POR EL R.P. DOMINIQUE BOULET.- PARTE 8
Viernes, 24
de octubre de 2014
Tomado de
Biblia y Tradición.
Traducción
de Alejandro Villarreal.
5. La
actitud sedevacantista:
5.1. La Misa
Una Cum:
El Obispo
Guérard des Lauriers [24] solía decir que “el citar a Juan Pablo II en el Te
Igitur de la Santa Misa es cometer, objetiva e inevitablemente, el doble crimen
del sacrilegio y el cisma capital.” [Nota de B&T: Te Igitur es parte de la
primer oración del canon de la Misa: “Te igitur clementissime Pater”.] Por el
contrario, la expresión Una Cum en el Canon de la Misa no significa que uno
afirme que se está ‘en comunión’ con las opiniones erróneas del papa, sino por
el contrario, que uno desea orar por la Iglesia “y por” el papa, su cabeza
visible. Con el fin de estar seguros de esta interpretación, reportaremos la
rúbrica del misal para la ocasión en que un obispo celebra la Misa. En este
caso, el obispo debe rezar por la Iglesia “Una cum… me indigno famulo tuo” lo
cual no significa que él rece ‘en comunión con… sí mismo, su indigno servidor’
(¡lo cual no tiene sentido!), sino que el reza ‘y por… mí, su indigno
servidor.’ Debemos entonces considerar que aquellos quienes niegan el
pronunciar el nombre del papa durante el canon de la Misa piensan que la
Iglesia ha perdido su cabeza visible, ¡esta actitud es cismática!
5.2. Validez
de los Nuevos Sacramentos:
Muchos
sedevacantistas sostienen que la Nueva Misa y los Nuevos Sacramentos siempre
son inválidos. Ellos consideran que todos los sacerdotes ordenados por el nuevo
rito, después de 1969, no son sacerdotes. Sobre este tema, permítanme citar al
Arzobispo Lefebvre:
“Ahora, es
fácil demostrar que la Nueva Misa manifiesta una inexplicable aproximación con
la teología y liturgia de los Protestantes. Los siguientes dogmas fundamentales
del Santo Sacrificio de La Misa no están claramente representados e incluso son
contradictorios… ¿Uno debe ir tan lejos como para concluir que estas Misas son
inválidas? En tanto que las condiciones esenciales para su validez estén
presentes: materia, forma, intención y validez en la ordenación del sacerdote,
no veo cómo alguien pueda afirmar esto. Las oraciones del Ofertorio, el Canon y
la Comunión del sacerdote, las cuales rodean las palabras de la Consagración,
son necesarias, no para la validez del Sacrificio y el Sacramento, sino para su
integridad. Es claro, sin embargo, que pocas y cada vez menos Misas son válidas
en estos días al mismo tiempo que la fe de los sacerdotes es destruida y ellos
no poseen más la intención de hacer lo que la Iglesia hace, una intención que
la Iglesia no puede cambiar. La formación actual de aquellos quienes son
llamados seminaristas no los prepara para celebrar una Misa válida.” [25]
5.3.
Tergiversación de la verdadera naturaleza de la Iglesia:
En este
punto, me gustaría ofrecer un diagnóstico de la actitud sedevacantista.
“Los
sedevacantistas están verdaderamente obsesionados con la cuestión del papado.
Uno bien podría preguntarse si en muchos de ellos es debido a algún trauma sicológico.
Es entendible su veneración ancestral por el papa y que parece desencadenar en
ellos un verdadero pánico ante la idea de contrastar su querida imagen
idealizada del papa con papas tales como Pablo VI y Juan Pablo II. El
Sedevacantismo parece ser más un problema sicológico que uno teológico… Sólo
ahora vemos con nitidez los efectos que esta corriente teológica produce en los
católicos apasionados. Ellos ahora se han convertido en su propio papa. Ellos
juzgan a sus propios sacerdotes. Muchos de ellos ya no recurren al sacramento
de la Confesión, muchos de ellos ya no escuchan las enseñanzas infalibles de la
Iglesia. Generalmente ellos traen la ruina moral sobre sus propias familias.”
[26]
Tal imagen
estimada e idealizada del papado los está llevando a actuar en la práctica como
si la Iglesia sólo tuviese un fundamento divino. Por el contrario, la Iglesia,
como fundamento de Jesucristo, es tanto divina como humana. Es divina en su
origen, en su fundador y cabeza invisible… pero es humana en sus miembros, en
particular en su cabeza visible, el papa. Siendo divina, la Iglesia es la
esposa inmaculada e intachable de Cristo… pero, en su origen humano, la Iglesia
está compuesta por hombres quienes, como usted o yo, somos pecadores. Entonces,
no deberíamos sorprendernos si el papa actual puede traicionar a su maestro,
como lo hizo San Pedro. Junto al Sedevacantismo, vemos revivir algunos de los
viejos errores de John Wycliffe y John Hus, quienes pretendieron que los
pecadores ya no fueran miembros de la Iglesia. Permítanme citar algunas de sus
proposiciones, condenadas por el Concilio de Constanza (1414-1418):
“Si el papa
es reconocido como un malvado, y consecuentemente un miembro del mal, el no
tendría el poder sobre los fieles, no sería sustentado por nadie, a menos que
lo haga el César.” [27]
Y:
“Si el papa
es malvado y especialmente descubierto como Judas, el Apóstol, es diabólico… y
él no será la cabeza de la santa Iglesia militante, ya que no será miembro de
ésta.” [28]
5.4.
Subjetivismo:
No importa
la forma en que ellos traten de justificar su posición, tenemos que aceptar que
la tesis sedevacantista no está sustentada en hechos objetivos, sino en
subjetivismo. El criterio objetivo requerido por la teología católica para
reconocer quien es verdadero papa, corresponde al reconocimiento de aquel quien
fue electo por Cardenales, Obispos y por toda la Iglesia. En la mente
sedevacantista, tal criterio ya no puede ser objetivo, sino que, necesariamente
se apelará a una fuente fundamentalmente subjetiva e incluso se hará un
esfuerzo por hacerla parecer objetiva. Debido a que la actitud del
Sedevacantismo no está basada en los principios seguros y objetivos de la
teología católica, no debemos sorprendernos al atestiguar algunas asombrosas
retractaciones y cambios de parecer. Permítanme ofrecerles un ejemplo de entre
muchos: allá en los años ochenta, el Padre Olivier de Blignières, en ese
entonces un ferviente promotor de la tesis sedevacantista de Fr. Guérard des
Lauriers y habiendo fundado en Francia una comunidad religiosa. Entonces, como
consecuencia del Motu Proprio del Papa Juan Pablo II de 1988 Ecclesia Dei
Afflicta, el mismo Padre de Blignières cambió su posición y se puso bajo la
comisión Ecclesia Dei. Su comunidad, llamada la Fraternidad de San Vicente Ferrer,
fue inmediatamente reconocida por las autoridades Romanas y le concedieron el
status de Derecho Pontificio. En el campo doctrinal, allá en los años ochentas,
Fr. de Blignières pensaba que la Libertad Religiosa era herética, ahora escribe
libros para justificar la Libertad religiosa según el Vaticano II.
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por Non Possumus en 9:10