Comentarios Eleison
Por su Excelencia Richard
Williamson
Número CDXX (420)
01 de agosto de 2015
Monseñor Richard Williamson |
El Pastor está herido y las ovejas
están dispersas.
La Autoridad está cabeza para abajo,
derrocada.
Regularmente buenas almas me desean
“tomar el toro por las astas” y asumir una posición de autoridad
a la cabeza del movimiento de “Resistencia” de hoy en día.
Permítanme proponer, sin imponer, las razones por mi renuencia seria
a intentar una tal cosa.
La Autoridad en la Iglesia ha sido
arruinada, desde arriba para abajo. El Papa actual (no soy
sedevacantista) ha perdido su cabeza católica, si alguna vez la
tuvo. Pero, aún si su elección como Papa fue inválida por una
razón u otra, fue convalidada por su aceptación universal como Papa
a través de la Iglesia de prácticamente el mundo entero. De
cualquier manera, nadie otro es Papa, ni puede serlo, y por
consiguiente, él tiene la suprema autoridad en la Iglesia. Ahora
bien, la Iglesia fue diseñada de una manera tal por Nuestro Señor
como para ser una monarquía, con toda la autoridad descendiendo en
Ella desde Dios a través del Papa. Pues, por definición, la
autoridad sólo puede provenir desde arriba. Como dice Jefferson en
la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, la autoridad
otorgada desde abajo siempre puede ser retirada desde abajo. La
autoridad desde abajo es, de hecho, una contradicción de términos.
No es autoridad real para nada.
Por consiguiente, a menos que este Papa
fuera a darme autoridad para dirigir a la “Resistencia”, lo cual
es obviamente inconcebible, nunca tendré autoridad católica oficial
para estar a la cabeza de los resistentes. ¿Puedo tener autoridad
supletoria debido a la emergencia? En teoría, sí, pero la autoridad
supletoria es relativamente débil. Es suplida desde arriba (por la
Iglesia) cuando, por ejemplo, un penitente pide a un sacerdote en
circunstancias inusuales escuchar su confesión, es decir cuando
normalmente el sacerdote no tendría jurisdicción para hacerlo.
Entonces la autoridad supletoria desciende de la Iglesia arriba, pero
se suelta solamente por la demanda desde abajo. No hay demanda, no
hay autoridad supletoria.
Tomemos el propio caso de Monseñor
Lefebvre. En primer lugar, era muy importante para él que los
Estatutos de la FSPX original fueran oficialmente aprobados por el
obispo diocesano de Ginebra, Lausana y Friburgo. En segundo lugar,
por ejemplo, si un sacerdote de la FSPX quería dejar la FSPX, para
la derecha o para la izquierda, Monseñor no tenía poder para
pararlo ni castigarlo excepto el no tener más nada que ver con él.
Y, si ese sacerdote partía hacia la Iglesia Conciliar, él era a
menudo bienvenido, como uno puede imaginarse, con los brazos
abiertos. La FSPX bajo Monseñor Fellay ha querido más y más ser
normal y ha pretendido que es normal, pero en realidad es una
estructura débil en cuanto a que nunca ha tenido ninguna
jurisdicción más allá de la supletoria (he aquí una razón por la
cual Monseñor Fellay quiere tanto ser re-integrado a la Iglesia
oficial).
Ahora, ¡así fue para Monseñor
Lefebvre! Y yo no soy ningún Monseñor Lefebvre. Por consiguiente,
unas buenas almas pueden recurrir a mí para guía, como lo hacen ya,
pero no está en mí reclamar incluso una jurisdicción supletoria,
debido a la enorme confusión reinante en la Iglesia. Al presente me
encuentro más y más desinclinado a imponer a cualquiera incluso un
juicio verdadero, porque las almas están ahora tan confundidas que
la menor imposición está sujeta a aumentar más que a reducir esa
confusión. “¡HIERE AL PASTOR! Y SE DISPERSARÁN LAS OVEJAS”
(Zacarías, XIII,7), citado por Nuestro Señor en el Huerto de
Getsemaní (Mt.XXVI, 31) y así es como va a ser en la Iglesia, más
y más, hasta que Dios en su misericordia restaure al Pastor, lo cual
Él hará solamente cuando la humanidad sabrá de nuevo valorar a un
verdadero Pastor de Dios. Hasta entonces, el regalo de Dios de un tal
Pastor arriesgaría hacer más mal que bien. De manera que, mientras
tanto, todos debemos aceptar nuestro justo castigo: ¡la confusión
universal!
Es por ello que daré a cualquiera que
me pregunte, mis razones para actuar como lo hago, pero propondré
esas razones más que imponerlas, y usualmente no objetaré a las
personas que discrepan conmigo.
Kyrie eleison.