Comentarios Eleison por su Excelencia Richard Williamson
Nº 371, 23 de agosto de 2014
Monseñor Richard Williamson |
Algunos lectores de estos “Comentarios” sin duda objetaron la
referencia hecha la semana pasada (CE 370) a que la “Resistencia” está
actualmente “haciendo su camino con tanta aparente lentitud”. Ellos habrían tal
vez preferido un valiente llamado a las armas. Pero, debemos permanecer reales.
Por ejemplo, cuando la diócesis Tradicional de Campos en Brasil se echó en los
brazos de la Neo-Roma en el 2002, ¿no dijimos varios de nosotros que de los 25
sacerdotes formados en la escuela de Monseñor de Castro Mayer, al menos unos
pocos romperían filas? No obstante ni uno de ellos se volvió independiente
desde entonces para continuar con la verdadera defensa de la Tradición que era
la del buen Obispo, y así todos ellos están más o menos en el deslizadero
neo-modernista. Sin embargo, hay algo que decir y hacer.
Primero de todo, Dios es Dios y El está conduciendo esta
crisis a Su manera y no a la nuestra. “Mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, y vuestros caminos no son mis caminos, dice Yahvé” (Is. LV, 8).
Nosotros soñamos con los lúcidos sacerdotes y laicos agrupados codo con codo
para hacer frente a sus enemigos, pero Dios no precisa la “Resistencia” de
nadie para cuidar Sus ovejas o salvar Su Iglesia. Cuarenta años atrás cuando
Monseñor Lefebvre tenía la esperanza de, y buscaba a, un puñado de compañeros
obispos para hacer frente al lado de él en público, y lanzar una real barricada
en el camino de la aplanadora Conciliar, en principio podía haberlos
encontrado, pero nunca los encontró. De hecho, cuando Dios intervenga para
salvar la situación, como ciertamente lo hará, será obvio que el rescate fue Su
obra a través de Su Madre.
Segundo, más de cinco siglos de desenfrenado humanismo han
hecho al hombre tan ignorante de Dios, el Señor Dios de los Ejércitos, que a la
humanidad debe dársele una lección que solamente aprenderá por la vía dura. La
novena de las 14 Reglas de San Ignacio para el Discernimiento de los Espíritus
(primer semana) da tres razones principales para la desolación espiritual de un
alma, las cuales pueden aplicarse a la desolación actual de la Iglesia:
1. Dios nos castiga por nuestra tibieza y negligencia
espirituales. Sólo Dios conoce hoy en día cual castigo mundial es el merecido
por nuestra apostasía mundial y nuestra zambullida en el materialismo y
hedonismo.
2. Dios nos pone a prueba para demostrarnos lo que realmente
está dentro nuestro, y cuanto dependemos de Él. ¿No es que el hombre moderno
seriamente piensa que él sabe mejor que Dios Todopoderoso como dirigir el
universo? Y ¿puede ser que todos los propios pequeños esfuerzos de los hombres
tienen que fracasar para que la verdad de Dios sea en fin comprendida?
3. Dios nos humilla con desolación para truncar nuestro
orgullo y vanagloria. Proviniendo de los principales ministros de la única
verdadera religión del único verdadero Dios, ¿no fue el Vaticano II una
explosión sin precedentes de vanagloria humana, prefiriendo el mundo moderno
del hombre a la Iglesia inmutable de Dios? Y la pequeña Fraternidad San Pío X,
¿pensó que podía salvar a la Iglesia? A menos que la “Resistencia” permanezca
debidamente modesta en sus pretensiones y ambiciones, está condenada de
antemano.
Entonces, ¿cuáles deberían ser esas ambiciones? Primero y
principal, mantener la Fe sin la cual es imposible agradar a Dios (Hebr. XI, 6)
y la cual está expresada en doctrina, en el Credo católico. Segundo, ser
testigo de esa Fe, especialmente con el ejemplo, de ser necesario hasta el
martirio (“mártir” es la palabra griega para “testigo”). Así comoquiera que la
“Resistencia” esté o no organizada, debe dedicar sus recursos, tan magros como
lo sean, a lo que sea ayudará a las almas a mantener la Fe. Entonces, debido a
que su posición por la Verdad será necesariamente reconocible como tal,
simplemente por existir no estará fracasando porque estará dando testimonio.
Kyrie eleison.