(Monasterio Benedictino San José)
Boletín
Mayo 2015 Verdad y Error nº 32
(Carta Pastoral Mons. De Castro Mayer) Junio 1953
Verdad:
“La unión de la caridad es fruto connatural de la unión en la
verdad, lo que importa sobre todo es mantener la integridad de la fe,
sin la cual nadie puede agradar a Dios
(
San Pablo a los hebreos XI,6.) 1”.
Error:
“Es más conveniente mantener las almas en la unión de la caridad
que en la unión de la verdad”
Queridos
amigos y benefactores: Por la gracia y la voluntad de Dios y gracias
a su ayuda el Monasterio San José sigue creciendo y perseverando en
su lucha contra el Goliath modernista por medio de la aparentemente
débil y casi extinta integridad de la fe. Pero nuestro santo Padre
San Benito sienta las bases para este triunfo de la verdad, de la fe,
diciéndonos en su santa regla: Si “queremos llegar velozmente a
aquella exaltación celestial, a la cual se asciende por la humildad
de la vida presente; como “aquella escala que se apareció en
sueños a Jacob” no otra cosa entendemos es éste bajar y subir,
sino que por la exaltación se baja y por la humildad se sube”(Cap.
7, 5-7).
Humildad
es moverse en la realidad, en la verdad, de que Dios lo es todo y que
uno es nada pero que sin embargo “todo lo puedo en aquel que me
conforta”2. Eso es humildad, moverse en Dios, trabajar por Dios y
no por nosotros. Entronizar a Cristo como Rey y ser solo sus
servidores. Humildad es agradar a Dios en todo y no a nosotros o al
hombre por el hombre mismo. Humildad es, entonces, “mantener la
integridad de la fe, sin la cual nadie puede agradar a Dios” 3.
Entonces así como la humildad es subir, así es también “ascender”
el hecho de mantener el combate por la integridad de la Fe, de la
verdad. Esta defensa de la fe es por principio y por necesidad el
camino querido por Dios para llegar al Cielo.
Y no
tenemos ningún derecho, bajo ningún pretexto, de alterar este
camino ascendente, ya que el que no avanza retrocede. Y por ello el
camino de la soberbia, de la propia exaltación, es un camino no de
la realidad sino de la ilusión, no de la verdad sino del error. Es
no servir a Dios, sino al orgullo, a la creatura. Es el camino de la
perdición, es el camino descendente que no busca agradar a Dios sino
al hombre. En la vida, en el combate espiritual; no subir es
descender. No servir a Cristo Rey a costa de la humillación; es
servir a un ídolo a costa de la soberbia. “No combatir el error
que se opone a esta ascensión, es aprobarlo”, nos dice San Pío X.
Por ello al enemigo de Cristo solo se le debe buscar y tratar para
convertirlo, para que ascienda, para que sirva a Cristo Rey.
Jamás
se claudica bajando con él para ayudarlo. No, ya que la gracia Dios
la da al humilde y Él resiste al soberbio. Entonces es una cuestión
de principios el acercarse a los enemigos de Cristo sólo para
ponerlos en la verdad, en la escalera ascendente, para que pueden
recibir la gracia de Dios y pueden subir hacia el Reino de Cristo,
que en la tierra es la Iglesia Católica, fuera de la cual no hay
salvación. - Francisco dice: “No hay un Dios Católico” – No
vive ni enseña la verdad, la fe. Está descendiendo y con él
descienden todos los que lo siguen ciegamente.. - Mons. Fellay dice:
“Cuando 2 ejércitos están en pláticas de paz, están en tregua y
no está permitido atacarse uno al otro”. – En primer lugar,
¿cómo puede hablarse de paz, de tregua, cuando se rechaza la paz de
Cristo, al Espíritu de verdad, el Espírito Santo? Esto es ser
liberal como Francisco al no guiarse por los principios de la verdad,
de la fe, de la caridad.
Por
ello es que la única unión posible por principio es la unión en la
verdad, en la realidad, en la fe, a la cual nos adaptamos,
ingresamos, y subimos por medio de la humildad, gracias a la cual
subimos ya que Dios da su gracia al humilde. La unión en la caridad
solo pueda existir y fluir como fruto de esta unión en la verdad que
es Cristo. Es una ilusión y una mentira pretender cualquier tipo de
unión fuera de la verdad. Quien no vive “con y por” la verdad y
humildad de Cristo y de su Santísima Madre, no tendrá parte en el
amor de Dios que es fruto de la verdad. Por ello el diálogo, el
ecumenismo, la libertad, fuera de la verdad, de la fe, es una arma de
la ilusión y de las apariencias que usan los liberales y que
verdaderamente hace descender convirtiendo a las personas en esclavos
o del pecado, o de la mentira. Y solo la humildad, la verdad, hace
reinar a Cristo, sólo ella engendra la verdadera caridad por la
gracia, y por eso ella es el camino para llegar a la vida eterna.
Cualquier unión fuera de la verdad es una unión ilícita, adúltera,
prohibida por Dios.
Quiera
Dios iluminar nuestros inteligencias por medio del Espíritu Santo en
esta octava de Pentecostés para poder ser guiados por el Espíritu
de Verdad y no por el Espíritu diabólico del engaño que reina
dondequiera. Les pedimos a todos nuestros amigos y benefactores nos
continúen ayudando, especialmente con sus oraciones en esta difícil
pero esencial labor de la preservación de la integridad de la fe.
Asegurándoles de nuestras continuas oraciones por todos ustedes, les
enviamos la bendición.
Padre
Rafael, O.S.B.
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1- Mons.
Castro Mayer – junio 1953.
2
- San Pablo – Filipenses IV, 13.
3-
Mons. Castro Mayer – junio 1953.