domingo, 28 de junio de 2015
¡¡¡ MONS. FELLAY ESTÁ A
FAVOR DEL RITO ADÚLTERO "PÍO-PAULINO" !!!
Con
ocasión de la ceremonia de bendición de las campanas de la capilla
de la escuela Saint-Michel de La Martinerie, en Châteauroux,
Mons. Fellay ha puntualizado paraPrésent la situación
de la Fraternidad San Pio X, de la cual es el Superior general.
En
una entrevista a Fideliter en 2001, usted evocó “el movimiento de
profunda simpatía para el clero joven hacia la Fraternidad”. Este
movimiento ¿se ha amplificado, especialmente debido al motu proprio
de 2007?
¡Sin
ninguna duda! Este movimiento recibió un nuevo impulso con el motu
proprio. También es importante insistir sobre el interés de
Benedicto XVI hacia la liturgia de una manera general. Él
verdaderamente quiso poner a disposición de los sacerdotes y los
fieles toda la liturgia tradicional, no solamente la misa, lo cual
no se ha realizado hasta hoy a causa de demasiadas oposiciones. Y
esas oposiciones ¿no venían acaso de los que también se sentían
respaldados por Benedicto que afirma, en su motu proprio, que el
rito ordinario es
el Novus Ordo? Sin embargo, la juventud, precisamente
porque esta liturgia es atemporal, se reconoce en ella. La Iglesia
vive en la eternidad. Sueños
liberales. Los liberales rinden
culto a la juventud y desprecian la vejez. También la
liturgia, por eso ella siempre es joven. Cerca de Dios, ella no
pertenece al tiempo. Por lo tanto no es sorprendente que el carácter
bautismal haga resonar esta armonía, incluso en las almas que jamás
la conocieron. La manera en que reaccionan los jóvenes sacerdotes
que descubren esta liturgia es, por otra parte, emocionante: tienen
la impresión que se les ha ocultado un tesoro.
La
Fraternidad ha sido reconocida oficialmente como católica por el
Estado Argentino con la ayuda del cardenal Bergoglio quien luego se
convirtió en el papa Francisco. ¿Esto solo tiene una importancia
administrativa o es más revelador?
Encontramos
por principio un efecto jurídico, administrativo, sin tener una
implicación sobre el estado de las relaciones generales de la
Fraternidad con, digámoslo así para simplificar, la Iglesia
oficial. Pero el segundo efecto es difícil de evaluar
correctamente. No hay duda sobre el hecho que el papa Francisco,
entonces cardenal Bergoglio, prometió ayudar a la Fraternidad a
obtener el reconocimiento por el Estado argentino de nuestra
sociedad como católica, y cumplió su promesa. ¡Qué
generosidad! ¡El amigo favorito de la Sinagoga y los protestantes,
tiene amor por la Tradición! Esto
nos obliga a pensar que él nos considera verdaderamente como
católicos. ¡Oh!
Ahora podemos rezar tranquilos, sin ese sentimiento de culpa que nos
embargaba, por no
ser considerados como católicos por Francisco, el Gran Demoledor de
la Fe…
En
el mismo orden de ideas, usted ha sido nombrado juez de primera
instancia por el Vaticano para el proceso de un sacerdote de la
Fraternidad. ¿No podemos ver allí un signo de benevolencia?
Esto
no es nuevo sino que existe desde hace más de diez años ¡Ah,
sí! Y bien guardado se lo tenía… Se trata
efectivamente de una señal de benevolencia ¡Qué
buenos son los modernistas, realmente! Para Mons. Fellay es una
alegría recibir buen trato de los destructores de la Iglesia… y
de sentido común. Esto es lo que se observa en la Iglesia romana a
través de su historia: su realismo, capaz de sobrepasar los
problemas canónicos, jurídicos, para encontrar soluciones a
problemas reales. Dos cosas acá: 1°
Nótese eso de la “Iglesia Romana”. El mensaje es que no hay una
Iglesia Católica y una iglesia conciliar antagónicas, sino una
sola iglesia, la Iglesia Romana. 2°
El conflicto entre tradicionalistas y liberales modernistas es sólo
“canónico, jurídico”, es decir, solucionable con un poco de
buena voluntad; no es teológico y humanamente insoluble.
Usted
evocó, en su Carta a los amigos y benefactores, los « mensajes
contradictorios » provenientes de Roma. ¿Qué entiende usted
por eso?
Pienso
en la manera en la que una sociedad que estaba en vías de
aproximación hacia la Tradición ha sido tratada o
maltratada: los Franciscanos de la Inmaculada. O a las maneras
diversas en que nos trata una instancia romana con relación a otra:
la Congregación para los religiosos, por ejemplo, nos considera
todavía como cismáticos (declaró excomulgado, en 2011, a un
sacerdote que se unió a nosotros), mientras que tal no es el caso
de otras congregaciones o del Papa mismo, como hemos dicho. No
hay ninguna contradicción, porque Francisco está “ecumeneando”
con la FSSPX, y cuando ésta esté adentro, tendrá que
mantenerse obediente
y dócil, so
pena de que le ocurra lo mismo que a los pobres Franciscanos de la
Inmaculada. La verdadera contradicción está en Mons. Fellay.
«Pesimista»,
«cerrado a los demás», «piensan que solo los fieles de la
Fraternidad se salvan»: a veces ustedes han sido evocados así.
¿Qué responde usted? ¿Qué es para usted el espíritu misionero?
Yo
no me reconozco en estas burlas. Una firmeza en la
doctrina ¿Una firmeza
o lafirmeza? es,
ciertamente, necesaria, pues la fe no se negocia. Pero
su Declaración Doctrinal de 2012, Monseñor, comprometía la fe y
fue el producto de una negociación, aunque que resultó finalmente
rechazada por el Vaticano. La fe ha sido toda dada por
el Buen Dios y no tenemos el derecho de hacer una selección entre
las verdades reveladas. Recordar estas exigencias actualmente sienta
mal, como esto siempre ha sido más o menos el caso. La expresión
“combate de la fe” forma parte de la historia de la Iglesia.
Forzosamente, el misionero deberá hacer resonar esta voz de
la fe en el exterior, procurando fortificar a los que ya la tienen.
No es posible dirigirse sólo a los fieles de la Fraternidad. La
antorcha ilumina el mundo, la luz de la fe ilumina cálidamente. La
fe debe ser llevada por la caridad: así es como veo al
misionero.Retirarse ante el enemigo o
callar cuando por todas partes se levanta un incesante clamor para
oprimir la verdad, es actitud propia o de hombres cobardes o
inseguros de la verdad que profesan. La cobardía y la duda son
contrarias a la salvación del individuo y a la seguridad del bien
común, y provechosas únicamente para los enemigos del
cristianismo, porque la cobardía de los buenos fomenta la audacia
de los malos. El cristiano ha nacido para la lucha” (León
XIII). “Los enemigos
declarados de Dios y de la Iglesia deben ser atacados y censurados
con toda la fuerza posible. La caridad obliga a gritar al lobo
cuando un lobo se ha deslizado al medio del rebaño y aún en
cualquier lugar que se lo encuentre” (San
Francisco de Sales). “Se
puede amar al prójimo, bien y mucho, desagradándole,
contrariándolo, causándole un perjuicio material, y aún en
ciertas ocasiones privándolo de la vida” (P.
Sardá y Salvany). “La
caridad, en efecto, implica ante todo, el amor de Dios y de la
verdad; ella no teme pues extraer la espada de su vaina por el
interés de la causa divina, sabiendo que más de un enemigo no
puede ser reencauzado o curado más que por golpes audaces e
incisiones salutíferas” (Card.
Pie).
Hace
algunas semanas, los seminarios de la Fraternidad recibieron la
visita de enviados del Vaticano, el cardenal Brandmüller,
Mons. Schneider. Estas visitas constituyen un lazo público con
“la Iglesia oficial”. ¿No es esto vital?
El
lazo con la Iglesia es vital. ¿Qué
Iglesia? ¿La Católica o la conciliar? Con tal razonamiento de
Mons. Fellay, cuando Mons. Lefebvre cortó con Roma a raíz de las
consagraciones episcopales, la FSSPX debió perder su vida, y sin
embargo fue todo lo contrario. El lazo con la Iglesia católica se
mantiene alejándose de los herejes modernistas, y los contactos con
éstos debilitan gradualmente la voluntad de combatir por la fe,
como vemos está ocurriendo con la Neo-FSSPX y su progresivo
contagio liberal. La manifestación de este lazo puede
variar ¿Lazo dijo? La
verdad es esta: el lazo lo tiene Roma modernista, y está en el
cuello de Mons. Fellay. Las fechas y los lugares de estas
visitas han sido dejadas a mi elección, el Vaticano ha propuesto
los nombres. Yo he elegido los seminarios, lo que me pareció, para
los obispos, lo más elocuente y lo más representativo.
¿Cuáles
fueron las reacciones « en vivo » de estos Obispos?
Ellos
se mostraron muy satisfechos. “Ustedes son gente normal”, nos
dijeron… ¡lo que muestra la reputación que nos han hecho! ¡Oh!
Mons. Fellay quiere ser políticamente correcto. Mientras a Mons.
Lefebvre lo excomulgaban y perseguían, Mons. Fellay sólo aspira a
que lo llamen normal. Le importa la reputación ante los
modernistas, herejes peligrosísimos condenados enérgicamente San
Pío X… Nos han felicitado por la calidad de
nuestros seminaristas. ¡Bravo! ¿Y por
qué no los imitan, si les parecen tan bien? Sin ninguna
duda ellos concluyeron en este primer contacto cercano que nosotros
somos una obra de la Iglesia. ¿Y?
¿A quién le importa las conclusiones de esos? Pues a Mons.
Fellay y demás acuerdistas.
¿Tiene
usted contactos con los obispos que los apoyan discretamente?
¡Por
supuesto! Si vemos que los sacerdotes se acercan a nosotros hoy, si
ellos tienen contactos con nosotros, podemos concluir fácilmente
que en el nivel superior debe ser casi lo mismo… Igual
que en el 2012: “Tenemos nuevos amigos en Roma”… “Estamos
como al final del invierno: se ven los brotes que anuncian la
primavera pero todavía es invierno”…
En
la entrevista ya mencionada de 2001, usted declaró: “Si hay una
oportunidad, una sola, de que los contactos con Roma puedan hacer
regresar un poco más de Tradición en la Iglesia, pienso que
debemos aprovechar la ocasión”. ¿Es esta todavía su línea?
Esta
sigue siendo nuestra línea, incluso si no podemos decir que sea
fácil, notablemente a causa de las disensiones abiertas en el seno
del mismo Vaticano. Estas relaciones son delicadas, pero este punto
de vista sigue siendo válido y confirmado en los hechos ¿Qué
hechos, por favor? ¿La destrucción apabullante de Francisco y
cía.?¿La división interna de la FSSPX? Se trata de un
trabajo discreto, en medio de oposiciones bastante fuertes. Algunos
trabajan en un sentido, otros en sentido contrario. ¡Shhhh!,
todo discreto hasta
que llegue el acuerdo.
El
papel de contrapeso de la Fraternidad en el mismo interior de la
Iglesia ¿no es importante?
Este
papel no es nuevo. Mons. Lefebvre lo comenzó y nosotros lo
continuamos. Se constata la irritación de los modernistas ante las
medidas tomadas por Benedicto XVI, lo vemos claramente. ¿Y
Benedicto no es modernista? Es un modernista moderado, si se quiere,
pero liberal de tomo y lomo, y un hereje igual.
¿Dónde
está la Fraternidad hoy? ¿Cuáles son sus puntos fuertes, sus
puntos débiles? ¿Cómo ve su futuro?
Yo
veo su futuro serenamente ¿O querrá
decir: sedadamente? Es
una obra depositada en el Sagrado Corazón y el Corazón inmaculado
de María, todo es el ser fiel a su Voluntad. Pues
Ellos no son liberales ni dialogan con el error. Nos han llamado a
una guerra, no a una paz indigna de la Iglesia Militante; mandan la
conversión, no la conversación.
Esta
Iglesia es la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, que sigue siendo
el jefe y que no permitirá su destrucción. Pues
fíjese que Mons. Lefebvre no decía precisamente lo mismo. Hacía
las necesarias distinciones que usted no hace.
¿Las
debilidades de la Fraternidad? El riesgo de separación, que es
grave. Ya
ocurrió, ¿y de quién fue la culpa sino de su ineptitud para el
mando y de su retorcida intención acuerdista? Vea
por ejemplo la caricatura de la Tradición que se hace llamar la
“Resistencia”: se trata de un espíritu no católico, cuasi
sectario, lo que nosotros no queremos, un movimiento que permanece
replegado en sí mismo, con gente que piensan que ellos son los
únicos buenos, los únicos justos sobre la tierra: esto no es
católico. Acá
se muestra bien lo que es Mons. Fellay: blando, fofo, discreto con
Francisco y la Roma apóstata; duro, cruel, descarnado con los
verdaderos tradicionalistas, a los cuales él caricaturiza en su
respuesta. Que explique en qué consiste ese espíritu “no
católico”. Pero no lo hace ni lo hará, porque es un cobarde y no
tiene ninguna razón. Que dé las citas que prueban que en la
Resistencia nos tenemos por “los únicos buenos y justos sobre la
tierra”. Nunca podrá, porque esas pruebas no existen. “La
intolerancia respecto de los defensores de los principios, es, junto
con la tolerancia hacia los patrones del error, uno de los síntomas
más característicos del contagio liberal” (P.
Ramière).
Se
trata de un peligro objetivo, pero relativo. ¡Oh,
ese es el peligro, no el liberalismo que invade a la congregación,
ni Francisco, Kasper y demás falsificadores de la Religión
católica…. La gran parte de la Fraternidad está sana
y no quiere zozobrar en estas ilusiones. ¡¡¡!!! Esto
nos lleva a apoyarnos en los medios sobrenaturales Como
el diálogo con los modernistas y liberales romanos, ¿no? Como
la contratación de expertos en branding, como las constantes
maniobras sucias e intrigas de Ménzingen.Lo que el Buen Dios
quiera de nosotros, nos lo mostrará, Él hablará a través de las
circunstancias. Ya ha hablado lo
suficiente, pero usted se aleja cada vez más de la línea de
nuestro fundador.
¿Los
puntos fuertes? La fidelidad viviente ¿?,
que trae frutos y muestra al mundo de hoy que la vida católica, con
todas sus exigencias, es posible. Pero –otro punto débil-
nosotros somos gente de este tiempo, pretender estar inmunes a toda
influencia del mundo moderno es quimérico. Más precisamente, hay
que evitar el peligro de una caricatura, de desear ver a la Iglesia,
aquí abajo, sin arruga ni mancha: esto no es lo que Dios nos
prometió en esta tierra. Usted está
dispuesto a someter la Fraternidad a los herejes liberales y
modernistas, hacedores de manchas y arrugas. La Resistencia,
precisamente porque ve esas manchas y arrugas y no teme señalar a
los culpables, se niega a colaborar con éstos. No es
esto lo que significa “la Iglesia santa”, esto quiere decir que
ella es capaz de santificar por los medios dados por Nuestro Señor:
los sacramentos, la fe, la disciplina, la vida religiosa, la vida de
oración ¿Y qué fe, qué misa, etc.,
ofrece hoy la iglesia conciliar u oficial, como
usted la llama? ¿Ha visto los espectáculos que dan los religiosos?
¿Las “misas”? ¿Los sacrilegios y blasfemias constantes?
Monseñor: se trata de combatir para libertar a esos medios de
santificación de la tiránica opresión del cáncer liberal y
modernista. Se trata de extirpar el tumor maligno, de destruirlo en
la medida que nos sea posible, no de pactar la paz con ese tumor.
¿Qué
piensa usted de la proposición del cardenal Sarah de introducir el
ofertorio tradicional en la nueva misa?
Esta
idea no es nueva, hace ya unos diez años que circula en Roma. Estoy
feliz que sea retomada. Algunos critican esta proposición diciendo
que sería mezclar lo sagrado con lo profano. Al contrario, en una
perspectiva de saneamiento de la Iglesia, pienso que esto
constituiría un gran progreso, porque el ofertorio es un resumen de
los principios católicos de la misa, del sacrificio expiatorio
ofrecido a la Santísima Trinidad, dirigido hacia Dios en reparación
de los pecados por el sacerdote, acompañado de sus fieles. Y esto
llevaría gradualmente a los fieles hacia la misa tradicional que
perdieron. ¡Por
favor! ¿Aprueba mezclar la Misa verdadera con el “rito bastardo”,
con el engendro del masón Bunigni, y piensa que así los fieles
llegarán a la misa tradicional? ¿Esto es un caso de estulticia o
qué? ¿Desde cuándo las aguas de los ríos endulzan las aguas de
los mares? ¿Propone lo mismo que Francisco: mezclar a Cristo con
Lutero, quizás festejar juntos la Pascua con los protestantes, para
que así estos de a poco se acerquen a la Iglesia católica?
Pues bien, tenemos que Mons. Fellay confiesa, en la presente entrevista, que aprueba el rito“pío-paulino”, la repugnante, impía y adúltera mixtura del santísimo rito de San Pío V con el falso rito modernista de Pablo VI.
En cambio, “Jesús quiere que se esté con Él o contra Él, y esa mezcla de la piedad con el espíritu del mundo, su enemigo, es abominada de Dios. Desde el Deut. 22, 9 s., se nos inculca a tal punto la idea de que Dios odia toda mezcla, que Moisés prohíbe sembrar semillas mezcladas, arar con yunta de buey y asno, y hasta vestirse con mezcla de lana y lino” (comentario de Mons. Straubinger a Rom 1, 17).
El rito “pío-paulino” es ciertamente una mezcla abominable a los ojos de Cristo, es el vino mezclado con mirra que Él rechazó en la cruz... pero Mons. Fellay se lo quiere dar a beber de nuevo.
Pues bien, tenemos que Mons. Fellay confiesa, en la presente entrevista, que aprueba el rito“pío-paulino”, la repugnante, impía y adúltera mixtura del santísimo rito de San Pío V con el falso rito modernista de Pablo VI.
En cambio, “Jesús quiere que se esté con Él o contra Él, y esa mezcla de la piedad con el espíritu del mundo, su enemigo, es abominada de Dios. Desde el Deut. 22, 9 s., se nos inculca a tal punto la idea de que Dios odia toda mezcla, que Moisés prohíbe sembrar semillas mezcladas, arar con yunta de buey y asno, y hasta vestirse con mezcla de lana y lino” (comentario de Mons. Straubinger a Rom 1, 17).
El rito “pío-paulino” es ciertamente una mezcla abominable a los ojos de Cristo, es el vino mezclado con mirra que Él rechazó en la cruz... pero Mons. Fellay se lo quiere dar a beber de nuevo.
¿Cómo
desea concluir Monseñor?
Para
mí, estamos en la víspera de acontecimientos graves sin poder
definirlos bien. ¿En la víspera? ¿Le
parece que actualmente no pasa nada grave? Esta
frase parece dicha un día antes del Vaticano II. Yo
llamo a la oración y quiero terminar con una mirada hacia el Buen
Dios, lo que siempre nos permite conservar la esperanza.
Un final digno de un espíritu ambiguo, de un alma confusa y
vacilante. Una vaguedad total. Ambigüedad liberal.
Publicado
por Non Possumus