Contribuyeron
a este triunfo temporal de la herejía monotelita, el desafortunado fallo del
Papa Honorio a favor de esta herejía entre otros los siguientes:
La
cobardía de la gran mayoría de los Obispos y clérigos, que aun convencidos de
la herejía o traición de sus superiores jerárquicos, se abstuvieron de defender
a la ortodoxia, por temor a las represalias de aquellos, o a la represión de
las autoridades civiles que apoyaban la herejía. (Hace 54 años esto mismo se
repitió todos los obispos del mundo aceptaron sin protestar, solo porque el
Concilio Vaticano II lo dijo y los Papas traidores a su misión en la tierra
claudicaron u ofrecieron su apoyo incondicional a la cloaca de las herejías
como lo es el modernismo, dejaron sin defensa a la gran cantidad de sacerdotes
que, también por su cobardía o temor a quedar fuera de esta Iglesia modernista
decidieron callar o amoldarse consolándose tan solo con decir, “Si lo dice el
Concilio y lo apoya el Papa, NO NOS QUEDA MAS QUE OBEDECER” aun yendo contra
las enseñanzas de la Iglesia Católica Maestra de la Verdad y, en consecuencia,
llevando a la feligresía por el camino equivocado sin importarles no solo la
salvación de esas almas sino las suyas mismas. Fue aquí donde la Providencia
Divina suscito en dos grandes Obispos el Santo celo por la defensa de la fe y
la dignidad de la Iglesia; Monseñor Marcel Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer
y con ellos a una pléyade de dignos sacerdotes de aquí y de allá que dedicaron
sus vidas a esta misma defensa de la fe a costa de sus vidas que pasaron por
grandes humillaciones, sufrimientos, desprecios y otras tantas cosas de las que
el demonio se valió por medio de sus agentes incondicionales. A todos ellos mi
respeto y admiración y Dios los tenga en su gloria.)
La
falta de fe religiosa y el egoísmo criminal utilitario de aquellos Obispos y
sacerdotes,
QUE POR VIVIR EN PAZ, POR NO METERSE EN LÍOS, POR CONSERVAR SUS PUESTOS Y SUS COMODIDADES O POR AMBICIÓN DE HACER CARRERA ECLESIÁSTICA
TRAICIONARON A CRISTO.
QUE POR VIVIR EN PAZ, POR NO METERSE EN LÍOS, POR CONSERVAR SUS PUESTOS Y SUS COMODIDADES O POR AMBICIÓN DE HACER CARRERA ECLESIÁSTICA
TRAICIONARON A CRISTO.
Prestando
su apoyo a los jerarcas eclesiásticos, que estaban demoliendo a la Santa
Iglesia y abstenerse de combatirlos, como era su santa obligación de estado,
así como San Sofronio lo hizo con los Patriarcas de Alejandría, de
Constantinopla, y otros Obispos herejes, y como lo han hecho otros ilustres
Santos de la Iglesia Católica y clérigos celosos del cumplimiento de su deber,
en crisis tan graves como la que estamos estudiando.
(La
sintomatología, dirían los médicos, de lo definido en esta segunda parte se
está repitiendo y no hay ciego que no quiera ver las señales son claras ya no
respecto a la Iglesia modernista sino a la congregación fundada por Mons.
Lefebvre, pues vemos una flojedad culpable, en algunos casos, de sacerdotes y
fieles en cuanto a la fe, no decimos que no la tengan, sí la tienen, pero
¿donde están sus obras? Es decir, ¿dónde está el celo por la verdad que nace de
la CARIDAD? Prefieren, además de lo dicho más arriba, “defender la fe y
la dignidad de la Iglesia desde dentro de la congregación”. Mentira falaz y
engañosa, trampa mortal y desastrosa, ¿acaso no les es claro lo que muchos
Obispos y clérigos conciliares sufrieron y terminaron claudicando
irremediablemente ante el modernismo? No es acaso, ¿su forma de razonar una
presunción el pretender lo que ningún santo, en esta situación, se expuso sino
al contrario huyó de esta presunción? Por desgracia volvemos a ver este mal ya
no en tiempos de San Sofronio sino en nuestros tiempos, Padres ejemplares,
Padres buenos, Padres que creíamos de sana doctrina, Padres que creíamos bien
comprometidos con la VERDAD DIVINA, en esta hora tan trágica con tristeza,
dolor, horror y gran decepción los vemos como han sido envueltos por la
telaraña de la inercia y como niños asustadizos siempre temiendo y callando lo
que no se debe silenciar nunca LA VERDAD y han cerrado sus oídos a
los dolientes y desgarradores clamores de la Santa Iglesia. Estimados hermanos
quien esto escribe también estuvo en el estado en el cual están ustedes,
también tuve mis grandes luchas, mis grandes noches de insomnio, mis
resquemores, pero ante esta disyuntiva ante la cual me pusieron mis superiores,
superiores vuestros ahora, tome la decisión de no seguir el camino a LA ROMA
MODERNISTA aunque con “gran confianza en sí mismos, decían: “Pero no se
ha firmado nada”, pero sin embargo veía como estaban y están
destruyendo la obra de nuestro querido fundador y, a la verdad, para nada les
importan los feligreses, perdón, si les importan mucho si se “amoldan” y
caminan para donde ellos lo hacen, el modernismo).
Por
subterfugios que emplean quienes no quieren luchar diciendo: “HAY QUE PONERLO
TODO EN MANOS DE DIOS” “HÁGASE LA VOLUNTAD DE DIOS” o “DIOS PROVEERÁ”
mención hipócrita del Santo Nombre de Dios, que, con frecuencia hacían
y ahora siguen haciendo los acomodaticios y los cobardes, para no
comprometer su situación y su tranquilidad (Parece una extraña actitud
de un modernismo o liberalismo nuevo y viejo a la vez que no se parece en nada,
en apariencia, al abierto y descarado, pero es más peligroso que el anterior.
¿Serán estos los que San Ignacio menciona en su retiro espiritual cuando habla
de los tres tipos binarios?) luchando por la defensa de la Iglesia y de
la verdad revelada; sin querer percatarse de que si Dios Nuestro Señor hubiera
querido HACERLO TODO, NO NOS HUBIERA DADO EL LIBRE ALBEDRÍO Y NO
NOS HUBIERA IMPUESTO LA OBLIGACIÓN DE LUCHAR NOSOTROS
MISMOS POR NUESTRA PROPIA SALVACIÓN.
Congruente
con esto, la historia de la Santa Iglesia nos ha demostrado que los
desastres temporales ocurridos a ésta han sucedido no solo a la acción de sus
enemigos abiertos, sino principalmente a los actos perversos de los nuevos
judas y a la complicidad o inactividad de los que permaneciendo fieles, se
abstienen de luchar por la defensa de la Iglesia y de la ortodoxia católica,
debido a los móviles egoístas y pecaminosos antes mencionados.
Por
otro lado, gracias a la asistencia divina, la Iglesia ha utilizado como regla
general, a los Papas y Obispos para defenderse convocando a Concilios donde,
con energía y resolución, han actuado para salvarla, derrotando a sus herejes y
cómplices después de enconadas luchas. Y solo cuando excepcionalmente, por
acción u omisión pecaminosa, los Papas y los concilios han faltado al
cumplimiento de sus deberes, Cristo nuestro Redentor a salvado a su Santa
Iglesia mediante la actividad de valerosos monjes, presbíteros o laicos, que en
tales casos han recibido la ayuda divina y servido a Dios de instrumento para
lograr el triunfo de la ortodoxia. (Estimado lector reflexiona y pon en tu
corazón estas palabras porque en la actualidad se está presentando una
situación providencia ya que los Papas actuales ESTÁN FALLANDO A SUS DEBERES DE
ESTADO YA SEA DE ACCIÓN Y OMISIÓN QUE SON A TODAS LUCES PECAMINOSAS YA QUE EL
FIN POR O PARA EL CUAL FUERON ELEGIDOS, QUE ES LA DEFENSA DE LA VERDAD, DE LA
SANTA IGLESIA Y SALVACIÓN DE LAS ALMAS, POR DESGRACIA, NO LO ESTÁN CUMPLIENDO
SINO AL CONTRARIO DELIBERADAMENTE Y EN COMPLICIDAD CON LOS HIJOS DE LAS
TINIEBLAS ELLOS MISMOS ESTÁN COMBATIENDO LA VERDAD, DESTRUYENDO A LA IGLESIA Y
CONDENANDO A LAS ALMAS.
Si a
esta Iglesia modernista te invitan a que formes parte huye de quienes te
inviten ya sea abierta o sigilosamente, porque estos mismos son cómplices
consientes de aquellos declarados enemigos encaramados en la autoridad o en la
sede de Pedro).
Después
de la muerte de San Pedro, si analizas la historia eclesiástica, la Iglesia no
nos enseña no uno sino muchos casos en los cuales Dios Nuestro Señor no haya
intervenido, en las grandes crisis de la Iglesia, ya personalmente o por medio
de sus ángeles para destruir por sí solo a sus enemigos y salvarla.
Y
cuando en algunos casos excepcionales, un milagro comprobado, demostró la
intervención directa de Dios, esto siempre ocurrió para apoyar la actividad
personal, el esfuerzo personal de aquellos clérigos o seglares defensores de la
Iglesia, en la lucha que entablaron en contra de sus enemigos internos y
externos. El Antiguo Testamento está lleno de ejemplos que demuestran lo dicho
más arriba y aquel solo era figura del Nuevo Testamento. (Poner todos los ejemplos que las
Sagradas Escrituras nos dan abrumaría al lector, pero bueno es que los lea.
Solo mencionare dos sacados del segundo libro de los Macabeos: El martirio de
Eleázaro doctor de la ley (Cap. VI, v, 18-28) y Martirio de los siete hermanos
Macabeos y su madre (Cap. VII, v, 1 al 41). Pido de favor los lean y los
mediten vienen, según el refrán, “como anillo al dedo”.)
Por
todo lo que se expuso que quede bien claro que si esos clérigos cobardes y
acomodaticios, quieren que se “HAGA LA VOLUNTAD DE DIOS” deben comenzar por
acatarla actuando en defensa de la verdad y de la Santa Iglesia como la Biblia
y la historia lo demuestran que Dios lo quiere; lanzándose a dirigir esa santa
lucha si tienen dotes de dirigentes, y si no lo tienen, secundando y apoyando a
los que si lo tengan y se arrojen con energía y fervor a la santa cruzada.
Nuestra Señora del Carmen |