domingo, 2 de febrero de 2014

LAS PROFECÍAS DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SUCESO

QUITO, 2 de Febrero de 1634

Imagen de Nuestra Señora
del Buen Suceso
  
En medio de las múltiples manifestaciones de la Madre de Dios, encontramos las apariciones de Nuestra Señora del Buen Suceso de Quito a Santa Mariana de Jesús Torres a comienzos del siglo XVI. Se le venera todavía hoy en día su imagen en el convento de la Concepción de Quito, donde Ella se apareció.
El 2 de febrero de 1634, la Madre Mariana de Jesús rezaba delante del Santísimo Sacramento, cuando, de repente, la lámpara que iluminaba delante del altar se apagaba. Como ella intentaba no dejarla apagar, una luz sobrenatural inundó la iglesia. La Santísima Virgen se le apareció y le dijo:

"Hija querida de mi Corazón, soy María del Buen Suceso, tu madre y tu protectora, que, portando mi Hijo Santísimo en mi brazo izquierdo y teniendo el cetro en mi mano derecha, vengo a darte una buena noticia: dentro de diez días y diez meses, tú cerraras tus ojos a la luz material de este mundo para abrirlos a la claridad de la luz eterna.

Oh, si todos los mortales y las almas religiosas conocieran lo que es el Cielo, lo que es la posesión de Dios, vivirían de otra manera y no rechazarían ningún sacrificio para poseerlo cada vez más. Pero ciertos se dejan enceguecer por el falso brillo de los honores y de la grandeza humana, mientras otros lo son por el amor propio, no dudándose que ellos caen dentro de la tibieza, este mal gravísimo que impide dentro de los conventos el fervor, la humildad, la renuncia a sí mismo, la práctica incesante de las virtudes religiosas y la caridad fraternal con aquella simplicidad de niño que hace las almas muy queridas a mi Divino Hijo y a mí, su Madre".

Después de estas palabras, Nuestra Señora del Buen Suceso se puso a hablar de la Orden de la Inmaculada Concepción y especialmente del Convento de la Concepción de Quito:

"Esta casa será combatida con un furor infernal para destruirla y aniquilarla; pero yo y la Providencia Divina, vigilaremos para su conservación, favoreciendo por esto las virtudes practicadas por los habitantes de esta casa..., sepas también, mi hija bien amada, que mi amor maternal vigilará sobre los conventos de la Orden de la Inmaculada Concepción, porque esta Orden me dará mucha gloria por todas las hijas que ahí tendré. Tomaré un cuidado especial de los conventos fundados sobre esta tierra por los miembros de esta casa. Muy a menudo estarán en el punto de ser aniquilados, pero recobrarán vida milagrosamente. Uno solo se cerrará según la voluntad de Dios: tú lo sabrás hasta cuando estés en el Cielo".

Y aquí Nuestra Señora del Buen Suceso comienza a explicar el sentido de la visión de Santa Mariana de Jesús Torres:

"La lámpara que arde delante del Amor prisionero y que tú has visto apagarse tiene muchas significaciones:

La primera: al final del siglo XIX y durante una gran parte del siglo XX, diversas herejías abundarán sobre esta tierra entonces republica libre. La luz preciosa de la Fe se apagará en las almas en razón de la corrupción casi total de las costumbres (de los vestidos); en estos tiempos habrán grandes calamidades físicas, morales, públicas y privadas. El número pequeño de las almas que conservará el culto de la Fe y de las virtudes sufrirá un cruel e indecible dolor; por este martirio prolongado, muchos de entre ellos irán a la tumba por causa de la violencia de los sufrimientos y serán contados como mártires, aquéllos que se habrán sacrificado por la Santa Iglesia y por la Patria. Para librarse de la esclavitud de esas herejías, se necesitará una gran fuerza de voluntad, de la constancia, del coraje y una gran confianza en Dios, dones del amor misericordioso de mi Divino Hijo, a aquéllos que Él ha escogido para esta restauración. Para poner a prueba la Fe y la confianza de los justos, llegará momentos donde todo parecerá perdido y paralizado, ésto será el feliz comienzo de la completa restauración.

La segunda: mis comunidades estarán desiertas; ellas serán sumergidas por un mar sin fondo de amargura y parecerán ahogadas bajo las tribulaciones. Cuántas verdaderas vocaciones se perderán por falta de dirección espiritual hábil, prudente para formarlas. Las maestras de novicias tendrán que ser almas de oración y conocer la diversidad de espíritus.

La tercera significación: por la cual la lámpara se apagaba, es que en este tiempo, la atmósfera estará llena del espíritu de impureza que, como un mar inmundo, inundará las calles, las plazas y los lugares públicos. Esta libertad será tal que no habrá más en el mundo un alma virgen, la Masonería, que en este tiempo estará en el poder, emanará leyes inicuas con el objetivo de abolir el Sacramento del Matrimonio, haciendo fácil para todos vivir en el pecado, animando la procreación de hijos ilegítimos nacidos sin la bendición de la Santa Iglesia.

Una cuarta significación: es que, habiéndose apoderado de todas las clases sociales, las sectas tendrán, con una habilidad, la oportunidad de entrar dentro de los hogares para hacer perder hasta los niños (por medio de la televisión). El demonio se glorificará de alimentarse de una manera pérfida del corazón de los niños. Es escasamente que la inocencia infantil subsistirá.
De esta forma las vocaciones sacerdotales se perderán, esto será una verdadera calamidad. Los sacerdotes se alejarán de sus deberes sagrados y se desviarán del camino trazado por Dios. Entonces, la Santa Iglesia sufrirá la noche oscura a causa de la ausencia de un Prelado y de un Padre que vigile con amor, dulzura, fuerza y prudencia, y muchos de entre ellos perderán el espíritu de Dios, poniendo en gran peligro sus almas.

Ora con insistencia, grita sin fatigarte y llora sin cesar con lágrimas amargas dentro del secreto de tu corazón, pidiendo a Nuestro Padre del Cielo que, por amor por el Corazón Eucarístico de mi Santísimo Hijo, por su Preciosísima Sangre derramada con tanta generosidad y por las profundas amarguras y los sufrimientos de su Pasión y de su muerte, que Él tome en piedad a sus ministros y que Él ponga fin a tiempos tan funestos, enviando a la Santa Iglesia el Prelado que deberá restaurar el espíritu de sus sacerdotes. Este hijo que yo quiero, aquél que mi Divino Hijo y yo amamos con un amor de predilección, lo llenaremos de muchos dones, de humildad de corazón, de docilidad a las diversas inspiraciones, de fuerza para defender los derechos de la Santa Iglesia y de un corazón con el cual se ocupará como un nuevo Cristo de los grandes como de los pequeños sin despreciar al más miserable. El conducirá con una dulzura toda divina las almas consagradas al servicio divino dentro de los conventos sin hacerles pesado el yugo del Señor.

Él tendrá en su mano la balanza del santuario para que todo se haga con peso y medida, a fin que Dios sea glorificado. Este Prelado y Padre será el contrapeso de la tibieza de las almas consagradas dentro del sacerdocio y la religión. Satanás se apropiará esta tierra por la culpa de gente sin Fe que, como una nube negra, oscurecerá el cielo límpido de la República consagrada al Santísimo Corazón de mi Divino Hijo. Esta república, porque habrá dejado entrar en ella todos los vicios, sufrirá toda suerte de castigos: la peste, el hambre, la discordia, la apostasía y la pérdida de muchas almas.
Y para disipar estas nubes negras que impiden el día radiante de la libertad de la Santa Iglesia, habrá una guerra espantosa donde correrá la sangre de sacerdotes, de religiosos.... Esta noche será muy horrible al punto que la maldad parecerá triunfar. Entonces, llegará mi hora: de manera sorpresiva destruiré el orgullo de Satanás, poniéndolo bajo mis pies, encadenándolo dentro del abismo infernal, dejando al fin la Santa Iglesia y la Patria liberadas de su cruel tiranía.

La quinta significación: por la cual esta lámpara se apagaba es que las personas que poseen grandes riquezas verán con indiferencia la Santa Iglesia oprimida, la virtud perseguida, el mal triunfar. No emplearán sus riquezas para combatir el espíritu del mal y para restaurar la Fe. El pueblo se volverá indiferente en las cosas del Buen Dios, tomando el espíritu del mal y se dejarán arrastrar a todos los vicios y pasiones. Ah, mi querida hija, si se te hubiera dado vivir en estos tiempos funestos, morirías de dolor viendo realizarse todo lo que se te ha anunciado. Es tan grande el amor que mi Santísimo Hijo y yo tenemos por esta tierra, nuestra propiedad, que nosotros desearíamos aplicar tus sacrificios y buenas obras para disminuir la duración de una catástrofe tan terrible".

Cuerpo incorrupto de la Madre Mariana de Jesús Torres



PUBLICADO POR PETRUS ROMANUS