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Eleison por su Excelencia Richard Williamson
Nº 372, 30
de agosto de 2014
Monseñor Richard Williamson |
Si
algún católico busca una explicación profunda de la locura en marcha en Gaza,
debería leer a Moisés en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, si los israelitas
no mantienen los mandamientos de Dios, serán heridos con “locura, con ceguera y
con turbación de espíritu” (Deut.XXVIII, 28) entre otras muchas maldiciones.
Como dijo el Padre Meinvielle, los judíos son una raza teológica y no pueden
escapar de su destino teológico – están ligados a Dios como ningún otro pueblo
en la tierra.
En
Deuteronomio, Moisés está dando a los israelitas sus últimas solemnes
instrucciones antes que entren en la Tierra Prometida y antes que él muera. En
el Capítulo 28 (paralelado por Lev. XXVI), Moisés deja bien en claro el
espíritu de Jehová (o Yahvé), el Dios del Antiguo Testamento, idéntico al Dios
del Nuevo Testamento: los judíos serán especialmente bendecidos (v. 1–14) si
ellos obedecen al único verdadero Dios; serán especialmente maldecidos (v.
15–68) si ellos Le desobedecen. De una u otra manera, son una raza especial a
la cual se le está otorgando un conocimiento especial del único verdadero Dios
para una misión especial que deben cumplir para El, con una recompensa o
castigo especiales de Él, dependiendo en como cumplan esa misión.
¡No es
de extrañar que los judíos piensen que ellos son especiales! Entre las bendiciones
listadas aquí por Moisés, Dios los “ensalzará sobre todos los pueblos” (v.1),
los “constituirá por pueblo santo suyo” (v.9), para ser “la cabeza y no la
cola” (v.13). Pero es de notar que en cada uno de esos tres versículos, Moisés
hace que la superioridad de los israelitas dependa de su obediencia a Dios: si
ellos “escuchan atentamente la voz de Dios practicando todos sus mandamientos”
(v.1), si “guardan los mandamientos y andan por los caminos de El” (v.9), si
“escuchan los mandamientos y los guardan y ponen en práctica” (v.13).
Por
otro lado, si los israelitas tratan de ser esa nación superior en sus propios
términos, desobedeciendo a Dios (v.15), entonces una multitud de maldiciones se
les vendrán encima (v.16–68), y serán escarnecidos, odiados y pisoteados por
todas las otras naciones: ellos serán “dispersados a través de todos los reinos
de la tierra” (v.25), serán heridos con “locura, con ceguera y con turbación de
espíritu” (v.28 – ¡piensen en Gaza!), el extranjero que habita en medio de ellos
“se elevará cada vez más sobre ellos”, él será la cabeza y ellos la cola
(v.43–44), el enemigo de ellos pondrá un “yugo de hierro” en sus cuellos
(v.48), el Señor Dios los angustiará con todo tipo de sufrimientos (v.59–61) y
ellos serán “arrancados de la tierra adonde vayan para poseerla” (v.63). Y todo
esto ellos sufrirán por no haber mantenido y cumplido con las palabras de la
ley de Dios (v.58).
¡Ay!
¿Es que todas estas bendiciones y maldiciones anunciadas por el gran Moisés
valieron para hacer que los israelitas reconozcan y sirvan a su Mesías y Dios
Encarnado cuando Él vino, como también lo profetizó Moisés que haría
(Deut.XVIII,15–18)? No, lo crucificaron en cambio, lo cual por cerca de 2000
años ahora, hizo bajar sobre sus cabezas todas las maldiciones de Moisés. Ellos
se transformaron a sí mismos en la más despreciada y pisoteada nación sobre la
tierra, y perdieron su derecho a la Tierra Prometida, habiendo sido expulsados
y dispersados por todos otros lugares a partir de la destrucción de Jerusalem en el año 70 d.C.
Ni tampoco su recuperada posesión de la Tierra Santa
significa que la maldición está siendo levantada porque ellos lo están haciendo
en sus propios términos y no en los de Dios, así que la re-posesión ella misma
se transforma en parte de la maldición. Como dijo Platón (Gorgias ), es mejor
sufrir que cometer una injusticia, y por consiguiente, según la realidad
espiritual, los israelíes son más de tenerle lástima que los palestinos.
Paciencia. Nosotros “todos hemos pecado y precisamos la gloria de Dios”
(Rom.III, 22–23).
Kyrie eleison.