Comentarios Eleison
por su Excelencia Richard Williamson
Número 403, 04 de abril de 2015
Monseñor Richard Williamson |
Los Papas Conciliares, ¿parecen haber sido abandonados por
Nuestro Señor?
No si Él paró que la pérdida de Fe de ellos fuese total.
La iniquidad de Papas verdaderos que no dejan de destruir
todo lo Católico es tan misteriosa que en estos “Comentarios” vimos hace cuatro
semanas a Monseñor Lefebvre considerando seriamente si la Sede de Roma podía
estar vacante. Él nunca pretendió, como los liberales lo hacen, que la
destrucción no es realmente destrucción, pero al mismo tiempo su sentido de la
Iglesia era demasiado fuerte para él como para adoptar jamás la solución
sedevacantista, de manera que, al menos en Agosto de 1976, el problema le
pareció a él “teológicamente insoluble”. Este “Comentario” sugirió que podría
haber otra línea de solución que personas tan sanas de mente como Monseñor
pueden difícilmente imaginar. Tratemos de imaginarla.
Para ridiculizar esta solución, un sedevacantista rabioso la
apodó una vez “mentevacantismo”, pero la etiqueta servirá. Significa no que la
Sede de Roma esté vacante sino que las mentes de los Papas están vacantes o,
digamos, sus mentes han tenido el sentido de la realidad vaciado fuera de
ellas, sus mentes están vacías de realidad. Especialmente desde la Reforma
Protestante, los hombres están constantemente liberándose más de Dios. Para
hacer esto, deben liberar sus mentes de la realidad que los rodea, porque toda
realidad viene de Dios y apunta de vuelta a Dios. Aquí está la ilusión liberal,
la liberación última, conocida también como “pudrición mental”, “enfermedad
mental” o “mentevacantismo”, porque la mente humana fue diseñada por Dios para
versar sobre la realidad y no sobre la fantasía o la ilusión.
Ahora bien, desde 1517 hasta 1958 los Papas Católicos
resistieron y repelieron la pudrición mental que constantemente engolfaba el
resto del mundo, porque ya estaba acercándose lentamente a su final. Pero demasiado
muchos de los Católicos laicos, sacerdotes, obispos y finalmente cardenales, se
dejaban progresivamente infectar con la ilusión liberal, llegando a estar
convencidos que ella crearía una brava nueva Iglesia para el Bravo Nuevo Mundo.
Así en el Cónclave papal de 1958, aún si el Cardenal Siri fue válidamente
elegido, los liberales tenían bastante poder como para forzar la falsa elección
de Juan XXIII sobre el Cónclave y luego, por convalidación, sobre la Iglesia
Universal.
Pero, ¿qué es un liberal? Él es un soñador viviendo no en el
mundo real sino en un País de las Maravillas fabricado por el propio hombre. Y,
pues que más y más mentes humanas se desconectan de la realidad y se lanzan en
el sueño, entonces el liberal tiene menos y menos oportunidades de darse cuenta
de que está soñando, porque más y más el País de las Maravillas toma posesión
del mundo todo alrededor del hombre. Esto significa que en tiempos modernos es
más fácil y más fácil para un hombre – y cada Papa permanece un hombre – estar
objetivamente en el País de las Maravillas y, sin embargo, estar subjetivamente
convencido que él está en la realidad. Aquí está esa enfermedad mental
observada de primera mano por un sacerdote de la FSPX en todos los cuatro
“teólogos” Romanos que tomaban parte en las Discusiones Roma-FSPX de 2009–2011
(noten las comillas para los “teólogos” – en el País de las Maravillas todo es
una imitación irreal de lo real, de manera que sin algún signo tal como las
comillas, fácilmente tomaremos la imitación por la realidad).
Se seguiría que los Papas Conciliares están, al menos en
parte, “sinceramente” equivocados. Lo que esa “sinceridad” vale internamente,
sólo Dios puede juzgar. Pero externamente es una realidad objetiva, más y más
alrededor denuestro día a día. Entonces, los Papas Conciliares no son
completamente villanos conscientes, ya que en sus mentes enfermas ellos están
sirviendo a la verdadera Iglesia cambiando la antigua Iglesia al punto de ser
irreconocible, maravillándola. Ahora bien, sus intenciones subjetivamente
buenas han objetivamente pavimentado el camino al Infierno para la Iglesia
real, pero ¿no se puede decir que estas buenas intenciones de ellos muestran
que la oración de Nuestro Señor ha permitido que la Fe de ellos no naufragase
completamente (cf. Luc. XXII, 32)? Aún Pablo VI condenó la contracepción,
emitió un “Credo” relativamente bueno, lloró por la pérdida de vocaciones y
habló del humo de Satanás entrando en la Iglesia después del Vaticano II.
Entonces, ¿puede uno no decir que aún con Pablo VI Nuestro Señor mantuvo su
promesa de cuidar a Pedro?
Kyrie eleison.