martes, 16 de septiembre de 2014

MARAVILLOSA ACTUALIDAD DE TEXTOS ANTIGUOS DE LOS HOMBRES DE LA IGLESIA DE SIEMPRE. BOSSUET.

Monseñor Santiago Benigno Bossuet
Obispo de Meaux


II- Las variaciones en la fe,
prueba cierta de falsedad.
Las de los Arrianos. Firmeza de la Iglesia católica.

          
            Cuando entre los cristianos se han visto variaciones en la exposición de la fe, siempre se las ha mirado como una señal de falsedad e inconsecuencia en la doctrina que se expone. La fe habla sencillamente: el Espíritu Santo derrama luces puras, y la verdad que enseña, conserva siempre un lenguaje uniforme. El menos versado en  al historia de la Iglesia sabe que ha expuesto a cada herejía explicaciones propias y precisas, que no ha variado jamás; y si se consideran las expresiones con que ha condenado a los herejes, se verá que siempre se dirigen a impugnar el error en su origen, por el camino más corto y más derecho. Por esta razón todo lo que lleva a alguna variación en la doctrina, todo lo que se expresa con términos ambiguos y dudosos, se ha tenido siempre por sospechoso, y no solamente fraudulento, sino también absolutamente falso; porque manifiesta un embarazo y dificultad que la verdad no conoce. Esta es una de las razones en que se bazaban los doctores antiguos para condenar con tanta firmeza a los Arrianos, los cuales publicaban todos los días nuevas profesiones de fe, sin poder fijarse jamás. Desde la primera que compuso Arrio y presentó a su obispo Alejandro, no han cesado de variar; inconstancia, por la cual reconvino san Hilario a Constancio, protector de aquellos herejes; y mientras que este Emperador reunía todos los días nuevos concilios para reformar los símbolos y publicar nuevas profesiones de fe, el santo Obispo le dirige estas graves palabras: “Os sucede a vosotros lo mismo que a los arquitectos ignorantes, los cuales nunca están contentos con sus propias obras; no hacéis más que edificar y derribar: en vez que la Iglesia católica, desde la primera vez que se reunió, estableció un edificio inmortal, y dio en el símbolo de Nicea una declaración tan completa de la verdad, que para condenar eternamente al Arrianismo no ha habido necesidad de hacer otra cosa más que repetirla.

           
Santiago Benigno Bossuet, “Historia de las variaciones de las iglesias protestantes”,
Escrito en el año 1668.