lunes, 10 de febrero de 2014

Para evitar los errores

Santo Tomás de Aquino


“(…) para evitar los errores, fuente y cabeza de todas las miserias de estos tiempos, hay que ser fieles, hoy más que nunca, a la doctrina del aquinatense. Pues totalmente destruye Santo Tomás los errores modernistas en cualquiera de sus manifestaciones; en la Filosofía, defendiendo la virtud y el poder de la razón, y con pruebas firmísimas demostrando la existencia de Dios; en la Dogmática, distinguiendo lo sobrenatural de lo natural, e ilustrando las razones del creer y los mismos dogmas; en lo demás de la Teología, patentizando que las cosas que se creen por la fe no se fundan en la opinión, sino en la verdad; en Hermenéutica, estableciendo la noción genuina de la divina inspiración; en la Moral, en la Sociología, en el Derecho, enseñando los verdaderos principios de la justicia legal o social, conmutativa o distributiva, y explicando las relaciones entre la justicia y la caridad; en la Ascética, describiendo la perfección de la vida cristiana e impugnando adversarios de las Órdenes Religiosas contemporáneos suyos. Finalmente contra aquella absoluta independencia de la razón respecto a Dios, de que hoy vulgarmente se blasona, el nuestro afirma los derechos de la Verdad primera y la autoridad del Supremo Señor sobre nosotros. Sobradamente se explica con esto porqué los modernistas a ningún otro Doctor de la Iglesia temen tanto como a Tomás de Aquino.” 
Pío XI, carta Encíclica “Studiorum ducem”, 29 de junio de 1923.


 “Finalmente, en el 1917 aparece oficialmente promulgado y aprobado por  S. S. Benedicto XV el Código de derecho canónico, que no contiene consejos, sino leyes. Como ley se impone a los profesores la obligación de enseñar a los alumnos de filosofía racional y de teología acomodándose al método, la doctrina y los principios del Doctor Angélico, que han de seguir religiosamente. “Philosophiae rationalis ac Theologiae studia et alumnorumin his disciplinis institutionem professores omnino pertractem,ad agelici Dostores rationem, doctrinam atque pricipia, eaque sancte teneant.” (Codigo, can. 1366, párrafo 2º).
Bien claros aparecen los tres puntos: el método, rationem; la doctrina en sí, doctrinam; los principios que han de guiar a maestros y discípulos, principia. El ea sancte teneant, “sígase religiosamente”, no puede llamarse un buen consejo, sino verdadero mandato.”

(Del Prólogo del libro “LAS VEINTICUATRO TESIS TOMISTAS”, por el Rdo. P. Eduardo Hugon, O. P. Editorial Poblet, Buenos Aires, 1946).