EL REY DAVID Catedral de Fidenza, Italia |
¿Cuál fue la
causa de la ira de Yahvé y quién instigó a David? Según los Santos Padres y
muchos intérpretes modernos, se encendió
el furor del Señor porque el motivo de hacer el censo era el orgullo, cual si
él fuese el dueño del pueblo de Dios y el poder de Israel consistiera en su
número y no en la confianza en Dios. Esto se confirma con la conducta inversa
que siguió David. El que movió a David al orgullo fue Satanás, como afirma
expresamente el libro de los
Paralipómenos (I Par. 21, 1). Dios se lo permite, como en Job 1,12. Pero esta vez para castigar la infidelidad de
su pueblo, como lo hizo otras veces por medio de ejércitos enemigos. De ahí que
el castigo descargue sobre el pueblo y no sobre el rey que dispuso el
censo. Dios permite a veces que un
pastor caiga en una falta para castigar así a los que están a su cargo, porque
según dice San Gregorio, es muy intenso el enlace que hay entre los gobernantes
y gobernados, entre el Pastor y la grey. (Comentario de Mons. Straubinger al
libro II de los Reyes Cap. 24, 1 y ss.)
“Ese mismo día vino Gad (Profeta de
Yahvé) a David y le dijo: “Sube, levanta
un altar a Yahvé en la era de Areuna, el
jebuseo”. Subió, pues, David, conforme a la palabra de Gad, como se lo
había mandado Yahvé. Cuando Areuna, alzando los ojos, vio al rey y a sus
siervos que venían hacia él, salió y postróse delante del rey, rostro en tierra.
Y dijo Areuna: “Por qué viene el rey mi señor a casa de su siervo?”. “¿David
respondió: “Para comprarte esta era, a fin de edificar un altar a Yahvé, para
que la plaga se retire de sobre el pueblo." Dijo entonces Areuna al rey: “Tome el rey mi señor y ofrezca como sacrificio
lo que bien le parezca. Mira aquí están los bueyes para el holocausto, y los
trillos y los yugos de los bueyes para la leña. Todo esto, oh rey, regala
Areuna al rey.” Areuna dijo además al rey: “¡Yahvé, tu Dios, te sea propicio!”
Respondió el rey a Areuna: ” ”No, sino que te compraré por plata, pues no
quiero ofrecer a Yahvé mi Dios holocaustos que no me cuesten nada.” Y así
compró David la era y los bueyes por cincuenta ciclos de plata. David erigió
allí un altar a Yahvé y ofreció holocaustos
y sacrificios pacíficos; y Yahvé fue propicio al país, y se retiró la plaga de
Israel. (II Libro de los Reyes, Cap. 24,
18-25).
“No quiero ofrecer a Yahvé mi Dios
holocaustos que no me cuesten nada.”