QUITO, 2 de Febrero de 1634
Imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso |
En medio de las múltiples
manifestaciones de la Madre de Dios, encontramos las apariciones de Nuestra
Señora del Buen Suceso de Quito a Santa Mariana de Jesús Torres a comienzos del
siglo XVI. Se le venera todavía hoy en día su imagen en el convento de la
Concepción de Quito, donde Ella se apareció.
El 2 de febrero de 1634, la Madre
Mariana de Jesús rezaba delante del Santísimo Sacramento, cuando, de repente,
la lámpara que iluminaba delante del altar se apagaba. Como ella intentaba no
dejarla apagar, una luz sobrenatural inundó la iglesia. La Santísima Virgen se
le apareció y le dijo:
"Hija querida de mi Corazón, soy
María del Buen Suceso, tu madre y tu protectora, que, portando mi Hijo
Santísimo en mi brazo izquierdo y teniendo el cetro en mi mano derecha, vengo a
darte una buena noticia: dentro de diez días y diez meses, tú cerraras tus ojos
a la luz material de este mundo para abrirlos a la claridad de la luz eterna.
Oh, si todos los mortales y las almas
religiosas conocieran lo que es el Cielo, lo que es la posesión de Dios,
vivirían de otra manera y no rechazarían ningún sacrificio para poseerlo cada
vez más. Pero ciertos se dejan enceguecer por el falso brillo de los honores y
de la grandeza humana, mientras otros lo son por el amor propio, no dudándose
que ellos caen dentro de la tibieza, este mal gravísimo que impide dentro de
los conventos el fervor, la humildad, la renuncia a sí mismo, la práctica
incesante de las virtudes religiosas y la caridad fraternal con aquella
simplicidad de niño que hace las almas muy queridas a mi Divino Hijo y a mí, su
Madre".
Después de estas palabras, Nuestra
Señora del Buen Suceso se puso a hablar de la Orden de la Inmaculada Concepción
y especialmente del Convento de la Concepción de Quito:
"Esta casa será combatida con un
furor infernal para destruirla y aniquilarla; pero yo y la Providencia Divina,
vigilaremos para su conservación, favoreciendo por esto las virtudes
practicadas por los habitantes de esta casa..., sepas también, mi hija bien
amada, que mi amor maternal vigilará sobre los conventos
de la Orden de la Inmaculada Concepción, porque esta Orden me dará mucha gloria
por todas las hijas que ahí tendré. Tomaré un cuidado especial de los conventos
fundados sobre esta tierra por los miembros de esta casa. Muy a menudo estarán
en el punto de ser aniquilados, pero recobrarán vida milagrosamente. Uno solo
se cerrará según la voluntad de Dios: tú lo sabrás hasta cuando estés en el
Cielo".
Y aquí Nuestra Señora del Buen Suceso
comienza a explicar el sentido de la visión de Santa Mariana de Jesús Torres:
"La lámpara que arde delante del
Amor prisionero y que tú has visto apagarse tiene muchas significaciones:
La primera: al final del siglo XIX y
durante una gran parte del siglo XX, diversas herejías abundarán sobre esta
tierra entonces republica libre. La luz preciosa de la Fe se apagará en las
almas en razón de la corrupción casi total de las costumbres (de los vestidos);
en estos tiempos habrán grandes calamidades físicas, morales, públicas y
privadas. El número pequeño de las almas que conservará el culto de la Fe y de
las virtudes sufrirá un cruel e indecible dolor; por este martirio prolongado,
muchos de entre ellos irán a la tumba por causa de la violencia de los
sufrimientos y serán contados como mártires, aquéllos que se habrán sacrificado
por la Santa Iglesia y por la Patria. Para librarse de la esclavitud de esas
herejías, se necesitará una gran fuerza de voluntad, de la constancia, del
coraje y una gran confianza en Dios, dones del amor misericordioso de mi Divino
Hijo, a aquéllos que Él ha escogido para esta restauración. Para poner a prueba
la Fe y la confianza de los justos, llegará momentos donde todo parecerá
perdido y paralizado, ésto será el feliz comienzo de la completa restauración.
La segunda: mis comunidades estarán
desiertas; ellas serán sumergidas por un mar sin fondo de amargura y parecerán
ahogadas bajo las tribulaciones. Cuántas verdaderas vocaciones se perderán por
falta de dirección espiritual hábil, prudente para formarlas. Las maestras de
novicias tendrán que ser almas de oración y conocer la diversidad de espíritus.
La tercera significación: por la cual
la lámpara se apagaba, es que en este tiempo, la atmósfera estará llena del
espíritu de impureza que, como un mar inmundo, inundará las calles, las plazas
y los lugares públicos. Esta libertad será tal que no habrá más en el mundo un
alma virgen, la Masonería, que en este tiempo estará en el poder, emanará leyes
inicuas con el objetivo de abolir el Sacramento del Matrimonio, haciendo fácil
para todos vivir en el pecado, animando la procreación de hijos ilegítimos
nacidos sin la bendición de la Santa Iglesia.
Una cuarta significación: es que,
habiéndose apoderado de todas las clases sociales, las sectas tendrán, con una
habilidad, la oportunidad de entrar dentro de los hogares para hacer perder
hasta los niños (por medio de la televisión). El demonio se glorificará de
alimentarse de una manera pérfida del corazón de los niños. Es escasamente que
la inocencia infantil subsistirá.
De esta forma las vocaciones
sacerdotales se perderán, esto será una verdadera calamidad. Los sacerdotes se
alejarán de sus deberes sagrados y se desviarán del camino trazado por Dios.
Entonces, la Santa Iglesia sufrirá la noche oscura a causa de la ausencia de un
Prelado y de un Padre que vigile con amor, dulzura, fuerza y prudencia, y
muchos de entre ellos perderán el espíritu de Dios, poniendo en gran peligro sus
almas.
Ora con insistencia, grita sin
fatigarte y llora sin cesar con lágrimas amargas dentro del secreto de tu
corazón, pidiendo a Nuestro Padre del Cielo que, por amor por el Corazón
Eucarístico de mi Santísimo Hijo, por su Preciosísima Sangre derramada con
tanta generosidad y por las profundas amarguras y los sufrimientos de su Pasión
y de su muerte, que Él tome en piedad a sus ministros y que Él ponga fin a
tiempos tan funestos, enviando a la Santa Iglesia el Prelado que deberá
restaurar el espíritu de sus sacerdotes. Este hijo que yo quiero, aquél que mi
Divino Hijo y yo amamos con un amor de predilección, lo llenaremos de muchos
dones, de humildad de corazón, de docilidad a las diversas inspiraciones, de
fuerza para defender los derechos de la Santa Iglesia y de un corazón con el
cual se ocupará como un nuevo Cristo de los grandes como de los pequeños sin
despreciar al más miserable. El conducirá con una dulzura toda divina las almas
consagradas al servicio divino dentro de los conventos sin hacerles pesado el
yugo del Señor.
Él tendrá en su mano la balanza del
santuario para que todo se haga con peso y medida, a fin que Dios sea
glorificado. Este Prelado y Padre será el contrapeso de la tibieza de las almas
consagradas dentro del sacerdocio y la religión. Satanás se apropiará esta
tierra por la culpa de gente sin Fe que, como una nube negra, oscurecerá el
cielo límpido de la República consagrada al Santísimo Corazón de mi Divino
Hijo. Esta república, porque habrá dejado entrar en ella todos los vicios,
sufrirá toda suerte de castigos: la peste, el hambre, la discordia, la
apostasía y la pérdida de muchas almas.
Y para disipar estas nubes negras que
impiden el día radiante de la libertad de la Santa Iglesia, habrá una guerra
espantosa donde correrá la sangre de sacerdotes, de religiosos.... Esta noche
será muy horrible al punto que la maldad parecerá triunfar. Entonces, llegará
mi hora: de manera sorpresiva destruiré el orgullo de Satanás, poniéndolo bajo
mis pies, encadenándolo dentro del abismo infernal, dejando al fin la Santa
Iglesia y la Patria liberadas de su cruel tiranía.
La quinta significación: por la cual
esta lámpara se apagaba es que las personas que poseen grandes riquezas verán
con indiferencia la Santa Iglesia oprimida, la virtud perseguida, el mal
triunfar. No emplearán sus riquezas para combatir el espíritu del mal y para
restaurar la Fe. El pueblo se volverá indiferente en las cosas del Buen Dios,
tomando el espíritu del mal y se dejarán arrastrar a todos los vicios y
pasiones. Ah, mi querida hija, si se te hubiera dado vivir en estos tiempos
funestos, morirías de dolor viendo realizarse todo lo que se te ha anunciado.
Es tan grande el amor que mi Santísimo Hijo y yo tenemos por esta tierra,
nuestra propiedad, que nosotros desearíamos aplicar tus sacrificios y buenas
obras para disminuir la duración de una catástrofe tan terrible".
Cuerpo incorrupto de la Madre Mariana de Jesús Torres |
PUBLICADO POR PETRUS ROMANUS