Comentario Eleison Nº 359, 31 de
Mayo de 2014
Por Monseñor Richard Williamson
Monseñor Richrad Williamson |
El liberalismo es la guerra a
Dios y es la disolución de la verdad. Dentro de la Iglesia de hoy en día
lisiada por el liberalismo, el sedevacantismo es una reacción comprensible pero
sin embargo atribuye a la autoridad demasiado poder por sobre la verdad. El
mundo moderno ha perdido la verdad natural, más aún la verdad sobrenatural, y
aquí está el corazón del problema.
Para nuestros propósitos
podríamos dividir toda la enseñanza Papal en tres partes. En primer lugar, si
el Papa enseña como Papa, sobre Fe o moral, definitivamente y como para obligar
en conciencia a todos los Católicos, entonces tenemos su Magisterio
Extraordinario (ME para acortar), necesariamente infalible. En segundo lugar,
si él no compromete todas las cuatro condiciones pero enseña en conformidad con
lo que la Iglesia ha enseñado siempre y en todo lugar, y ha impuesto a los
Católicos para que crean, entonces él está participando de lo que es llamado el
“Magisterio Ordinario Universal” (MOU para acortar) de la Iglesia, también
infalible. En tercer lugar, tenemos el resto de su enseñanza que, si no está en
línea con la Tradición, no solamente es falible sino falsa.
A esta altura debería ser claro
que el ME es al MOU como la capa de nieve es a la montaña. La capa de nieve no
hace a la cima de la montaña, meramente la hace más visible. ME es a MOU como
el sirviente es al amo. ME existe para servir al MOU volviendo claro de una vez
y por todas lo que pertenece al MOU y lo que no pertenece. Pero lo que hace que
el resto de la montaña sea visible, por así decirlo, es que se puede rastrear
hacia atrás, hasta Nuestro Señor y sus Apóstoles, en otras palabras, la
Tradición. Esa es la razón por la cual cada definición de ME debe esforzarse
para demostrar que lo que está siendo definido siempre fue previamente parte de
la Tradición. Fue montaña antes que ésta fuera cubierta por la nieve.
A esta altura también debería ser
claro que la Tradición le dice a los Papas qué enseñar, y no a la inversa. He
aquí la base sobre la cual Monseñor Lefebvre fundó el movimiento Tradicional,
no obstante es la misma base que, con todo debido respeto, los liberales y los
sedevacantistas fallan en asir. Simplemente lean en el Evangelio de San Juan
cuan a menudo Nuestro Señor mismo, como hombre, declara que lo que El está
enseñando proviene no de El mismo sino de su Padre, por ejemplo: “Mi doctrina
no es mía, sino del que me envió” (VII, 16), o, “Yo no he hablado por Mí mismo,
sino que el Padre, que me envió, me prescribió lo que debo decir y enseñar”
(XII, 49). Por supuesto nadie en la tierra está más autorizado que el Papa para
decirle a la Iglesia y al mundo lo que está en la Tradición, pero él no puede
decirle a la Iglesia o al mundo que hay en la Tradición lo que no hay. Lo que
hay en la Tradición es objetivo, ahora de 2,000 años de edad, está por arriba
del Papa y le establece límites a lo que el Papa puede enseñar, tanto como el
precepto del Padre establecía límites a lo que Cristo como hombre enseñaría.
Entonces, ¿cómo pueden liberales
y sedevacantistas a la par reclamar, en efecto, que el Papa es infalible aún
fuera de ambos, ME y MOU? Porque ambos exageran el valor de la autoridad en
relación a la verdad y entonces ellos no ven más a la autoridad de la Iglesia
como el sirviente sino como el amo de la verdad. ¿Y por qué es ello? Porque
ambos son hijos del mundo moderno donde el Protestantismo ha desafiado a la
Verdad y el liberalismo desde la Revolución Francesa ha estado disolviendo la
verdad objetiva. Y, si ya no hay más ninguna verdad objetiva, entonces por
supuesto la autoridad puede decir cualquier cosa, lo cual es lo que observamos
todo alrededor nuestro, y no queda nada para parar a un Pablo VI o a un
Monseñor Fellay de devenir más y más arbitrario y tiránico en el proceso.
Santa Madre de Dios, obtén para
mí amar, discernir y defender esa Verdad y ese orden provenientes del Padre,
ambos sobrenaturales y naturales, a los cuales tu propio Hijo estaba sujeto
como hombre, “hasta la muerte y muerte de Cruz”.
Kyrie eleison
La pérdida de la verdad objetiva en profundidad explica
Las dificultades sedevacantistas y liberales en la Iglesia.