lunes, 14 de julio de 2014

ACUERDO YA


Comentario Eleison Nº 365 
por Monseñor Richard Williamson
12 de julio de 2014
Monseñor Richard Williamson


        El 13 de diciembre del año pasado en la Casa Santa Marta en Roma donde el Papa reside actualmente, el Papa se encontró brevemente con Monseñor Fellay, Superior General de la Fraternidad San Pío X. Oficialmente la Fraternidad niega que el encuentro haya tenido cualquier significado, pero un comentarista italiano que posee cierto conocimiento de la manera en que Roma actúa, un tal Giacomo Devoto (G.D.) argumenta que esto constituye la prueba que un acuerdo Roma-FSPX ha sido concluido. Vean http://www.unavox.it/​​​ArtDiversi/​​​ DIV812_Devoto_Notizia_intrigante.html. Brevemente:

              En la mañana del 13, Monseñor Fellay y sus dos Asistentes que están a la cabeza de la FSPX, se encontraron en el Vaticano con las cabezas de la Comisión Ecclesia Dei por invitación de Monseñor Guido Pozzo que el Papa Francisco había vuelto a llamar a esta Comisión para tratar las relaciones problemáticas entre Roma y la FSPX. Una publicación oficial de la FSPX, DICI, declara que la reunión fue simplemente “informal”, pero G.D. señala que aun cuando hubiera sido informal, ella no pudo haber tenido lugar sin haber sido precedida por una serie de contactos discretos destinados a restablecer las relaciones después de su interrupción en el mes de junio de 2012. Además, añade G.D., una tal reunión constituye la fase preliminar indispensable para toda reunión “formal”.

               Sea lo que fuere, después de la reunión, Monseñor Pozzo, Monseñor Di Noia y las tres cabezas de la FSPX almorzaron en la Casa Santa Martha donde resultó que también se encontraba el Papa almorzando como de costumbre. Cuando el Papa se levantó para salir después del almuerzo, Monseñor Fellay fue a su encuentro para intercambiar algunas palabras a la vista de todos, y el obispo besó el anillo del Papa (o puso una rodilla en tierra para recibir su bendición, según el Vatican Insider de Roma). Una vez más DICI minimizó el encuentro como no siendo más que un encuentro casual que suscitó un intercambio espontáneo de fórmulas de cortesía. G.D., al contrario, mantiene – razonablemente – que aun un tal encuentro “casual” no pudo haber tenido lugar sin el acuerdo previo del Papa.
                
               Más aun, añade G.D., en el arte de la diplomacia tales encuentros están organizados para “romper el hielo” de una manera sutil, permitiendo una interpretación elástica y cuyo propósito es significar tanto o tan poco como uno lo desea. Por un lado el contacto cortés sirve para que todos lo puedan ver en un lugar público, frecuentado por importantes personajes de la Nueva Iglesia, y podía ser percibido como la aprobación papal de lo que había tenido lugar en el transcurso de la reunión de la mañana en la Comisión. Por otro lado eso permitía, de una manera creíble, tanto a Roma como a la FSPX, negar que este encuentro haya tenido un significado real más allá de un simple intercambio de cortesía.

              Así, cuando los rumores empezaron a difundirse a principios de este año, la FSPX negó durante meses que existiese lo que fuere en cuanto a un acuerdo Roma-FSPX. No es sino hasta el 10 de Mayo que DICI admitió que hubo ciertos contactos entre el Papa y Monseñor Fellay, pero entonces DICI minimizó tanto este evento, que G.D. lo interpreta como una señal segura que el acuerdo había sido concluido en privado. (En la política moderna, como lo dice el adagio cínico, ninguna cosa puede ser tenida por cierta hasta que haya sido oficialmente negada).

               De hecho, el problema principal tanto para el Papa Francisco como para Monseñor Fellay no es como llegar a un acuerdo que los dos quieren, sino cómo conseguir que sus alas izquierda y derecha respectivamente acepten tal acuerdo. Sin embargo, el problema está en vías de arreglarse día tras día a medida que la Fraternidad, otrora gloriosa en su combate para la defensa de la Fe, se está transformando en la Nueva Fraternidad sin gloria. Porque, en realidad, ¿cuántos obispos de la Nueva Iglesia pueden todavía temer a la Nueva Fraternidad como representando una amenaza para su Nueva Iglesia? Y ¿cuántos sacerdotes de la FSPX se encuentran todavía convencidos de que cualquier especie de acuerdo con Roma sería un desastre, sobre todo si se les promete que ellos “no tendrán que cambiar nada”? Un tal acuerdo ni siquiera tendría que ser anunciado. En muchos espíritus y corazones, ya está allí.


Kyrie eleison.