Comentarios Eleison
Por su Excelencia Richard Williamson
Número CDXIX (419)
25 de julio de 2015
Monseñor Richard Williamson |
Sobre la Iglesia la locura parece
reinar ahora.
Precisamos la confianza del Salmista en
medio de nuestro dolor.
Cuando en tiempos modernos el mundo
comenzó a dar su espalda a Dios, ¿pensó él realmente que Él no
lo notaría o que a Él no le importaría? La locura de hoy en día
está alcanzando un clímax en el cual más y más almas deben estar
dándose cuenta de que el que Él entre en acción ha devenido una
absoluta necesidad, y que será un gran acto de misericordia. Sin
embargo, con el objeto de no desanimarnos mientras tanto, veamos como
aún en los tiempos del Antiguo Testamento, el Salmista urgía a Dios
entrar en acción, sin dudar por un momento en Su poder para hacer
tal cosa. Los Salmos son una escuela de oración divinamente
inspirada para todos los tiempos, y aplican tanto como al Nuevo
Testamento como al Antiguo. Aquí está el Salmo 73 (74, numeración
moderna):
A. LA ANSIEDAD
[1] ¿Por qué, oh Dios, nos desechas
para siempre? ¿Por qué arde tu ira contra el rebaño de tu dehesa?
[2] Acuérdate de tu grey (los Católicos) que hiciste tuya desde
antiguo, de la estirpe que rescataste para hacerla tu herencia; del
monte Sión (la Iglesia Católica) que elegiste para morada tuya. [3]
Dirige tus pasos hacia esas perpetuas ruinas; todo lo ha devastado el
enemigo en el Santuario (por ejemplo del Novus Ordo). [4] Los que te
odian rugieron en el recinto de tus asambleas (por ejemplo, en la
liturgia); pusieron sus enseñas por trofeo. [5] Talaron allí como
quien alza la segur en lo espeso de la selva; [6] y ya con hacha y
martillo hacen pedazos sus puertas. [7] Entregaron al fuego tu
Santuario, profanaron, arrasándolo, el tabernáculo de tu Nombre.
[8] Decían en su corazón: “Destruyámoslos por completo; pegad
fuego a todas las sinagogas de Dios (iglesias católicas) en el
país”. [9] Ya no vemos nuestras señales, ya no hay profeta, ni
queda entre nosotros quien sepa hasta cuándo. [10] ¿Hasta cuándo,
oh Dios, nos afrentará el enemigo? ¿Ha de blasfemar siempre tu
Nombre el adversario? [11] ¿Por qué retiras tu mano y retienes en
tu seno tu diestra?
B. LA CONFIANZA
[12] Porque Tú, Yahvé, eres nuestro
Rey, el que de antiguo ha obrado la salvación en medio de la tierra.
[13] Tú dividiste el mar con tu poder y quebrantaste la cabeza de
los dragones en las aguas; [14] Tú aplastaste las cabezas de
Leviatán, y lo diste por comida a las fieras que pueblan el
desierto. [15] Tú hiciste brotar fuentes y torrentes, y secaste ríos
perennes. [16] Tuyo es el día y tuya la noche; Tú pusiste los
astros y el sol. [17] Tú trazaste todos los confines de la tierra;
el verano y el invierno Tú los hiciste.
C. LA SUPLICA
[18] Recuérdalo Yahvé: el enemigo
blasfema; un pueblo impío ultraja Tu nombre. [19] No entregues al
buitre la vida de tu tórtola (Católicos que mantienen la Fe); no
quieras olvidar perpetuamente a tus pobres. [20] Vuelve los ojos a tu
alianza (la Iglesia católica), pues todos los rincones del país son
guaridas de violencia (por ejemplo, del Nuevo Orden Mundial); [21] no
sea que el oprimido, en su confusión, se vuelva atrás; puedan el
pobre y el desvalido alabar tu Nombre. [22] Levántate, Dios,
defiende tu causa; recuerda cómo el insensato te insulta
continuamente. [23] No te olvides del vocerío de tus adversarios,
porque crece el tumulto de los que se levantan contra Ti.
Kyrie eleison.