dar respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo? El dijo: "Yo soy la voz del que clama en el desierto: enderezad el camino del Señor, como dijo Isaías profeta".

Dice Santo Tomás de Aquino, citando a Orígenes (Catena Áurea), que el efecto de esta voz que clama en el desierto debe ser que las almas separadas de Dios vuelvan al camino recto que conduce a Dios, no siguiendo más la malicia de los pasos retorcidos de la serpiente, sino que (obrando)… sin mezcla alguna de mentira. Por esto dice: enderezad el camino del Señor.

San Juan Bautista era la voz que iba delante de Cristo, el recto Camino, la Verdad y la Vida; anunciándolo y guiando a los hombres hacia Él como las trompetas guiaban a los soldados en los combates antiguos. Cada toque de la trompeta indicaba a los combatientes qué movimiento o maniobra hacer en el campo de batalla, comenzando por el toque de alarma (al arma, tomar el arma) que era la orden inicial. Por eso dice San Pablo (en 1 Cor): si la trompeta da un toque confuso, ambiguo, nadie se preparará para la batalla.

Los Obispos y Sacerdotes son las trompetas de Dios que, mediante palabras claras, directas y plenas de sabiduría divina, guían a los hombres para que éstos militen bajo la bandera de Cristo, lleven esforzadamente el estandarte de la Cruz y combatan valerosamente por N. Señor. Pero si los Obispos y Sacerdotes cambian la claridad de Cristo en las palabras por la oscuridad de un lenguaje deliberadamente ambiguo o falso, se hacen a sí mismos trompetas inútiles que dan toques confusos o engañosos, y que de nada sirven en las batallas, como no sea para desorientar, confundir y paralizar a los que deben pelear por Cristo, causando la derrota.

Esas trompetas deliberadamente ambiguas, esos Obispos y Sacerdotes que hablan como lo que son: almas irresolutas, cobardes e inconstantes, cañas dobladas por cualquier viento; se vuelven traidores. Son sembradores de cizaña. Son malos pastores, mercenarios. Son sal desvirtuada: Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín (recipiente), sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres -¡por vuestras palabras llenas de franqueza, de amor a la verdad y de fe!- para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos (Mt 5 13 - 16).

Son malos padres: ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da la culebra de las palabras poco rectas; o, si le pide un huevo, le da el escorpión de las expresiones confusas o ambiguas que envenenan?¿o si le pide pan le da la piedra de la mentira (Mt 7, 9; Lc 11 -12, 11).

Son autores de escándalos, porque con ese lenguaje indigno de los ministros de la Verdad, causan perplejidad entre las pobres ovejas e inducen al error a las almas de los débiles e indefensos. Dios tenga misericordia de estos hombres traidores porque dice Nuestro Señor: al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una piedra de molino de las que mueven los asnos, y lo hundan en lo profundo del mar ¡Ay del mundo por los escándalos! Es forzoso, ciertamente, que vengan escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene! (Mt 18 6 - 7).



Que por intercesión de San Juan Bautista y de María Santísima, Dios nos conceda perseverar en la Resistencia contra todo error y en el verdadero amor a la Verdad.

sábado, 14 de diciembre de 2013

PADRE RIOULT II

Número CCCXXXV (335)  
14 de diciembre 2012

Monseñor Richard Williamson

Permítanme citar al Padre Olivier Rioult en su entrevista del 6 de Octubre en París (cf. EC 333) sobre otra cuestión, muy discutida dentro de la Resistencia Católica de hoy – la cuestión de una organización. Se le preguntó al Padre Rioult si él pensaba en la posibilidad de implementar una nueva organización a nivel mundial, o si tendría que ser una cierta forma de asociación libre, un poco como la asociación de los sedevacantistas desde hace algunos años. He aquí su contestación, esta vez en sus propias palabras:
“En los próximos meses, podría crear una especie de asociación libre basada sobre la amistad con otros Católicos de la Resistencia, sean o no sedevacantistas, siendo el sedevacantismo para mí una opinión. Pero la situación no está madura aquí y ahora para tal asociación. En todo caso, todo lo que es católico, es nuestro. De tal manera que cualesquiera Católicos haya dispuestos a trabajar como Católicos y a resistir al Modernismo que tiene el poder dentro de la Iglesia, nosotros trabajaremos juntos. Por consiguiente, sí, a una especie de asociación amplia compartiendo el mismo bien común: la Fe, el culto de la Iglesia católica y la defensa de la Fe. Tener este mismo bien común puede crear amistad entre todos los grupos.

“Pienso que en la medida en que nos aproximamos al fin de los tiempos, los Católicos tendrán siempre más que ser anarquistas, no en principio pero en la práctica. Con eso quiero decir que tendrán que enfrentarse a todos los poderes que sean, por la razón que estos habrán sido neutralizados, infiltrados o subvertidos, operando contrariamente al orden natural. De aquí que, en la práctica, los Católicos tendrán que enfrentarse a todos poderes, sea en la Iglesia o en el Estado... porque habrán sido todos desviados de su fin, bajo la influencia Masónica... en todo caso al servicio del Príncipe de este mundo. Por eso pienso que será muy difícil crear de ahora en adelante estructuras a nivel mundial. El sacerdote francés Dominico, Padre Roger Calmel, tenía una visión muy clara de la situación. Ya desde 1970 decía que los líderes naturales en cualquier lugar tendrán que hacer resplandecer su ministerio cada uno en su lugar, estando reunidos por lazos sencillamente amistosos a los líderes de los otros lugares.

“En 1970, en la revista francesa “Itinéraires” (# 149), escribió: ‘El combate por la Fe tendrá que ser conducto por pequeños grupos rehusando entrar en cualesquiera organizaciones estructuradas o universales. Dentro de estos grupos, tales como una escuela pequeña, un convento humilde, un grupo de oración, una reunión de familias cristianas o la organización de una peregrinación, la autoridad es real y aceptada por todos... Todo lo que se precisa es que cada Católico vaya hasta los límites de su gracia y de su autoridad en la pequeña esfera que le corresponde ciertamente liderar, y de la cual se hará cargo sin tener por encima de él ninguna gran estructura administrativa que lo obligue a actuar’”.

Si el Padre Calmel escribió eso en 1970 para las circunstancias de 1970, uno podría decir o que estaba viendo demasiado lejos en el futuro o que Monseñor Lefebvre, con la organización de la Fraternidad San Pío X, ha mostrado lo que era todavía posible en 1970. Pero pienso realmente que el Padre Calmel tenía razón con el transcurso del tiempo. Se podría decir, observando lo que ocurrió a la Fraternidad el año pasado, que estaba destinada a tener los días contados. Monseñor Lefebvre, como el Papa San Pío X, ha llevado a cabo una acción maravillosa de retaguardia, pero hay que observar cuanto menos el Arzobispo pudo realizar actuando 70 años después del Papa. Y ahora transcurrieron otros 40 años más desde el inicio de la obra del Arzobispo. En un mundo caminando hacia su ruina, la realización de la profecía del Padre Calmel no podía verse indefinidamente retrasada.

Estimados lectores, si nosotros deseamos no abandonar a Nuestro Señor, no tenemos otra opción más que prepararnos a la lucha. En mi opinión, el Padre Calmel y el Padre Rioult están en lo cierto. Santa Madre de Dios, Socorro de los Cristianos, ¡Ayúdanos!


Kyrie eleison.


viernes, 13 de diciembre de 2013

RESISTENCIA TRANSATLANTICA

Número CCCXXXIV (334) 30 de Noviembre de 2013

Monseñor Richard Williamson

Gracias a un viaje de fin de otoño que realicé a través de centros de la Resistencia Católica en Canadá, Estados Unidos y Méjico, observé que aunque la Resistencia pueda ser poco numerosa, es, sin embargo, fuerte en la Fe, lo que significa que ciertamente tiene futuro. Una vez más la historia de un resto de fieles se está repitiendo. Con Dios, es la calidad y no la cantidad lo que importa.
Quebec, otrora la provincia más católica de Canadá, fue devastada por el Concilio Vaticano II, pero después del Concilio, la Fraternidad San Pío X construyó importantes centros Tradicionales en Montreal y en Lévis, cerca de la ciudad de Quebec. En Lévis ahora los Tradicionalistas se dividen, ya que almas fuertes en la Fe se han dado cuenta del peligroso cambio de rumbo de la Fraternidad hacia la Neo-iglesia. La división entre los Tradicionalistas es una gran lastima, pero la Fe debe venir primero, así como las almas comprenden que han recibido la gracia de unirse a la Resistencia. Ella tiene el futuro que la Neo-iglesia no tiene.

De gran interés para el futuro de la Resistencia en los Estados Unidos es la iniciativa del seminario del Padre Joseph Pfeiffer en Kentucky donde residían seis seminaristas cuando pasé por allá a principios de noviembre. Aprecié el hecho de que el Padre Pfeiffer vislumbre una especie diferente de formación sacerdotal para hacer frente a las circunstancias locas del mundo de hoy. Siendo que campos de encerramiento ya han sido preparados a lo ancho de Estados Unidos para cualesquiera “rebeldes” que se opondrán seriamente al Nuevo Orden Mundial, me parece sensato pensar a hacer aprender de memoria a los futuros sacerdotes un catecismo y una historia de la Biblia, ¡como si fuesen escritos para niños! Acaso los seminarios clásicos de la Fraternidad, ¿han producido numerosos sacerdotes bastante fuertes en la Fe como para ver la necesidad de la Resistencia? Como después del Vaticano II, cuantos “buenos” sacerdotes no hacen más que seguir la corriente.
En Texas hice una exposición en una reunión de patriotas de derecha que desde hace varios años se han reunido alrededor del periódico Spotlight, hoy el American Free Press, para tratar de defender su país de los anti-patriotas. Ciertamente, no todos estos son Católicos, pero todos han comprendido que hay un problema grave en la política de su nación. De todas formas escucharon atentamente al argumento que la política no es más que una consecuencia de la religión, o de su falta, y que la única solución es un retorno al catolicismo.
En el norte de Méjico, un sacerdote de Chile que era de la Fraternidad, el Padre René Trincado, está construyendo capillas de la Resistencia en pleno desarrollo que yo visité en Chihuahua y en Saltillo, y parece que otro centro importante de la Resistencia aparecerá pronto en Guadalajara, la gran ciudad que fue el centro del famoso levantamiento católico de los Cristeros en los años 1920. De hecho, la Resistencia es un levantamiento desorganizado y espontáneo de los Católicos Tradicionales en todo el mundo. Su sentido de la Fe está reaccionando instintivamente al cambio de dirección, impuesto desde la cúspide de la Fraternidad, hacia la Iglesia oficial. Ella busca la unidad en el retorno a esta Neo-iglesia, lo que significa unirse en el suicidio de la Fe.

Mi última etapa fue la ciudad de Méjico, escenario de la famosa conquista militar de Méjico por Hernán Cortés en 1521. Merece aún más fama la conquista espiritual milagrosa de todo el país por Nuestra Señora de Guadalupe con sus apariciones diez años más tarde cerca de la misma ciudad, creando un país católico completamente nuevo. Hasta hoy, su santuario atrae millones de peregrinos. Y es el mismo instinto de la Fe que permite a otro sacerdote que pertenecía a la Fraternidad, el Padre Hugo Ruiz, empezar a construir lo que muy probablemente vendrá a ser un centro importante de la Resistencia en la capital de su país.
En resumen, el mundo puede estar hundiéndose en el caos, y la Fraternidad oficial puede abandonar su esfuerzo de resistir a este hundimiento, pero un resto de almas se da cuenta de lo que está ocurriendo y está organizándose para preservar la Fe. Tendrá tal vez que tomar el camino de las catacumbas, pero no desaparecerá.


Kyrie eleison.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Monseñor Fellay debe, sencillamente, renunciar

Monseñor Fellay y el Papa Benedicto XVI

Monseñor Fellay debe renunciar 1º)

Porque su dirección al frente de la Fraternidad Sacerdotal San Pio X se ha desviado del propósito primero por la que fue fundada: resistir en la fe hasta que Roma vuelva a la Tradición. Formar sacerdotes en la sana Doctrina y conservar fielmente la Misa y los Sacramentos. Éste fue el propósito por el cual Dios nuestro Señor escogió a Monseñor Lefebvre para hacerle su fundador. Desde el mismo principio de su fundación Mons. Lefebvre siguió este fin primero, el cual no varió sustancialmente sino que se fue profundizando en una misma línea y un mismo fin. Hay que observar atentamente esta trayectoria que siguió Monseñor y no engañarse citando las primeras tratativas de un arreglo con Roma, por ejemplo, con las últimas que hizo Mons. Lefebvre, pues todo ello siguió un itinerario que arribó a un fin a modo de conclusión, entre ellas, la consagración de cuatro Obispos para la continuidad del depósito de la Fe. Este fin a modo de conclusión que señalamos se plantó firmemente como la última palabra, la palabra definitiva, en adelante, dada por Monseñor Lefebvre a modo de un terreno firme a defender y consolidar, como una trinchera en la defensa de la Tradición. No podemos apoyarnos, tratando de “seguir adelante” (?) con la tentativa ilusoria de “convertir” a Roma usando frases y juicios que Monseñor Lefebvre expresó cuando estaba en los comienzos de esta lucha con la Roma modernista. Repetimos, ese camino trazado por su fundador arriba a una conclusión  determinante: Hasta que Roma no se convierta a la Tradición no hay posibilidad de ningún tipo de arreglo, porque ellos son enemigos verdaderos de la verdadera Iglesia. Ellos, los que la ocupan hoy Roma. Roma, no la Iglesia. No confundir Roma con la Iglesia. La Iglesia una, santa, católica y apostólica se conserva incorrupta en aquellos que perseveran en el depósito de  la Fe, en el Santo Evangelio de Jesucristo y en la Santa Tradición.

Monseñor Williamson,
expulsado por desobediente ¿a qué?


Debe renunciar porque, 2º)

Se ha conducido en su mandato  tiránicamente y sin misericordia sobre sus subordinados haciendo abuso de autoridad y usando como argumento principal y principial  la acusación de desobediencia, y justificando sus decisiones del mismo modo, es decir invocando su autoridad y la obediencia incondicional. Disfrazando sus deciciones de “espíritu sobrenatural”, auto-considerándose a sí mismo como un escogido por Dios (de un modo tácito) e inspirado por Él, en todos sus dichos y actos (llamado por él mismo  “espíritu sobrenatural”). Cosa que jamás ningún Santo, verdaderamente escogido por Dios, ha empleado, como un argumento válido, para imponer su propia voluntad a nadie,  arrogarse de  “espíritu sobrenatural" ¿Acaso habrá llegado la hora de hacerle algunos “toques” a la obra de Monseñor Lefebvre? ¿De “mejorarla” en su esencia? "La situación es distinta a la de los años de Monseñor". Es cierto, en un sentido: es decir, lo mismo que antes, pero peor. Porque el mal está más avanzado y afianzado.

Monseñor Marcel Lefebvre
             Escogido por Dios para fundar la FSSPX

Debe renunciar porque 3º)

Porque Monseñor Fellay, quiere salvar a Roma, (confunde a la Iglesia con la Roma tomada por los herejes modernistas, como si ellos fueran la verdadera Iglesia). Para “convertir” a Roma (presunción) -y eso no es lo que le pidió Dios al fundador de la FSSPX- sino el resistir en la fe, en la custodia de la Tradición, como testimonio de la Verdad, hasta que Roma se convierta a la Tradición Católica, o termine convirtiéndose en la religión del Anticristo. Pero es que “ellos” - dicen de sí mismos - ser “ellos” la Iglesia Católica ante el mundo. Es que, diciendo esto, pueden engañar más eficazmente, a los incautos, a los ignorantes, a los mundanos que odian a la verdadera Iglesia, que está, sí, en el mundo, pero que no es del mundo, sino que Cristo la entresacó del mundo, entresacando del mundo a sus escogidos, a los que Él escogió. Éstos son la Iglesia. No son los edificios, no es los que ocupan los edificios del Vaticano, los que hacen la Iglesia, sino los verdaderos cristianos, aunque se hallaren en catacumbas, escondidos para el mundo. “Ellos tienen los templos – decía San Atanasio de los herejes arrianos cuando éstos ocuparon las iglesias – pero nosotros tenemos la Fe”.

"Ellos tienen los templos, pero nosotros tenemos la Fe"
               San Atanasio

Monseñor Fellay ha repetido varias veces - como si fuera el pensamiento unánime de la FSSPX - “queremos ser llamados católicos”. Él lo querrá. Como si necesitáramos nosotros que la falsa Iglesia modernista nos fuera a bautizar ante el mundo como católicos.  La Iglesia modernista nos expele como católicos, porque "ellos" no quieren ser “eso” que somos nosotros. Pero nosotros somos “católicos”, los verdaderos, aunque el mundo no nos quiera llamar así. El mundo nos llamará con el nombre impuesto, por él mismo, como algo criminal, antisocial, discriminante, racista, intolerante, fundamentalista y como la basura más abyecta del mundo. Y nos perseguirá más violentamente de lo que ya hace ahora mismo. Cristo nos dijo que el mundo nos aborrecería. Si no somos aborrecidos del mundo, si el mundo nos respeta y nos aplaude, es porque nos hemos alejado de Dios. Es señal cierta de ello. Es señal cierta de apostasía. ¿Es que no queremos ser aborrecidos por el mundo? ¿Es que buscamos ser respetados y amados y reconocidos por el mundo? El mundo ama solo lo que es suyo. Entonces eso, el ser amados por el mundo, es señal de que “no está ya en nosotros, verdaderamente, el amor de Dios” –dice San Juan en sus epístolas.

               
Santuario de La Salette, Francia.
                          

                                           
Porque las críticas a Roma por la neo Fraternidad no solo están tamizadas a través de un cedazo “sutil” y ambiguo que parece sostener aún, ocultamente, una intención de “quedar bien” con Roma, de no ser agresivos ni antipáticos con Roma, para no impedir un futuro posible arreglo con Roma, confundiendo a ésta Roma con la Iglesia. Nuestra Señora, en La Salette, dijo: “Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo”. No dijo: “La Iglesia perderá la fe” sino, Roma. Esto no tiene ninguna contradicción con la promesa de Cristo sobre que “las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella”, contra la Iglesia. Entonces, mientras Roma sea sede del Anticristo ¿desaparecerá la Iglesia? No puede ser, dada la promesa de Cristo. ¿En dónde estará la Iglesia entonces? ¿En el desierto, como dice el Apocalipsis?: “La Mujer huyó al desierto, donde tenía un lugar preparado por Dios para que allí la sustenten por espacio de doscientos y sesenta días” (Apoc. 12, 6). ¿Cree en esto Monseñor Fellay? No entenderemos jamás lo que está pasando sin tener en cuenta las profecías del fin de los tiempos y el Apocalipsis. Si nuestro Señor nos dio las señales de cuándo estará cerca el fin, es para que las reconozcamos, y para instrucción y consuelo nuestro también, y para que no nos escandalicemos y tengamos fe verdadera, purificada en el fuego de la prueba. Pues entonces
veremos también que se acerca nuestra redención. El coronamiento de nuestra Redención. Y nos dijo, por eso mismo, que no temiéramos cuando veamos cumplirse estas cosas. Porque, si las anunció, es porque ocurrirán…y prontonos anunció también. No sabremos el día ni la hora, pero sí que “está cerca, a las puertas”. Y, mientras tanto –“velad y orad para que no entréis en tentación”- y también: “el que perseverare hasta fin, ese se salvará”- Porque será tan fuerte la presión y la seducción del maligno y del mundo en aquél tiempo que – “si fuera posible – aún los escogidos serían engañados.” “Mirad que os lo he dicho antes”. No sea que nos pase a nosotros lo que sucedió en su primera venida, a los que no le reconocieron por no haber hecho caso de las Profecías. “No despreciéis las profecías”, nos advierte San Pablo. Y estos tiempos se parecen mucho a aquellos.

Debe renunciar porque 4º)

Monseñor Fellay habla de las profecías marianas, de las últimas apariciones de María nuestra Madre, de una manera muy particular, escogiendo lo que le gusta de ellas y desechando lo que no le gusta, no le conviene o, simplemente, no quiere ver. Por ejemplo refiriéndose a Fátima ha puntualizado como una esperanza dada por María de que finalmente: “Mi Corazón Inmaculado triunfará”. Esto le gusta. Esto lo acepta. Pero cuando nuestra Señora se refiere al pedido de que “El Papa junto a los obispos del mundo debe consagrar a Rusia a mi Inmaculado Corazón”, de aquí, de éste hecho - tal como lo pide Ella - partirá la restauración Católica y habrá un tiempo de paz. Pero aquí , Monseñor Fellay, hace a un lado este pedido poniendo objeciones: -“las apariciones de la Virgen no son materia de Fe”; “Pueden creerse o no”, “Si el Papa y los obispos del mundo hicieran la Consagración del mundo como la pidió María, eso tardaría mucho tiempo en concretarse en el efecto prometido, ¿De dónde saca esto? “Rusia se convertirá y habrá un tiempo de paz en el mundo”. Esta interpretación caprichosa De Mons. Fellay del pedido de la Virgen da a entender que: o que nuestra Señora se equivocó, o no sabía lo que decía, o lo dijo pero tal vez no se cumpliría, al menos tan pronto como piensa Monseñor que debiera ocurrir - por su espíritu sobrenatural - suponemos. O, tal vez, algún ángel le susurró al oído que lo mejor es no hacer ésta consagración por los efectos benéficos que promete Nuestra Señora que le seguirían. La Cruzada última de Rosarios que se presento al entonces Papa (o tal vez aún actual Papa también) Benedicto XVI, no se usó con esta intención de la consagración que pidió la Santísima Virgen en Fátima pero trajo la “liberación” de la Misa, "como un milagro" según Fellay. Pero que sigue prohibida en todas partes por todos los obispos. Especialmente en Argentina.
Entonces para Mons. Fellay hay anuncios de María que pueden recortarse “a gusto” aunque hayan sido aprobadas por la Iglesia de entonces. Nombra a La Salette pero ¿Cree en La Salette? ¿O lo cree y luego lo olvida,  como el ejemplo que dice el Apóstol Santiago sobre el hombre que escucha la palabra de Dios, como si mirara su rostro en un espejo, se va y luego, al punto, se olvida de cómo era?

Milagro del sol en Fátima.
         El 13 de Octubre de 1917 ante 70.000 personas

Debe renunciar porque 5º)

Porque, dice ahora Mons. Fellay, que en lo principal en que hay que insistir para convertir a Roma es en la Misa. Ya no es más la Fe, ya no es más la Doctrina en que se asienta la Fe. Para agradar a Dios dice San Pablo hacen falta primeramente al menos dos cosas: “creer en Dios y saber que Él es remunerador de los que le buscan”. Y también dice la Escritura en otra parte: “Es imposible agradar a Dios, sin Fe”. Porque uno puede oír Misa sin Fe, y ¿de qué le valdría esto? Es más, uno puede ir a Misa todos los domingos y luego, durante la semana, vivir como si Dios no existiera, por decir así.

Monseñor Lefebvre desde la Fundación de la FSSPX insistió ante todo en la fe. Por supuesto también en la Misa y en los Santos Sacramentos, pero, ¿de qué sirve todo esto si no se cree en su realidad sobrenatural, si no se tiene fe? Primero la Fe. Y a esta conclusión firme llegó Mons. Lefebvre hasta poco antes de morir. Fue su testamento. Primero la fe. Primero la Doctrina. Pero Mons. Fellay quiere hacer algo “mejor”. Quiere "cambiar" la intención primera con la que se fundó la FSSPX. No le vaya a pasar a Mons. Fellay lo que pasó a Fray Elías con San Francisco de Asís, cuando le sugería a éste hacer algunos retoques a la Regla Franciscana. Terminó Fray Elías lastimosamente en Alemania apoyando a un antipapa y bajo un emperador cismático. (Véase el artículo siguiente)

Monseñor Fellay debe, sencillamente, renunciar.
Al menos nos quedaría un mejor recuerdo de él.

Alberto M. Borromeo




domingo, 8 de diciembre de 2013

A la dirección de la FSSPX y a sus Sacerdotes. Reflexiones de un Santo

San Pedro Julián Eymard

El gran peligro de los Institutos nacientes está en no tener fe en la gracia primera.
Vienen algunos que dicen: Si se modificara esto, si se añadiera aquello...,
más valdría si se obrara de este otro modo...
Puede ser que los tales tengan talento, experiencia e influencia, pero yo os digo que,
voluntariamente o no, son traidores de la primera gracia, de la gracia de la fundación,
de las ideas del Fundador, y que perderán al Instituto que los escuche.
Nunca faltan quienes se creen llamados a reformar al Fundador y a hacer mejor que él,
pero sólo al que ha escogido para fundar bendice Dios, y nunca a sus contrarios.
Harto conocido es el ejemplo de Fr. Elías y de San Francisco.
Fray Elías quería cambiar, atenuar, glosar; mas por orden de Dios
le contestaba el santo: "Sin glosa, sin glosa, sin glosa."
Fray Elías acabó separándose; fuese a Alemania, donde acabó sus días
en la mayor de las miserias, sosteniendo al antipapa en el partido del emperador cismático.
No, Dios no bendecirá nunca a quien sale de la primera gracia,
la cual puede desenvolverse, sacando a luz con el tiempo cuanto dentro contiene,
según lo exijan las circunstancias, pero jamás cambiar
o introducir cosas que le sean contrarias. Dios no hará prosperar más
que la gracia primera: nunca dará otra distinta.
Por lo que si alguno se hubiese alejado, tiene que volver a ella pura y sencillamente:
Prima opera fac, haced lo que antes, volved a la pureza de la gracia primera,
que si no os voy a dispersar: 
Sin autem venio tibí et movebo candelabrum 
tuum de loco suo (1).
Así que no introduzcáis nunca en vuestra regla elementos nuevos o extraños,
antes decid lo que aquel santo fundador: 
"O siguen siendo como son, o desaparecen del todo."
Este peligro es realmente grande; andad con cuidado.
Finalmente, observad la regla y guardadla religiosamente por respeto hacia Dios,
ya que de Él procede. ¿Creéis acaso que el hombre es capaz de componer una regla?
No, no hay santidad ni virtudes que para esto basten, sino que es menester vocación especial de Dios.
Dios la inspira y el fundador la transmite con lágrimas y sufrimientos.
No hay hombre que pueda poner luz y santidad en trazos de su mano.
Si la regla lleva consigo la gracia y santifica, su autor no puede ser otro que Dios,
único que puede dar gracia y virtud para santificarse.
La regla es para vosotros lo que el evangelio para la Iglesia, esto es, el libro de la vida,
el libro de la palabra de Dios, lleno de su verdad, de su luz, de su gracia y de su vida.
¿Y tan osados habíais de ser que tocarais una sola sílaba de este evangelio,
o dejarais caer una sola palabra? No, sino que todas sus palabras han de ser sagradas para vosotros.
Escuchad las amenazas que san Juan escribió al fin de su Apocalipsis;
bien podéis aplicarlas al libro de las santas reglas: "Yo protesto a todos los que oyen las palabras
de la profecía de este libro: Que si alguno añadiere a ellas cualquiera cosa,
Dios descargará sobre él las plagas escritas en este libro.
Y si alguno quitare cualquiera cosa de las palabras del libro de esta profecía,
Dios le quitará a él del libro de la vida, y de la ciudad santa,
y no le dará parte en lo escrito en este libro" (2).

San Pedro Julián Eymard, "Escritos Eucarísticos", pags. 916, 917. 
Ediciones "Eucaristía" Madrid, 1963.

(1) II, 5.
(2) Apoc. 18, 19.