sábado, 7 de diciembre de 2013

LA NOCHE DE LA CATEDRAL I

Primera parte

“Sea, pues, vuestro hablar, sí, sí o no, no; lo que pasa de esto, del diablo viene”. (Mat, 5, 37)

“Denme las cartas de un hombre inocente, y yo lo haré condenar”. Napoleón Bonaparte.
 
Napoleón Bonaparte
Receta para acusar a alguien
Y salir indemne en el intento

1º. – Ser dueño los medios de comunicación. O, simplemente, tener poder obre ellos, para, así, poder mentir, mentir y mentir, sin jamás ser contradicho.
2º.- Algunas veces, para variar, se puede, y se debe, mentir.
3º.- Ocultar la verdad es otra variante interesante y da buenos y probados resultados.
4º.- Otra cosa eficaz es el poner obstáculos, con todos los medios posibles, para que jamás se conozca la verdad de los hechos, y abrumar con muchas otras noticias en contra, o no, para distraer, o desviar la atención hacia el lado más conveniente siempre para provecho e intereses propios. Y, si es posible, ganar también con ello más dinero.
5º.- Torcer en contra suya todo lo que el acusado pudiera decir en su defensa. Mutilar y recortar audios, videos, escritos, etc. Es decir, “editar” o torcer las cosas de tal modo que todo “diga” o “suene” como nosotros queremos.
6º.- Si la acusación es evidentemente incómoda, o poco creíble, pero, no obstante, se la quisiera usar, se puede aplicar el método “CONDENACIÓN POLÍTICA”, es decir, utilizar aquello que será condenado “por todos”, o sea, lo que está  establecido por los medios como absoluta y dogmáticamente condenable. Sin defensa alguna posible para el acusado. Y esto siempre es posible sin salirse, por supuesto, de lo “políticamente correcto”.
7º.- Lo “políticamente correcto” es aquello que, las izquierdas de toda laya, (marxistas, capitalistas, liberales, etc.) hayan decretado dogmáticamente, como censurable y condenable en este momento histórico. Porque podrá cambiarse “a piacere” por otro distinto cuando se lo estime conveniente. Nos estamos refiriendo a tachar a alguien de nazi o fascista - que es más o menos lo mismo - convencidos de que esto es “lo más peor” de lo que se pueda acusar a alguien residente en este planeta. Esta acusación dogmática y mortal tiene, además, la ventaja de haber sido ya implantado en las mentes de las masas desde hace mucho tiempo y, si se machaca tan constantemente con ello, es a fin de pulverizar toda posible duda de su perversidad. Todo lo que se sigue de ello sucede en forma prácticamente automática, por decirlo así, pues se ha llegado a imprimir tal presión psicológica sobre las mentes, que todo el mundo está contagiado de ese virus conocido como la “auto-censura”, lo cual es como tener adentro de uno un policía con un garrote listo para darte por la cabeza apenas te pases de la raya o del límite fijado de antemano, se haya impuesto este ya clara y abiertamente o ya subliminalmente, (es decir, “sin que uno se dé cuenta ni un “poquito así”). Esto lleva, además, otra ventaja suplementaria: inhibir el hábito de pensar. Crear un miedo interior, o autocensura, como para no tocar “ciertos temas”. Con el temor de ser “malentendido” o “etiquetado” con alguna de esas horribles o peligrosas etiquetas, que luego se puedan torcer en vuestra contra. No se puede expresar una opinión sobre ciertos “temas tabú”, aunque fuera válida. Siempre se hará imposible de colocar sobre el tapete en ningún debate. Hay tal presión de los medios, con slogans, propagandas, etc. al respecto que ni siquiera se atreverá nadie a recurrir al sentido común. También éste último (nos referimos al sentido común) que ya hace tiempo ha dejado de ser tan común, a causa de la destrucción masiva de la inteligencia impulsada por los medios en todo el mundo.

"Ecce Homo" por Honoré Daumier

Un ejemplo histórico
Cuando los jefes religiosos del pueblo Judío querían matar a Jesucristo por “blasfemo”,  recurrieron a Pilatos para lograr ese propósito, pues ellos no tenían permiso de aplicar la pena de muerte a nadie, y, como Pilatos se negara a ello por no encontrar culpa suficiente en Jesús como para aplicarle la pena capital, los judíos, para lograr la condena de Jesús, recurrieron entonces a la ACUSACIÓN POLÍTICA, pues Pilatos era el gobernador de Judea. –“Si no crucificas a este, no eres amigo del César – gritaron – pues él dijo que no había que pagar el tributo al César.” Y eso era sencillamente, una mentira. Jesús nunca había dicho eso, sino: “Dad al César lo que es del César”. Torcieron de este modo el sentido de lo que había dicho Jesús para volverlo en su contra. Entonces, Pilatos, temiendo un perjuicio político contra él mismo, entrególes a Jesús para que fuese crucificado. Acusaron a Cristo de nacionalista. Lograron su condena a muerte como si él se hubiese proclamado líder de un movimiento enemigo del Imperio Romano. Como a un agitador político. Hoy lo hubieran acusado de nazi o fascista, o de ultra-judío, o judío integrista. Cuando, en la realidad, los que odiaban la ocupación romana sobre Judea, los verdaderos “nazis” o nacionalistas, o patriotas, eran los mismos acusadores de Cristo, aunque clamaran: “No tenemos más rey que el César”.
Hoy se utiliza a los “medios” para acusar a cualquiera sin que cuente el acusado con posibilidad de defensa alguna. No existen medios de descarga para los acusados.
Los medios dan para todo. ¿Para todo? Sí, para todo, menos para la verdad. Solo están al servicio de sus amos. Y sus amos solo saben mentir en su provecho. Pues los medios son un arma. Un arma de dominio.

Monseñor Poli y el Rabino  Skorka

En la Catedral de 
La Santísima Trinidad de Buenos Aires
Según los medios, el martes 12 de Noviembre de 2013 se produjo en la catedral de La Santísima Trinidad de Buenos Aires, un hecho de “violencia”, (Porque ahora parece que rezar el Rosario en una Catedral Católica es un hecho de violencia) Porque una veintena de jóvenes, y algunos niños entre ellos, fueron a rezar un Rosario de desagravio por la profanación del Templo. Un Rosario para manifestar su desacuerdo con  los sacerdotes “católicos”, mercenarios y apóstatas de su credo, y hacerles ver que hay actos que no son para ser celebrados en un Templo sin profanarlo. Nadie se opuso a que los judíos celebrasen el acto que ellos querían celebrar, sino  que éste se realizara en el principal Templo Católico de Buenos Aires. Su lugar más apropiado hubiera sido en una sinagoga. Tal vez esto se entienda mejor con un ejemplo hipotético: Imaginémonos por un momento que los católicos pidieran hacer un acto litúrgico en una sinagoga para homenajear a los miles de cristeros muertos (Sacerdotes, laicos, mujeres y niños católicos) en la persecución religiosa que sufrieron en Méjico por parte del gobierno masónico del presidente Calles, entre 1926 y 1929, más los años siguientes en los cuales siguieron asesinando a los jefes cristeros que habían sobrevivido. Imaginémonos – digo - de pedir a las autoridades religiosas judías celebrarlo en su Sinagoga principal. ¿Qué hubieran dicho sus representantes religiosos? Este ejemplo hipotético es también para que lo entiendan los mismos judíos, víctimas ellos también de la propaganda y  del lavado cerebral que ejercen los medios incitando al odio.
Lo que sí ocultan celosamente los medios es cuál es realmente la religión más perseguida hoy en día. Es una sola religión. Una sola: la religión Católica. (Persecución religiosa, incluyendo el asesinato, en varios países, como la India, países africanos, islámicos, etc.) Pero es que la única religión que es permitido atacar de todas las formas posibles, e impunemente, es la Religión Católica. Es un permiso a nivel mundial. Esto no lo dicen los medios, lo ocultan. Y, además, lo practican celosamente. En lo cultural sucede otro tanto. El cine de Hollywood, por ejemplo, no tiene película, desde el drama a la comedia o la película de acción, (incluso en los films de animación para niños) en donde no se insulte de alguna forma a todo lo que sea católico o que el público pueda relacionar con él. Atacar ideas católicas que aún subsisten en el ambiente, para extirpadas como obsoletas, anacrónicas, etc. Siempre se representa a los sacerdotes católicos como seres hipócritas, ridículos, monstruosos, estúpidos o perversos.  Palabras convertidas en insultos entre los personajes como “medieval”, “inquisidor”, etc. Películas como “El nombre de la rosa”, “Cruzada”, “El código Da Vinci” y un larguísimo y larguísimo etc. Obras de teatro se exhiben en Buenos Aires en donde se hace burla de los católicos. Las librerías rebozan de libros anticatólicos. Se ultraja el Catolicismo de mil maneras y por todos los medios. Se lo puede acusar, ridiculizar, decir sobre él con toda clase de mentiras históricas, profanar sus templos, y, además,  promover todo aquello que la combata, ya sea en el plano moral, religioso, político, filosófico, social, etc. Y nadie pondrá “el grito en el cielo”. Nadie invocará la discriminación, ni ningún derecho a profesar, en un país nacido católico, su propia religión. Prueben, por ejemplo, de hacer algo así en un país musulmán y verían enseguida las consecuencias. Claro estamos en plena apostasía. Empezando por las mismas autoridades “católicas” (enemigos en realidad) que ocupan en la Iglesia cargos de jerarquía. Así que, no hay que ser tan hipócritas como para rasgarse las vestiduras porque un  pequeño grupo (sí, pequeño) reacciona en defensa de ella tildándolo enseguida de “nazi” o “fascista” – acusación política; o de anti-judío – acusación religiosa, si defiende la profanación de un templo católico. Cuando en realidad los únicos que somos discriminados y perseguidos somos siempre solamente los católicos. Esto es lo que se hace y se fomenta en la realidad de todos los días. Pero eso está bien. Eso es políticamente correcto ¿no es cierto? Porque todo lo que sea atacar a la religión Católica está bien. Y cuando se elogia algo “católico”, lo es en la medida en que “eso” ya no es católico realmente.


Papa Francisco I

El aplaudido por todos, el Papa Francisco, ha dicho:

A los jóvenes: “¡Hagan Líos!”

A todos: “El que no le reza a Dios, le reza al diablo. Cuando no confesamos a Jesucristo, confesamos la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio”.

Y, a todos también: “Recen el Rosario todos los días”


        Cincuenta años de destrucción 
de la Iglesia Católica
Pero cincuenta años de ignorancia de su propia religión - “hazaña” lograda por la Iglesia Modernista del post-Concilio Vaticano II, (Para los no lo saben el modernismo ya ha sido condenado por el Magisterio de la Iglesia desde mucho tiempo – siglo XIX en adelante hasta Pio XII - como una herejía) ha producido “católicos” que ya no son católicos, ¡y no lo saben! pues ignoran su fe, la doctrina bimilenaria de la Iglesia. Por eso no distinguen ya lo sagrado de lo que no lo es. Es una religión nueva. Una Iglesia que ya no tiene nada que ver con la Iglesia de siempre. Con el Magisterio de la Iglesia. Es otra religión, es la religión del Hombre. Es el hombre puesto en el lugar de Dios. Es la Religión que prepara la venida del Anticristo. Una religión que pasa - y quiere pasar - por la verdadera Iglesia de Cristo, por eso quiere seguir llamándose “católica”, para arrastrar con ella a los incautos, a los que quieren un catolicismo mundano, un catolicismo fácil, un catolicismo sin Cristo, un catolicismo sin cruz. Los curas de la Catedral de la Santísima Trinidad de Buenos Aires son curas apóstatas. Son falsos pastores. Son mercenarios.  Son curas que reniegan de Cristo, que se avergüenzan de Él (“Si alguno se avergonzare de Mí, Yo me avergonzaré de él ante el Padre”) y se abrazan con el mundo (“Si alguno ama al mundo no está en él la caridad de Dios”). Son aplaudidos por el mundo, porque ya no son de Cristo. Porque el mundo ama lo que es suyo. Porque el mundo odia y rechaza a Cristo y a la Iglesia fundada por Él. “Si alguno de nosotros – dice san Pablo – o un ángel del cielo, os predica un Evangelio distinto al que os hemos predicado, sea anatema”. Es decir excomulgado. “Estaban entre nosotros, pero no eran de nosotros” - dice el apóstol san Juan hablando de los falsos hermanos, de los herejes. Hereje es aquél que predica un Evangelio distinto. Que usa una apariencia católica pero sin serlo ya. Que usa palabras católicas, pero dándoles otro sentido, que no se corresponden con el espíritu de Jesucristo. Jesucristo es verdadero hombre y verdadero Dios. Jesucristo es el verbo de Dios encarnado. Un hecho. Un misterio que ocurrió en un momento de la historia. “En la plenitud de los tiempos” - como señala san Pablo. Los que creen que ahora estamos en la plenitud de los tiempos porque tenemos máquinas voladoras, televisión e Internet se equivocan. No estamos precisamente en la cima de una plenitud sino en una pendiente. Una pendiente en donde nos deslizamos cada vez más aceleradamente  hacia el fin de los tiempos. No estamos subiendo, sino cayendo. Los adelantos tecnológicos no hacen al hombre mejor ni superior a otro en el sentido moral, humano y trascendente. Un hombre armado de un fusil con mira telescópica enfrentando a otro armado con una espada, no le hace automáticamente mejor, como hombre, que aquel por tener un arma tecnológicamente más poderosa, como para asegurar la muerte del adversario y  corriendo el menor riesgo personal, sino todo lo contrario, le da la posibilidad de ser moralmente peor que el que blande la espada. El avance técnico no hace mejor a los hombres por ese solo hecho. Más bien facilita todo lo contrario. Los ejemplos están a la vista de quien simplemente quiera mirar cómo se reparte el poder hoy en el mundo, por ejemplo.
El Anticristo va a necesitar, en sus comienzos, de una religión, y de una religión humanista, para sus propósitos, pero no precisamente de la Religión Verdadera, que una o re-ligue al hombre con Dios. Todo lo contrario, la considerará su principal enemiga.  Luego se deshará de toda religión, de todo lo que se llame “Dios” y se sentará él mismo en el Templo de Dios y se hará adorar como tal. Él hará una marca a sus seguidores, en la mano derecha o en la frente, y quien no la tuviere no podrá ni comprar ni vender. Es decir, ejercerá un poder absoluto. Ejercerá la tiranía más absoluta que jamás existió apoyado por la tecnología. Establecerá la esclavitud más total y férrea, persona a persona, como jamás tirano alguno pudo lograr en toda la historia de la Humanidad. Y todo esto lo hará en nombre de la democracia, de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad  universal.


Volvamos a la catedral
Después de ésta larga digresión volvamos a la Catedral de Buenos Aires, tantas veces profanada y ultrajada, por abortistas, homosexuales, agrupaciones de la izquierda, y otros enemigos de la Iglesia. Los falsos pastores, como les llamó Cristo, los asalariados, los que cuando ven venir al lobo abandonan el rebaño y huyen, nunca movieron un dedo para defenderla, y ni siquiera para desagraviarla luego con un algún “acto litúrgico” invitando representante de otras religiones, como les gusta hacer. ¿Por qué? ¿Porque seguramente vendrían a hacerlo espontáneamente algunos pocos laicos por ellos?... ¿O, simplemente, porque no les importa? No. Tampoco... Sino porque esos laicos los hacen "quedar mal". Les hacen quedar como intolerantes si defienden la Iglesia. Como fanáticos. Defender algo que es propio es fanatismo. No hay que amar tanto. Siendo lo real que los intolerantes, los que no toleran el Evangelio de Cristo son los que lo atacan, y profanan lo que es sagrado para los católicos. Esos laicos son unos reaccionarios, por defender su religión. Pero ¿Quién no reacciona cuando insultan a su madre?  Esos laicos aún quieren a su Madre aunque los pastores la prostituyan y la hagan irreconocible. Esto fastidia, sí, a los malos pastores, lobos disfrazados de ovejas. Pero ¿Fueron alguna vez realmente pastores? Si lo fueron ¿Desertaron de serlo? “Por sus frutos se conoce la árbol”- nos enseñó Jesucristo. “El árbol bueno no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos”.”Sepulcros blanqueados. Bellos por fuera pero, dentro, llenos de podredumbre y de huesos de muertos”.
Estas cosas las profetizó nuestro Señor Jesucristo de diversas maneras: “Cuando vuelva el Hijo del Hombre ¿Creéis que hallará fe en la tierra?”. “Os perseguirán y os matarán creyendo hacer un servicio a Dios”. "Cuando veáis la abominación de la desolación en el lugar Santo, donde no debe estar" -predicha por el profeta Daniel- ...Y, san Pablo dice: “Es necesario que antes venga la gran Apostasía”. Y, después de ella, eliminado ya el “obstáculo”, “aparecerá el hijo de perdición, el impío, el Anticristo”.


Un acto profano y político en donde no debe estar.

La presencia política de izquierda, atea y
enemiga de Cristo presente

Insultos

Estamos ya en esos tiempos profetizados. Cristo nos dio las señales para reconocerlos. Como fue profetizada su primera venida y no le reconocieron. Porque no reconocieron el tiempo de su visitación pues la religión estaba corrompida por la hipocresía y por “mandamientos de hombres”. Pues ponían los mandamientos humanos por sobre los de Dios, y porque ignoraban las Escrituras y el poder de Dios. Hoy estamos en una situación similar a la primera venida de Cristo. Pero si en la primera vez vino a salvar, en la segunda vendrá para juzgar. “Y las naciones se golpearán los pechos”, cuando vean la señal del Hijo del hombre en los cielos, y ante el relámpago de su venida. No importa que hoy no crean en esto. Para los que no creen estas palabras están dichas para testimonio en aquél día.

Alberto M. Borromeo


Fin de la primera parte