viernes, 15 de noviembre de 2013

Encuesta Episcoloca 2 Sobre el matrimonio de acuerdo con la ley natural...


a) ¿Qué lugar ocupa el concepto de ley natural en la cultura civil, tanto en ámbito institucional, educativo y académico, como en ámbito popular? ¿Qué ópticas antropológicas se sobreentienden en este debate sobre el fundamento natural de la familia?

b) El concepto de ley natural con relación a la unión entre el hombre y la mujer ¿es comúnmente aceptado como tal de parte de los bautizados en general?
c) ¿Cómo es contestada en la práctica y en la teoría la ley natural sobre la unión entre hombre y mujer en vistas de la formación de una familia? ¿Cómo es propuesta y profundizada en los organismos civiles y eclesiales?
d) En el caso de que pidan el matrimonio los bautizados no practicantes o quienes se declaran no creyentes, ¿cómo afrontar los desafíos pastorales que derivan de ello?

d) En el caso de que pidan el matrimonio los bautizados no practicantes o quienes se declaran no creyentes, ¿cómo afrontar los desafíos pastorales que derivan de ello?


La Sagrada Familia. Modelo de la familia cristiana. Por B. E. Murillo.


COMENTARIOS a… y etcétera…

a) ¿Qué lugar ocupa el concepto de ley natural en la cultura civil, tanto en ámbito institucional, educativo y académico, como en ámbito popular? ¿Qué ópticas antropológicas se sobreentienden en este debate sobre el fundamento natural de la familia?

Al parecer lo que importa desde el “vamos” es, la “ley natural”. La ley sobrenatural ni siquiera se nombra, pues no todos creen en ella y habrá que amoldarse a lo que cree la mayoría qué significa esa cosa. Una mayoría que se ha estado manipulando y amaestrando, desde hace tiempo, para aceptar lo que se decida sobre el asunto. La verdad, entonces,  la decide la mayoría. No. En realidad, no la decide tampoco la mayoría, porque a nadie le interesa ya “la verdad”. Sino lo que a cada uno le gustaría  que ésta fuera; lo que a cada uno le gustaría ser;  o lo que a cada uno le gustaría cómo fuesen las cosas según sus propios caprichos y pasiones. Lo que llaman aquí, “ley natural”, es un engaño para hacer creer que hay alguna especie de continuidad con el  pasado, a la vez que una especie de objetividad. Porque, como vamos a tratar con todo tipo de gentes, y habrá que amoldarse a todos, especialmente,  a lo que ellos todos “piensan”. So pena de parecer que tenemos nosotros la verdad y nosotros, por lo visto, no la tenemos. Porque “Nadie es dueño de la verdad”, pero aclarando que esto se aplica más especialmente a los católicos. Ellos son los que “menos verdad” tienen que nadie. No debemos, hoy, pensar la verdad como si fuera algo objetivo, algo fuera de nosotros, algo que ya está instalado en la esencia de las cosas mismas, en su propia naturaleza. Sino, como algo subjetivo, como algo que cada uno ha elaborado por sí mismo, según sus propios gustos e inclinaciones. Sobre todo si es “lindo” y “fácil” de realizar. La verdad, o gran parte de ella, está en la “ley natural”. Pero la “ley natural”, que mentirosamente citan, no es lo que siempre se ha entendido por tal. No es más que un subterfugio inventado para entrar simpáticamente en el aprecio de una mayoría. Crea una falsa sensación de imparcialidad y objetividad. En realidad están pensando en lo que “ellos” inculcarán en las mentes de la mayoría como “ley natural”, es decir lo que todos deberán aceptar dogmáticamente como tal. Ellos atacan los dogmas católicos para suplantarlos por otros dogmas no católicos. Los dogmas católicos no son caprichos de humana mente alguna, sino que parten de una revelación divina. No puede haber error alguno en ellos. Son infalibles. Ellos rechazan las verdades reveladas por Dios para suplantarlas por  caprichosas  fantasías humanas. Hacen creer a todos que en ellos hay una recta y sana intención para beneficiar a todos, pero todo ello es solo un ardid con una trampa escondida debajo de una maraña de adulaciones para “encantar” a todos. ¿Encantar a todos? Pero ¿con qué fin? ¿Quién podría intentar algo así? Con el fin de dominio y poder por sobre la más grande masa de esclavos que ellos mismos están creando con todos los medios a su alcance. Medios de comunicación, de educación, información dirigida, “cultura” apropiada a la remodelación de las mentes al nuevo Orden mundial que se está preparando, etc.

Retrato de una familia. Por Rembrandt. 1668.
 Familia formada como hacía siglos: un hombre, una mujer y sus hijos.


Familia campesina. Por F. J. Millet. 1868.
 El amor mutuo y su fruto. La célula primaria de la sociedad.
Esto también hay que destruir para fundar el Nuevo Orden Mundial.

¿Qué ópticas antropológicas se sobreentienden en este debate sobre el fundamento natural de la familia?

¿Ópticas antropológicas que se sobreentienden? Pues las ateas del mundo moderno. Enemigas de Dios y del Evangelio.
¿Debate sobre el fundamento natural de la familia? ¿Qué debate? Pues el que iniciamos nosotros, los episcolocos, o los infiltrados enemigos de Cristo y de su verdadera Iglesia, hoy posicionados dentro de la misma. Nosotros, los episcolocos, estamos fervientemente con el hombre moderno. Con el hombre que se afirma a sí mismo, cara a cara frente a Dios. Sin miedo. Somos hombres adultos, evolucionados, científicamente dotados de los mayores adelantos de la técnica, de la psicología, de la antropología científica y de todo lo que termine en “tífico/a”.
Par los que no lo saben, o no quieren saberlo, va una verdad de Catecismo: El hombre fue creado por Dios. O sea, antes que Dios lo creara, no existía. Luego de creado por Él vino a ser creatura, es decir, un ser creado, no autónomo, sino  dependiente. Esto quiere decir que el hombre no creó ni inventó su propia naturaleza. Dios que no hace las cosas porque sí nomás, aunque a alguno le cueste entender esta cosa tan sencilla, creó al hombre por algo, es decir, con un fin, con una finalidad y le dotó de todo lo necesario para ello. Dicho de otro modo: creó la naturaleza del hombre dotándola de todo lo necesario para cumplir su destino fijado por Dios mismo de antemano. Antes de hacerlo. Como no era bueno que el hombre estuviese solo le creó también una compañera, a la cual no sacó del barro como al hombre sino del mismo cuerpo del hombre y les mandó: “Creced y multiplicaos  y llenad la tierra”. “Hombre y mujer los creó, varón y varona los creó”. Esto es lo que siempre creyó la humanidad aunque luego haya habido desviaciones a causa de su naturaleza desde que  quedó herida por el  pecado original, por el pecado de desobediencia.

Pecado Original y Expulsión del Paraíso. Por Miguel Ángel.
Nada se entiende ni puede arreglarse si no empezamos por éste hecho histórico.


En suma, ahora, como los obispos han pasado a ser “episcolocos”,  le piden al mundo: Cómo debería ser la doctrina de la Iglesia Católica para que pueda él aceptarla. ¿Están todos locos? No. No están todos locos. Están haciendo lo que falta para destruir el último obstáculo que queda para la llegada del impío, del hombre de pecado, del Anticristo: La destrucción de la Iglesia Católica, que ya está en manos hoy del enemigo, desde su cúpula hasta abajo. La Iglesia oficial digo. Y los que le siguen como si fuera ella la verdadera, la cual permanece sin mancha, oculta a los ojos que solo ven los edificios,  lo material y lo exterior de las cosas. “Ellos tienen los templos – decía San Atanasio ante la herejía arriana – pero nosotros tenemos la fe”.
Pero la destrucción total de la Iglesia no llegará a suceder. Nuestro Señor lo prometió y Nuestra Señora, su Santísima Madre nos lo recordó en Fátima en 1917: “Al fin mi corazón Inmaculado triunfará”.

Todas las preguntas de éste estúpido y perverso cuestionario episcoloco ya están contestadas desde hace siglos por la Iglesia Católica en toda su Doctrina ortodoxa y  en todas las respuestas condenatorias a las herejías. Ninguna de ellas es un “desafío pastoral” sino para los ignorantes y los apóstatas que quieren seguir llamándose “católicos” para arrastrar detrás de sí la mayor cantidad de almas posibles…al Infierno.

La familia. Según Pablo Picasso.
Visión cínica y distorcionada. La familia en destrucción.