Monseñor Marcel Lefebvre |
La Resistencia es el grupo de
aquellos católicos que cumplen con el sagrado deber de continuar el combate sin
tregua contra el liberalismo y los liberales, contra el modernismo y los
modernistas, contra todo error que se oponga a la Verdad católica y contra
aquéllos que los propagan, sean quienes sean. La Resistencia no se limita a la
crisis actual de la FSSPX. La misma Fraternidad es una congregación creada para
hacer Resistencia. Por eso lo que hoy se conoce como Resistencia no es otra
cosa que la continuación del espíritu y de la lucha de Mons. Lefebvre. ¿Y cuál
era el combate de Mons. Lefebvre? ¿Qué lo movió a enfrentarse al resto de la
Iglesia y al mundo entero, a todos y a todo? Pues la salvación de las almas,
que es el verdadero fin de la Iglesia Católica y, por tanto, el fin de la
Resistencia. Es necesario que se comprenda bien esto: la Resistencia no es un
grupo de rebeldes, desadaptados o desequilibrados, no es un conjunto de
sacerdotes con muchas cosas que ocultar, que gustan de la autonomía y que son
seguidos por laicos fanáticos y extravagantes. No. La Resistencia, pese a su
insignificancia cuantitativa y a todas sus demás miserias y falencias, es una
obra de Dios. Surgida de ese instinto o reflejo católico que impulsa a ir hacia
la luz y a alejarse de las tinieblas, la Resistencia es una reacción suscitada
por el fuego del Espíritu Santo para combatir en defensa de las almas, para
conservar incontaminada la Verdad que las salva.
(R.P. Trincado)