Jueves, 10 de septiembre de 2015
NON POSSUMUS
FUENTE
La Porte Latine, sitio oficial del Distrito de Francia,
publicó ayer un sermón pronunciado por el P. de la Rocque en San Nicolás de
Chardonnet el domingo 6 de septiembre. El sermón (titulado: “Estos 50 años son
ocasión de penitencia y no de alegría) ha desaparecido (puede verse todavía en
Tradinews y Médias Press Info).
¿Cuál es el alcance, la razón de ser de este texto, de esta
disposición? [concesión de jurisdicción ordinaria para confesar]
Lo primero que está claro, es que a través de ella, el papa
nos invita, quiere implicarnos en este jubileo de la Misericordia.
¿Qué celebra este jubileo? Para saberlo, sólo hay que mirar
la Bula de convocatoria del papa Francisco por la cual decreta este jubileo. Es
allí donde se describe el objetivo y la intención de este jubileo. Ahora bien,
este texto es extremadamente claro. Se trata de celebrar los cincuenta años del
concilio Vaticano II. La Iglesia, dice el papa, tiene necesidad de conservar
vivo este acontecimiento.
¿Podemos regocijarnos, alegrarnos, de este acontecimiento
que fue el concilio Vaticano II? Desgraciadamente, es evidente que no.
Este concilio es la causa misma de la decadencia, del
deterioro que ha conocido la Iglesia desde hace 50 años.
Nosotros sufrimos todas las consecuencias prácticas de estos
principios erróneos enunciados por el concilio. Este es sólo un ejemplo entre
tantos otros. Entonces es evidente que no podemos regocijarnos de este
acontecimiento del concilio. Estos cincuenta años, para nosotros, para quien
busca tener una mirada objetiva de lucidez doctrinal y pastoral, estos
cincuenta años son ocasión de penitencia y no de alegría.
Regresemos a este texto del martes pasado para ver lo que
está en juego, lo que esconde detrás. Sin duda alguna, hay mucha habilidad de
parte del papa Francisco. Desde hace años, decenios, ellos buscan hacernos
admitir, reconocer el concilio Vaticano II y sus nuevos principios erróneos.
Estando yo en Roma en esas discusiones doctrinales durante
dos años, de 2009 a 2011, puedo decirles que vimos pasar textos de
declaraciones doctrinales que ellos querían hacernos firmar. Fracasaron.
Entonces, en lugar de hacernos reconocer en los principios todas estas
enseñanzas nuevas, tratan de actuar por la praxis, hacernos realizar actos que,
en sí mismos, por su naturaleza, implican de manera implícita el reconocimiento
de todo esto.
Ellos quieren hacernos participar en el jubileo celebrando
los 50 años del concilio Vaticano II.
Nosotros estamos -no juzgo las intenciones, sólo tomo
algunas lecciones de historia- frente a una táctica propiamente revolucionaria,
bastante conocida de los marxistas. Cuando no se pueden perjudicar los
principios de quien el revolucionario considera su enemigo, busca que realice
actos concretos por los cuales pone entre paréntesis sus principios.
No vivir en conformidad con los principios a los cuales
estamos adheridos internamente, es simplemente eso que se llama
liberalismo.