Monseñor Marcel Lefebvre |
Miércoles, 5 de febrero de 2014
Difundido por los Capuchinos de
Morgon.
Conferencia en Sierre (Suiza) el 27 de
Noviembre de 1988. (Fideliter n° 89, Septiembre de 1992, pág. 12)
Es la apostasía general, es por eso que nosotros
resistimos, pero las autoridades romanas quisieran que aceptáramos eso. Cuando
discutí con ellos en Roma, ellos querían que reconociera la libertad religiosa
como el cardenal Bea. Pero les dije que no. Mi fe es la del Cardenal Ottaviani,
fiel a todos los papas, y no a esta doctrina nueva que siempre fue condenada.
Esta es nuestra oposición, este es el porqué no
podemos entendernos. No es tanto la cuestión de la misa pues la misa es
justamente una de las consecuencias del hecho que se quisieron acercar al
protestantismo y por lo tanto transformar el culto, los sacramentos, el
catecismo, etc…
El fundamento de nuestra posición.
La verdadera oposición fundamental es el
Reinado de Nuestro Señor Jesucristo.
Opportet Illum
regnare, nos dice San Pablo. Nuestro
Señor vino para reinar. Ellos dicen que no, y nosotros decimos que sí junto a
todos los papas. Nuestro Señor no vino para esconderse en el interior de las
casas sin salir de ellas. ¿Por qué los misioneros se hicieron matar entonces?
Por predicar que Nuestro Señor Jesucristo es el único verdadero Dios, para
decir a los paganos que se conviertan. Entonces los paganos quisieron hacerlos
desaparecer, pero ellos no vacilaron en dar su vida para continuar predicando a
Nuestro Señor Jesucristo. Entonces ahora habría que hacer lo contrario, decirle
a los paganos “¡vuestra religión es buena, conservadla pues vosotros sois
buenos budistas, buenos musulmanes o buenos paganos!” Es
por eso que no podemos entendernos con ellos, pues
nosotros obedecemos a Nuestro Señor que dice a los apóstoles: “Id
y predicad el Evangelio hasta los confines de la tierra”.
Por eso no hay que sorprendernos que no lleguemos a
entendernos con Roma. Esto no será posible hasta que Roma no regrese a la fe en
el reinado de Nuestro Señor Jesucristo, mientras que ella siga dando la
impresión que todas las religiones son buenas. Nosotros chocamos en un punto de
la fe católica, como lo hicieron el cardenal Bea y el cardenal Ottaviani, y
como chocaron todos los papas con el liberalismo. Es la misma cosa, la misma
corriente, las mismas ideas y las mismas divisiones en el interior de la
Iglesia.
Conferencia en Flavigny en diciembre de
1988
(Fideliter
n° 68 de marzo de 1989, pág. 16)
“Debemos ser indemnes de compromisos tanto respecto
a los sedevacantistas como respecto a aquellos que quieren absolutamente estar
sometidos a la autoridad eclesiástica.
Nosotros queremos permanecer unidos a Nuestro Señor
Jesucristo. Pues el Vaticano II ha destronado a Nuestro Señor. Nosotros
queremos permanecer fieles a Nuestro Señor Rey, Príncipe y Dominador del mundo
entero. Nosotros no podemos cambiar nada de esta línea de conducta.
Así, cuando se nos plantee la cuestión
de saber cuándo habrá un acuerdo con Roma, mi respuesta es simple: Cuando Roma
vuelva a coronar a Nuestro Señor Jesucristo. Nosotros no podemos estar de
acuerdo con aquellos que destronan a Nuestro Señor. El
día que ellos reconozcan de nuevo a Nuestro Señor como Rey de los pueblos y de
las naciones, no es a nosotros a quienes ellos se unirán, sino a la Iglesia
Católica en la cual permanecemos”.
¿HAN RE-ENTRONIZADO A CRISTO
RECIENTEMENTE?
La respuesta en el Osservatore Romano (francés) n°
3229 del 29 de marzo de 2012, pág. 17: “El papa Benedicto XVI en su homilía
durante la misa en la plaza de la revolución de la Habana (Cuba), el 28 de
marzo de 2012, predica la libertad religiosa para todos los “creyentes” que
alimentan la esperanza de un mundo mejor”… Cuando la iglesia subraya este
derecho (a la libertad religiosa), ella no reclama ningún privilegio, NINGÚN
PRIVILEGIO PARA CRISTO REY.