domingo, 3 de agosto de 2014

¿DIOS VENGADOR?

Comentario Eleison Nº 368, 
por su Excelencia Richard Williamson
2 de agosto de 2014


Monseñor Richard Williamson

La última horrible arremetida desatada contra los prácticamente indefensos palestinos en Gaza puede plantear en las mentes de muchas personas un obstáculo al verdadero culto de adoración al verdadero Dios, porque es bien conocido que muchos de los israelitas de hoy en día alegan que tienen del Antiguo Testamento un derecho otorgado por Dios para tomar toda la tierra ocupada por los palestinos, a la fuerza de ser necesario. Una persona razonable puede hacer dos preguntas: ¿Qué clase de un Dios puede aún remotamente ser movilizado para ‘justificar’ tan bárbara crueldad, junto con tan total desprecio por cualquier opinión del mundo condenando tal barbaridad? Y, ¿Qué clase de ‘Pueblo Elegido’ son éstos? La respuesta a ambas preguntas gira alrededor de Nuestro Señor Jesucristo alrededor de quien, por supuesto, gira toda la historia de la humanidad.

     El Antiguo Testamento narra la historia de la humanidad antes de Cristo, especialmente la historia de los israelitas, el pueblo que Dios escogió de entre el resto de la raza humana para actuar como la cuna del Dios Encarnado, Jesucristo, cuando bajara del Cielo. Alrededor de unos mil años luego de Adán, la humanidad había crecido tanto en corrupción que Dios tuvo que hacerla desaparecer y comenzar de nuevo con las ocho almas salvadas en el Arca de Noé. Alrededor de otros mil años más tarde, la humanidad es de vuelta tan corrupta que Dios tiene que arrancar a Abraham de la degenerada ciudad de Ur para ser el fundador de una raza que debe permanecer limpia de toda la contaminación humana circundante, con el objeto de que sea suficientemente limpia como para actuar como esa cuna. Aquí está el origen de esa exclusividad racial observable en los judíos desde entonces. Ella comenzó con Dios, pero ha caído en las manos de los hombres. 

      Entonces los judíos fueron ciertamente una vez, por causa de Jesucristo, el Pueblo Elegido. Así Santo Tomás de Aquino tiene un tremendo artículo en su Summa Theologiae donde demuestra como cada detalle en particular en el equipo del Templo exclusivo de los Israelitas en Jerusalén señalaba hacia adelante, a Jesucristo (Ia IIae, 102, 4). Sin embargo, para limpiar la Tierra Prometida para que los Israelitas tomaran posesión de ella, no hay duda que Dios Todopoderoso les dio más de una vez el mandamiento de exterminar totalmente a los paganos que ocupaban la tierra, y El castigó al Rey Saúl severamente por no observar este mandamiento al pie de la letra (I Rey. XV). ¿Qué podía justificar tal mandamiento?

       Es lo mismo que explica como Dios vino a exterminar toda la humanidad (excepto ocho almas) en el tiempo de Noé. En primer lugar, los pecados de los hombres. Dios crea a los hombres para el Cielo, ellos eligen el pecado que merece el Infierno. Pues ciertamente el pecado ofende a Dios primero de todo. Entonces el sentido de Dios y el sentido del pecado se pierden juntos, como todo alrededor nuestro hoy en día. Una generación atea como la nuestra no tiene manera alguna de comprender la justicia de Dios. En segundo lugar, la misericordia de Dios que va mano a mano con Su justicia y que es hoy en día igualmente incomprendida. Pero, dada la realidad del Infierno, ¿no es una misericordia de Dios si El pone fin a la existencia de los hombres de manera que ellos puedan arrepentirse antes que mueran o, al menos, parar de pecar para que no merezcan ir más abajo en el Infierno?

     Así es como habrá sido con los enemigos paganos de los israelitas entre Abraham y Jesucristo. Leer el Antiguo Testamento es ver cuán a menudo los israelitas estaban tentados de abandonar al verdadero Dios y de rendir culto a los diablos por los paganos todo alrededor de ellos. Como el Santo Cura de Ars dijo una vez, ‘Acaben con el sacerdote, y en 25 años los hombres estarán rindiendo culto a las bestias’. Es para crédito eterno de los israelitas que ellos ciertamente tuvieron buen éxito en proveer la cuna para el Mesías, por ejemplo San Joaquín y Santa Ana, especialmente su niña, la Santísima Virgen María, los 12 Apóstoles y todos los otros buenos israelitas que ayudaron a lanzar la Iglesia Católica de su Mesías. Para los israelitas de hoy en día, vean la próxima semana.


Kyrie eleison.