San Agustín |
¡Oh Dios!, que sois verdadera y suma
vida, del cual, por el cual y en el cual viven todas las cosas que tienen
verdadera y bienaventurada vida; Vos sois bueno y hermoso, del cual, por el
cual y en el cual todas las cosas que son buenas y hermosas lo son; vuestra fe
nos despierta, vuestra esperanza nos levanta, vuestra caridad nos junta con
vos. Vos mandáis que os pidamos, y hacéis que os hallemos, y nos abrís cuando
llamamos. Cuando nos apartamos de Vos caemos; cuando volvemos a Vos nos
levantamos; cuando permanecemos en Vos estamos de pie. Vos sois aquel Dios que
ninguno le pierde, sino engañado; ninguno le busca sino prevenido de vuestra
gracia; ninguno le haya sino purificado. Conoceros a Vos es vivir; serviros es
reinar; alabaros es salud y gozo del alma. Con mi lengua y con mi corazón y con
todas mis fuerzas os alabo, bendigo y adoro, y doy gracias a vuestra
clementísima bondad por todas las mercedes que de vuestra mano he recibido, y
canto con grande afecto el himno de vuestra gloria, y digo: Santo, santo, santo.
Venid a mí, ¡Oh bienaventurada
Trinidad!, y hacedme templo digno de vuestra gloria. Postrado delante de
vuestro acatamiento ruego al Padre por el Hijo, y al Hijo por el Padre, y al
Espíritu Santo por el Padre y por el Hijo que arranquéis de mí todos los vicios
y plantéis en mí todas las santas virtudes.
¡Oh Dios inmenso!, del cual, por el
cual y en el cual todas las cosas visibles e invisibles tienen ser. Dios, que
todas vuestras obras, de fuera las abrazáis, y de dentro las llenáis; y encima
las cubrís, y debajo las sostenéis; guardadme, Señor, pues soy obra de vuestras
manos, y confío en vuestra sola misericordia. Guardadme yo os suplico, aquí y
en todo lugar, ahora y siempre, dentro y fuera, delante y atrás, arriba y
abajo, y todo alrededor, para que, cercado y guardado de Vos, no halle entrada
en mí el enemigo.
Vos, Señor Dios Todopoderoso, sois
guarda y protector de todos los que esperan en Vos, sin el cual ninguno está
seguro, ninguno libre de peligro. Vos sois Dios, y no hay otro Dios sino Vos ni
en cielo ni en la tierra. Vos obráis cosas grandes y maravillosas,
incomprensibles e infinitas. A Vos se debe la alabanza, a Vos la honra, a Vos
la gloria. A Vos todos los Ángeles, todos los cielos y todas las potestades
cantan himnos y loores sin cesar, como criaturas a su Criador, como siervos a
su Señor, como soldados a su Rey; y derribada delante de Vos, toda criatura os
ensalza y magnifica, ¡Oh Santa e individua Trinidad!
San Agustín. Del su libro: “Meditaciones
y Soliloquios”, págs. 115-117.
Editado por Apostolado mariano, Sevilla, España.