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Eleison
por
su Excelencia Richard Williamson
Número
CDXLV (445)
23 de
enero de 2016
Monseñor Richard Williamson |
Sobre lo bueno, la existencia del mal depende.
Así Neo-Iglesia sin verdadera Iglesia tener no se puede.
El propósito de haber dicho medio año atrás que un sacerdote
no está obligado en cada caso a prohibir a un Católico asistir a la Nueva Misa
(NOM) no fue obviamente decir que está perfectamente bien asistir al NOM. El
rito del NOM es, en sí mismo, el acto central del culto de la falsa religión,
centrada en el hombre, del Vaticano II, a cuyo despertar le siguió en 1969. De
hecho, la obligación de mantenerse alejado del NOM es proporcional al
conocimiento que uno tenga de cuán malo es. Ha contribuido enormemente a que
incontables Católicos perdieran su fe casi sin darse cuenta.
Pero hay dos factores que aún al día de hoy han hecho fácil
para los Católicos ser engañados por el NOM. En primer lugar, fue impuesto en
la Iglesia de Rito Latino entera por haber Pablo VI hecho todo lo que él podía
hacer para hacerlo parecer como impuesto por la fuerza total de su autoridad
Papal, la cual en 1969 parecía inmensa. Aún hoy el NOM pasa como el rito
“ordinario” mientras que la Misa de todos los tiempos es oficialmente
descontada como el rito “extraordinario”, así que aún 47 años más tarde un
Católico honesto puede sentirse todavía obligado en obediencia a asistir al
NOM. Por supuesto en la realidad no puede haber tal obligación porque ninguna
ley de la Iglesia puede obligar a un Católico a poner su fe en peligro, lo cual
normalmente él hace asistiendo al NOM, tal es la falsedad de él.
Y, en segundo lugar, el NOM fue introducido gradualmente en
una serie de cambios hábilmente graduados, especialmente en 1962, 1964 y 1967,
de manera que la revolución al por mayor de 1969 encontró a los Católicos
listos para la novedad. De hecho, aún hoy, el rito del NOM incluye opciones
para el celebrante que hacen posible para él celebrar el NOM sea como una
ceremonia de pura raza de la nueva religión humanista, sea como una ceremonia
parecida a la verdadera Misa en forma tan suficientemente cercana como para
engañar a muchos Católicos de que no hay diferencias significativas entre el
rito antiguo y el nuevo. Por supuesto, en la realidad, como Monseñor Lefebvre
siempre decía, mejor el rito antiguo en un idioma moderno que el rito nuevo en
Latín, por la disminución o patente falsificación de la doctrina católica de la
Misa en el NOM.
Más aún, estos dos factores, la imposición oficial de los
cambios y el carácter a veces opcional de ellos intrínseco al NOM, son más que
suficientes para explicar porqué al día de hoy debe haber multitudes de
Católicos que quieren y tienen la intención de ser Católicos y sin embargo
asumen que el camino correcto para ser Católicos es asistir al NOM cada
Domingo. Y, ¿quién se atreverá a decir que en estas multitudes no hay ninguno
que todavía está nutriendo su fe al obedecer lo que para ellos les parece (subjetivamente)
ser su deber (objetivo)? Dios es el juez de ellos, pero, ¿por cuántos años la
gran mayoría de los seguidores de la Tradición Católica han tenido que asistir
al NOM antes de que ellos comprendieran que su fe les obligaba a no hacerlo? Y,
si el NOM en todos esos años les hubiera hecho perder la fe, ¿cómo hubieran
ellos venido a la Tradición Católica? Dependiendo en cómo un celebrante usa las
opciones en el NOM, no todos los elementos que pueden nutrir la fe son
necesariamente eliminados de él, especialmente si la Consagración es válida,
una posibilidad que nadie que conozca su teología sacramental puede negar.
Sin embargo, dada la debilidad de la naturaleza humana y
entonces el riesgo de estimular a los Católicos a ir con la nueva y fácil
religión por la menor palabra dicha a favor de su rito central de culto,
¿porqué decir una palabra a favor de cualquier característica de la
Neo-Iglesia? Al menos por dos razones. En segundo lugar para prevenir el
potencialmente farisaico desprecio hacia cualquiera de los creyentes fuera del
movimien
Kyrie
eleison.