Las bodas de Caná. Vitral. |
El Evangelio de hoy narra cómo Nuestro
Señor hace su primer milagro, en unas bodas, convirtiendo agua en vino.
El agua que lava, que purifica, y que
estaba contenida en recipientes para las abluciones rituales; significa la
antigua religión judía, cuyos ritos figurativos caducaron cuando con
Cristo llegó lo figurado. El vino que alegra los corazones representa, por
su parte, a la religión católica, que nos da el gozo de la verdad completa y la
felicidad eterna del Cielo.
Pues bien, transcurridos casi dos mil años
desde este primer milagro obrado por Jesucristo, sucedió algo increíble e
inimaginable: el clero de la misma Iglesia Católica, invirtiendo aquél
milagro, empezó a convertir el vino en agua. Cristo convierte al agua en vino y
el demonio, remedando a Dios, convierte el vino en agua.
En efecto, tal como en las bodas de Caná,
los sirvientes, por orden de Cristo, llenaron los recipientes con el agua que
sería convertida milagrosamente en el más excelente vino; desde aquel fatídico
concilio Vaticano II, los sirvientes de Cristo -esto es, los clérigos
católicos-, movidos por el demonio, ponen aguas turbias en el vino purísimo de
la doctrina católica, desvirtúan y contaminan la Verdad con el agua insípida,
inútil o amarga de doctrinas puramente humanas (Mt 16, 23).
¿De dónde vino esto? ¿Quién ha puesto agua
a nuestro vino? ¿Quién ha sembrado cizaña sobre nuestro trigo? El enemigo de
siempre, el demonio, que desde el principio recurre a la estratagema de mezclar
error en la verdad. Muy inteligente y muy astuto, “transfigurado en
ángel de luz” (2 Cor 11, 14), no nos ofrece veneno puro, sino pan
envenenado o vino aguado. “Es homicida desde el principio. No se mantuvo en
la Verdad y no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo habla, pues
es mentiroso y padre de la mentira” (Jn 8, 44).
Dice Mons. Lefebvre en “El Golpe Maestro
de Satanás”, que el diablo "es homicida en las persecuciones
sangrientas y padre de la mentira en las herejías, en todas las
falsas filosofías y en las palabras equívocas o engañosas que están en el
origen de las revoluciones… El golpe maestro de Satanás está en
difundir los principios revolucionarios introduciéndolos en la Iglesia por
la autoridad la misma Iglesia, poniendo a esta autoridad en una
situación de incoherencia y de contradicción permanentes… Satanás
reina por el equívoco y la incoherencia, que son sus medios de combate por los
que engaña a los hombres de poca Fe."
¿No es lo mismo que, mutatis
mutandis, sucede en la FSSPX? En la Neo-FSSPX todavía hay obras,
sermones y publicaciones excelentes, pero ella se mueve paulatinamente hacia el
acuerdo con los herejes romanos. Somos testigos de la revolución de la
Fraternidad, proceso de autodestrucción impulsado desde la misma cabeza de la
congregación. El golpe maestro de Satanás ha llegado finalmente hasta el
corazón del tradicionalismo. El humo satánico ha penetrado en el último reducto
defensivo por las grietas excavadas, por traidores, desde el interior. Al igual
que en la revolución de la Iglesia, la autoridad de la FSSPX se vale de un
lenguaje deliberadamente ambiguo o equívoco para el logro de sus planes. La
Fraternidad, al menos desde el 2012, vive notoriamente en la contradicción y en
la incoherencia, y los que abiertamente se oponen a la traición son expulsados,
pues “Satanás ha logrado verdaderamente un golpe maestro: logra hacer
condenar a quienes conservan la fe católica por aquéllos mismos que debieran
defenderla y propagarla”(ibíd.). En fin: el buen vino que Mons. Lefebvre
había preservado, finalmente está siendo adulterado, convertido en agua sucia
también.
Ya antes del Concilio, algunos
liberales influyentes “estimaron que se debía buscar una vía nueva para
universalizar a la Iglesia, es decir, para hacerla aceptable o agradable al
mundo moderno tal como es con sus falsas filosofías, sus falsas religiones, sus
falsos principios morales, políticos y sociales. Prefirieron dejar en la sombra
la vía de la fe, demasiado intolerante con el error y el vicio y demasiado
exigente, y que obliga al combate continuo al situar a la Iglesia y al ‘mundo’
en un estado de perpetua hostilidad…. Quisieron ‘desposar a la Iglesia con la
Revolución’. Para la realización de este impío universalismo, de esta unión
adúltera, era preciso”debilitar, desvirtuar, quitar su poder al vino;
suprimiendo “lo que es distintivo y específico de la fe católica, lo
que se opone de modo irreconciliable a ese ‘mínimo’ que permite la unión” (ibíd.) de
los hijos de Dios y los hijos del diablo.
El mismo esquema se repite en la
Fraternidad. El fin es, en este caso, “desposar a la FSSPX con Roma apóstata”.
Se busca hacer agradable a la FSSPX, atractiva a los ojos humanos, aceptable
para los liberales; de ahí que sus autoridades se esfuercen por presentarla
como “inofensiva y simpática”, y por suprimir gradualmente lo que es
distintivo y específico de la FSSPX, lo que se opone de modo
irreconciliable a ese ‘mínimo’ que permite la unión con Roma liberal y
modernista. “¿No se ven ya en la Fraternidad los síntomas de esa
disminución en la confesión de la Fe?”, decían los tres Obispos al
Consejo General en la carta de 7-4-12. Se desvirtúa el divino vino, es decir, se
disminuye su virtud, fuerza o poder mediante el agua de esas disminuciones
traidoras, de esos silencios indebidos y de esa sistemática y calculada
ambigüedad. El combate varonil tiende a desaparecer mientras
que el diálogo liberal aumenta por medio de los renovados
contactos con Roma y de la estrategia de las reuniones “informales y cordiales”
con distintos prelados “conservadores” en todo el mundo. En tanto, en un sermón
de diciembre, Mons. Fellay se sincera por una vez, revelando que pretende
conseguir el “sello de Roma”, ¡la certificación de catolicidad dada por los
herejes destructores de la Iglesia!
Es preciso reconocer que la jugarreta ha
sido bien hecha y que la mentira de Satanás ha sido utilizada maravillosamente.
La Iglesia va a destruirse a sí misma por vía de la obediencia. La Iglesia va a
convertirse al mundo hereje, judío, pagano, por obediencia… (ibíd...) Exactamente
lo mismo hay que decir ahora de la FSSPX.
Tres días después se
celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Y su
madre dijo a los sirvientes: «Haced todo lo que él os diga».
Pues bien, la Madre de Jesús, nuestra
Madre, la misma que estaba allí, está aquí, está con nosotros y va delante de
nosotros en esta guerra. Sigamos su ejemplo y estemos estrechamente unidos a
ella, la Virgen fidelísima en este nunca imaginado Calvario de la gran crisis
de la Iglesia, de pie, haciendo todo lo que Él nos diga. ¿Y
qué nos dice Él en este momento oscuro? Nuestro Señor Jesucristo nos dice y nos
manda, por medio de Mons. Lefebvre en el último libro que escribió
("Itinerario Espiritual") y que contiene su última voluntad: “Para
todo sacerdote que quiera permanecer católico, es un deber estricto el
separarse de esta iglesia conciliar, en tanto que ella no regrese a la Tradición
del Magisterio de la Iglesia y de la fe católica”.
Por eso en la Resistencia decimos a todos
los que pretendan llevarnos hacia el liberalismo o hacia los liberales: ¡Vade
retro Satanás!
Publicado por Syllabus Errorum