Un nuevo beato de la iglesia conciliar
El domingo 19 de octubre, al finalizar el espantoso sínodo de la familia,
el papa Francisco procederá a la “beatificación” de Paulo VI:
Los sacerdotes de la Unión Sacerdotal Marcel Lefebvre desean expresar
públicamente su indignación y su reprobación frente a este nuevo escándalo de
Francisco, que constituye a la vez un simulacro y una abominación.
-Un simulacro, porque es evidente que la Iglesia Católica no puede
elevar a los altares a los papas que propagaron una nueva religión conduciendo
a tantas almas a la apostasía. El acto de Francisco, el 19 de octubre, será
nulo e inválido, así como fue nulo e inválido el que realizó el pasado 27 de
abril, donde Francisco pretendió canonizar a Juan XXIII y Juan Pablo II. No
habrá “beato Paulo VI” después del 19 de octubre, como no hay “san Juan XXIII”
o “san Juan Pablo II” desde el 27 de abril. Se trata de seudo-beatificaciones o
seudo-canonizaciones, y los “milagros” en las “causas” de los “beatos” y
“santos” de la iglesia conciliar, no pueden ser más que seudo-milagros.
-Una abominación a los ojos de Dios, pues Paulo VI quedará
desgraciadamente en la historia de la Iglesia como el papa de la nueva misa y
del concilio Vaticano II: él promulgó –ilegítimamente- un rito que “se aleja de
manera impresionante, en su conjunto como en el detalle, de la teología
católica de la santa misa” (Breve examen crítico), él impuso a los sacerdotes y
a los fieles lo que Monseñor Lefebvre calificó, en su sermón de Lille (29 de
agosto de 1976), de “misa bastarda”. Él presidió tres de las cuatro sesiones
del Vaticano II y promulgó todos los textos de este concilio, del cual Monseñor
Lefebvre afirmó que era “el más grande desastre” de toda la historia de la
Iglesia (Introducción de su obra Le destronaron).
Una traición «gradual »
Fue al aproximarse este escándalo, y algunos meses después del escándalo
del 27 de abril, que el superior general de la FSSPX se encontró con el
cardenal Müller el 23 de septiembre para un “encuentro cordial”. El comunicado
del Vaticano explica –sin que Monseñor Fellay haya manifestado su desacuerdo-
que se ha acordado proceder gradualmente y dentro de un tiempo razonable para
superar las dificultades y alcanzar la deseada reconciliación
plena." Claramente se nos anuncia una unión con Roma gradual, o más
bien una traición gradual. El peligro es cada vez más manifiesto; hay que orar
instantemente para que los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles de la
Tradición que estén conscientes sepan sacar valientemente las consecuencias.
En cuanto a nosotros, sacerdotes de la Unión Sacerdotal, queremos, a
ejemplo de Monseñor Lefebvre, continuar sin compromisos el buen combate de la
fe, por el honor de Dios y la salvación de las almas. En este día de
aniversario del gran milagro de Fátima, ponemos nuestra empresa bajo la
protección de la Reina del Santísimo Rosario, “fuerte, como un ejército
ordenado en batalla”.
Publicado por Syllabus Errorum . Lunes, 13 de octubre de 2014