Mientras Monseñor Williamson es de nuevo
condenado por los tribunales, he aquí lo que piensan los judíos sobre las
“canonizaciones” de Juan XXIII y Juan Pablo II.
(Extracto de este artículo de Haaretz)
Escena de la película "La Pasión" |
Mientras (las “canonizaciones”) no
fueron programadas específicamente para coincidir con la
víspera del Yom Hashoa, el Día de la
Conmemoración del Holocausto en Israel, esto tiene una resonancia histórica para los judíos de todas partes, pues
ningunos otros dos hombres hicieron más que Roncalli y Wojtyla para revertir
todos esos siglos de enemistad frecuentemente asesina de la Iglesia hacia el
pueblo judío.
La doble canonización, puesta en un
contexto histórico, es una victoria para
los judíos.
Juan XXIII, con menos de cinco años en
el trono, borró las referencias antisemitas de la liturgia (una de sus primeras
decisiones) y convocó el concilio Vaticano II, al comienzo del cual encargó la
redacción de Nostra Aetate, la declaración más importante del Vaticano II la
cual proclamó resueltamente que los judíos de
ninguna manera deben verse como responsable de la muerte de Jesús.
Y Juan Pablo II llevó las
relaciones con los judíos a otro nivel. En constante cooperación con líderes
judíos, fue el primer papa en visitar la sinagoga en Roma, refiriéndose a los
judíos como “nuestros queridos hermanos mayores”, autorizando relaciones
diplomáticas completas con Israel, y en su visita a Jerusalén, se disculpó por los sufrimientos que la iglesia y sus miembros infligieron
a los judíos.
El cambio teológico forjado en solo
cincuenta años por una serie de papas (incluyendo a Benedicto XVI, a pesar de
sus fallas) no tiene precedente en velocidad y significado en la historia
teológica. Nunca una religión
había cambiado tan exhaustivamente su actitud hacia los que alguna vez vio como
su peor enemigo. Esto se debe en primer
lugar al éxito de incontables generaciones de judíos que conservaron su fe y
prosperaron a pesar de las persecuciones, de las conversiones forzadas
inspiradas y patrocinadas por la Iglesia por libelos de sangre, sino también a estos dos hombres extraordinarios que han sido honrados hoy en Roma. La
canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II es un día de júbilo para los
católicos y una victoria histórica
para el pueblo judío.
Publicado
por Non Possumus en 10:39